Crítica de CHiPs: Patrulla Motorizada Recargada

Jon Baker y Frank «Ponch» Poncherello acaban de unirse a la Patrulla de Caminos de California, en Los Ángeles, pero por razones muy diferentes. Dado que chocan más veces que las que se entienden, lograr una alianza resulta más fácil de decir que de hacer.

Las buddy movies del cine norteamericano siempre siguen un estándar que puede se más o menos similar, algo que se prolonga en sus resultados de taquilla. Estas películas, a riesgo de parecer prejuicioso, no llegan a quedar en la memoria del espectador, algo que comienza por vislumbrarse en los resultados de taquilla. Exceptuando aquellas sagas como Rush Hour, Bad Boys, Starsky & Hutch -con más aprecio por la versión de la pantalla chica que por su adaptación- y Men in Black si se quiere, que han sabido ganarse la simpatía del público y la taquilla, el resto vaya y pase. CHiPs, una especie de remake del famoso show emitido entre 1977 y 1983, no logra ser la excepción.

Dos personajes, claramente dispares entre sí, se unen a la Patrulla de Caminos de California (conocida como CHIP) por distintos motivos. Esta combinación resulta inevitablemente en situaciones hilarantes y absurdas que le otorgan el carácter cómico a la producción. Sin embargo, a diferencia de la serie de los ’70, el relato no se dedica a seguirlo en sus aventuras diarias; por el contrario la misión que ocupará la mayor parte del film es atrapar a esta banda de criminales encubiertos extremadamente peligrosos. Los intentos de captura y las escenas de acción, efectistas y efectivas, llevan adelante un film que con su solo humor no podría sostenerse. Respecto a este, no cabría esperar más que los chistes y las situaciones chabacanas, exageradas y desmedidas, pero no conforme con esto el guión también sienta sus bases en la escatología y el puro machismo. Las burlas retrógradas e infantiles son propiciadas por estos personajes estereotipados.

Dax Shepard, quien también se encarga de la dirección, y Michael Peña conforman esta pareja dispareja de la cual no se puede esperar mucho a nivel interpretativo. Para dar vida al villano LT, sorpresivamente, se encarga un actor de la talla de Vincent D’Onofrio que, a pesar de que no podría nunca sobresalir en este tipo de comedia, de a ciertos momentos refleja la intensidad y la versatilidad que lo caracteriza en su oficio.

Así que aquí está una nueva buddy movie que no encuentra nada para agregar. Producciones como esta saben en qué terreno juegan y a que público se dirigen, jamás intenta ser seria consigo misma. Sí es objeto de crítica el humor burdo sobre temas que en los años corrientes ya han sido superados y no tienen el mismo efecto que hace más de una década atrás. En cuanto a lo demás, acción bien realizada y escenas desmezuradas, nada más.

estrella15

 

 

 

 

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