Crítica de Intruder / Intruso

Luego de dejar su trabajo soñado, una joven chelista quiere establecerse en su aparentemente seguro departamento para pasar unos días de paz. Pero mientras una muy fuerte tormenta sacude la región, no puede evitar la sensación de que hay alguien que está observando cada movimiento que ella hace.

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Mal año para Travis Zariwny o Travis Z, como le gusta firmar sus proyectos. Primero llegó la innecesaria remake de Cabin Fever, irregular película que catapultó a la fama a Eli Roth, a 14 años del estreno original. Y ahora, para cerrar el año lectivo cinéfilo, llega su último esperpento, uno que cava un hoyo grande en su escasa filmografía del que le será difícil recuperarse. Aunque, si vamos al caso, su currículum mucho vuelo no había tomado con los años. Intruder es un clavo difícil de sacar del ataúd, y un trago bastante amargo en un año en el que el horror levantó la cabeza entre el cine y las series.

Lo que podría haber sido una irrupción antológica que no se veía desde The Strangers, se remite a unos tediosos 80 minutos en los que mucho se insinúa y poco se concreta. La trama sigue la vida de Elizabeth, una chelista que está por dar el gran paso e irse a Londres para alcanzar el próximo nivel de su carrera, pero problemas personales y su propia indecisión hacen que dude de su futuro. En el medio hay una gran lluvia y un intruso encapuchado que la sigue a cada recoveco de su casa, y se limita a invadir su espacio personal con total impunidad y sin que ella lo note. A medida que las apariciones del susodicho se vuelven más intensas, todo parece que va a estallar en cualquier momento… pero eso no ocurre. En la marca de una hora de metraje recién ocurre algo devastador, pero hasta ese momento la dirección y el guión de Zariwny se limita a hacer que su protagonista Louise Linton se pasee por la casa realizando tareas cotidianas, dándose duchas y durmiendo.

Hay demasiado relleno para una película cuya temática ya ha sido sobreexplotada hasta el hartazgo en el género y con mucha más confianza. Acá parece que el objetivo del director es esa escena final con la que cierra el film. Lo que no sabe es que si bien ese momento, el mejor de la película si somos sinceros, es totalmente aterrador, no justifica hora y media de agotadoras secuencias donde la música sube de volumen para asustar a la platea. En un corto de 5 minutos podía funcionar, en un largometraje hecho y derecho comete el peor pecado del cine: aburrir a su espectador. Si al menos hubiese aspectos redimibles, vaya y pase. Pero la historia es tan idiota y mal pensada en sus detalles que enfurece. Cada decisión de los personajes es estúpida a más no poder, las intenciones del asaltante nunca quedan claras y menos importan a la hora del cierre, Moby como actor es un buen músico, y la lista sigue…

Intruder es una triste excusa para una película de terror y/o suspenso psicológico. Mal pensada desde el vamos, mal dirigida, sin un ápice de creatividad o innovación. Pasen de largo y hagan como si no existiese.

estrella05

 

 

 

 

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