Crítica de The Founder / Hambre de poder

Cuenta la historia de cómo un vendedor llamado Ray Kroc se juntó con dos hermanos, Richard y Maurice «Mac» McDonald, para lanzar lo que pronto sería una cadena internacional de comida rápida que ahora sirve a 68 millones de clientes por año.

Ray Kroc puede ser un nombre desconocido en estos pagos, no así McDonald’s que ya forma parte del diccionario contemporáneo de la cultura popular. Que la compañía de hamburguesas más famosa de la historia ocupe prácticamente todos los rincones del globo se lo debemos a ese hombre. The Founder lleva a recorrer ese rápido camino en que Kroc pasó de ser un simple vendedor de artículos al empresario creador de una especie de religión culinaria, de una forma que deja en claro que su sueño americano no fue un viaje irreprochable e íntegro.

La visión y los distintos artilugios que debió utilizar siempre estuvieron marcados por una hábil conducción dentro del terreno del sistema legal, así como también por la creatividad para sortear obstáculos a nivel económico. A la vez, esto parece ser el punto más fuerte de un sólido guión que expone con claridad y dinamismo estos tópicos que terminan por resultar amenos en su comprensión. El escritor Robert Siegel (The Wrestler, Turbo) parece querer explicitar toda la información y que nada quede a conjetura del espectador, una decisión poco arriesgada pero que dada la cantidad entregada no se enmaraña ni ofrece diálogo que no sea jugoso para la descripción de los personajes o el conflicto.

El director John Lee Hancock junto con el montajista Robert Frazen colaboran en este juego de la información, dotando al film de una ligera narración que no se concentra en largas escenas de diálogos o contemplación, sino por el contrario trasladan ese «Sistema de Velocidad» -término acuñado por los hermanos McDonald´s- a la pantalla con sus ágiles secuencias y cortes.

El film le debe mucho de su clima y entretenimiento al magnífico y renacido Michael Keaton, que construye desde el principio a esta cuestionable y ególatra persona que da rienda suelta a su ambición, a costa de lo que sea. Él también deja ver el lado frágil y entusiasta de manera que, por más villano que pueda parecer su Ray Kroc, es inevitable sentir simpatía por él.

La abundancia actual de biopics en el mercado estructuran un cierto estilo monocorde basado en la emotividad y el efecto en el cual Hambre de Poder no cae, pero sí entra en la lista de este género al ser bastante calcada de este formato general. Deja pensando si la estética visual, independientemente de su logrado diseño de producción anclado en los años ’50, podría haber apoyado mejor a descripciones más emotivas.

De cualquier forma, The Founder logra narrar con méritos una historia que pudo haber sido más conflictiva en relación a sus tecnicismos legales y corporativos. No cae en el lugar común de ser una publicidad, incluso se aboca más al personaje de Ray que al de McDonald’s. El gusto final del paladar se asemeja más a la verdad de un Ray Kroc cruel y cínico pero que finalmente fue responsable de un imperio que aún hoy se mantiene en pie y se perfila seguir así por varios años más. Queda demostrado perfectamente que las hamburguesas son lo de menos.

estrella35

 

 

 

 

[ratingwidget_toprated type=»pages» created_in=»all_time» direction=»ltr» max_items=»10″ min_votes=»1″ order=»DESC» order_by=»avgrate»]