Crítica de Los Padecientes

Pablo Rouviot, reconocido psicoanalista, recibe el pedido de ayuda de Paula Vanussi para demostrar que su hermano Javier es inocente de la acusación de haber asesinado a su padre, un poderoso empresario.

La verdad está oculta. Esta es la premisa de Los Padecientes, el esperado estreno basado en la novela del analista Gabriel Rolón. Una premisa a priori clásica de las historias de suspenso, pero que con el contexto piscoanalítico obliga a otra lectura, a un minucioso trabajo sobre la palabra y las acciones que requieren de constante atención; a un viaje dentro de la perversión y la psicosis en forma de thriller.

Un policial o un thriller puede dar a pensar en un principio en persecusiones, disparos, asesinatos, robos, escenas de alta intensidad emocional. Lejos se sitúa el film del director Nicolás Tuozzo quien, aunque utilice ciertos elementos del cine negro, decide darle más preponderancia a los diálogos que es donde se encuentra el verdadero intercambio de poder e información que lleva adelante la trama.

Claro que a pesar de que la batalla se libra en el campo de la palabra no por esto el relato se libra de la violencia, solo que la misma se ancla a un nivel conceptual: la trata de personas, la violación, el sexo y la muerte, solo por nombrar algunas; y todas explícitas a nivel de la imagen entre recuerdos, recreaciones e imaginaciones.

Tuozzo -junto al histórico director de fotografía Felix Monti– se encarga de crear espacios opresivos para estos personajes padecientes. Con lugares pequeños, silenciosos y poco iluminados alternados con planos cerrados, de forma que no hay donde escapar, la verdad está al caer. Por otro lado, el director demuestra gran creatividad para convertir escenas realistas en ambientes extraños y llamativos, que invitan a la reflexión del personaje; transformando a estas pocas en las secuencias más artísticas y de mayor dramatismo del film.

Sin embargo, a pesar de contar con un guión sólido, falla en la resolución del film al intentar exponer información de forma casi forzada en lugar de hacer énfasis en distribuirla a lo largo del desarrollo. De esta manera el desenlace se ve afectado por esta sensación de apresuramiento y mecanicidad, a pesar de entender perfectamente la lógica del mismo.

El logro estético se opone a las acordes interpretaciones de Benjamín Vicuña y María Eugenia Suárez, en el antiguo y clásico rol de femme fatale, en los papeles principales; al igual que la otra parte del elenco conformada por Luis Machín, Pablo Rago, Ángela Torres y Nicolás Francella.

El mayor disfrute en Los padecientes definitivamente está en cómo se cuenta la historia y en su concepto. Porque a pesar de que el conflicto procede sin muchos giros, algunos incluso predecibles, el énfasis se pone en esta verdad escondida que debe ser encontrada aun a costa del dolor de la persona. Esta perversión vista como una oscuridad que aqueja al ser.

estrella35

 

 

 

 

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