Crítica de Casi Leyendas

Tres amigos distanciados se van a ver obligados a reunirse muy a su pesar… Los espera un doble desafío: ser la banda que siempre soñaron y como si fuese poco solucionar sus calamitosas vidas.

Axel, Javier y Lucas conforman la banda argentina de culto Auto Reverse, desintegrada en los ’90 porque uno de los miembros se fugó del país por un enigmático motivo. Santiago Segura, Diego Peretti y Diego Torres trabajan en Casi Leyendas bajo las órdenes del polifacético Gabriel Nesci, director y guionista de la película, así como también compositor de sus canciones. El feeling del trío protagónico, los homenajes y la combinación entre escenas cargadas de dramatismo y toques de humor negro sientan las bases de una producción sumamente agradable, aunque no por eso exenta de asperezas.

La historia comienza con Axel, personaje interpretado por Segura -para muchos Torrente-, partiendo de España hacia Buenos Aires con un objetivo bien claro: reunir a su antigua banda. Horas después de su aterrizaje entran en acción Javier (Peretti), un profesor, y Lucas (Torres), un abogado que atraviesa una complicada situación económica. Lo cierto es que ninguno de los tres logra cuajar entre sí, porque cada uno enfrenta un drama personal. Nesci utiliza la noción de reencuentro y rearmado de Auto Reverse como guía para centrarse en los episodios que afectan a cada personaje, que son potenciados con la llegada de secundarios y con la información que se devela poco a poco. Casi Leyendas se convierte en un film de muchas aristas, cargado de moralejas que el director recarga con diálogos innecesarios. Las escenas más emotivas de la película, si bien funcionan, son ensuciadas con líneas que dan por sobreentendido aquello que se está mostrando.

El realizador también acierta en el casting, sobre todo en la elección de Segura como el personaje payasesco de la historia. El trío protagónico tiene la química suficiente como para sostener la película. Aunque los secundarios muchas veces quedan en segundo plano -sobre todo los personajes de Florencia Bertotti y Claudia Fontán-, opacados por el trío, los cuasi cameos de Cae y Rafael Spregelburd elevan el humor absurdo y negro de la trama, llevado adelante por un excelentísimo Segura. Las flojas primeras escenas del español no generan muchas expectativas, ya que su complejo personaje se nota torpe y sobreactuado, pero con el correr de los minutos se va convirtiendo en la fuente de supervivencia del film y de los demás personajes. Otro elemento que resulta simpático es la elección de los roles de la banda respecto a los actores. Paradójicamente Nesci ubica a Torres, el cantante, como baterista; a Peretti como cantante y a Axel, que tiene una especie de problema de rigidez en los brazos, como guitarrista.

El director de Días de Vinilo abraza nuevamente a la música y homenajea a las bandas, programas de radio, canciones, videoclips y fanáticos de los ’90. Presenta un trío protagónico atípico que funciona -con la figura de la saga Torrente a la cabeza-; y escenas emotivas y desbordantes de humor negro equilibradas que, en la mayoría de los casos, hacen olvidar los tropezones.

estrella3

 

 

 

 

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