Las buddy movies del cine norteamericano siempre siguen un estándar que puede se más o menos similar, algo que se prolonga en sus resultados de taquilla. Estas películas, a riesgo de parecer prejuicioso, no llegan a quedar en la memoria del espectador, algo que comienza por vislumbrarse en los resultados de taquilla. Exceptuando aquellas sagas como Rush Hour, Bad Boys, Starsky & Hutch -con más aprecio por la versión de la pantalla chica que por su adaptación- y Men in Black si se quiere, que han sabido ganarse la simpatía del público y la taquilla, el resto vaya y pase. CHiPs, una especie de remake del famoso show emitido entre 1977 y 1983, no logra ser la excepción.
Dos personajes, claramente dispares entre sí, se unen a la Patrulla de Caminos de California (conocida como CHIP) por distintos motivos. Esta combinación resulta inevitablemente en situaciones hilarantes y absurdas que le otorgan el carácter cómico a la producción. Sin embargo, a diferencia de la serie de los ’70, el relato no se dedica a seguirlo en sus aventuras diarias; por el contrario la misión que ocupará la mayor parte del film es atrapar a esta banda de criminales encubiertos extremadamente peligrosos. Los intentos de captura y las escenas de acción, efectistas y efectivas, llevan adelante un film que con su solo humor no podría sostenerse. Respecto a este, no cabría esperar más que los chistes y las situaciones chabacanas, exageradas y desmedidas, pero no conforme con esto el guión también sienta sus bases en la escatología y el puro machismo. Las burlas retrógradas e infantiles son propiciadas por estos personajes estereotipados.
Dax Shepard, quien también se encarga de la dirección, y Michael Peña conforman esta pareja dispareja de la cual no se puede esperar mucho a nivel interpretativo. Para dar vida al villano LT, sorpresivamente, se encarga un actor de la talla de Vincent D’Onofrio que, a pesar de que no podría nunca sobresalir en este tipo de comedia, de a ciertos momentos refleja la intensidad y la versatilidad que lo caracteriza en su oficio.
Así que aquí está una nueva buddy movie que no encuentra nada para agregar. Producciones como esta saben en qué terreno juegan y a que público se dirigen, jamás intenta ser seria consigo misma. Sí es objeto de crítica el humor burdo sobre temas que en los años corrientes ya han sido superados y no tienen el mismo efecto que hace más de una década atrás. En cuanto a lo demás, acción bien realizada y escenas desmezuradas, nada más.
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