Crítica de Colossal

Gloria es una mujer con problemas de alcohol que, después de perder su trabajo y ser echada de su hogar por su novio, decide dejar su vida en Nueva York. Cuando surgen noticias de que un lagarto gigante destruye Seúl, ella de a poco descubre que está extrañamente conectada con los hechos.

Encontrarse un realizador extranjero en Hollywood, por suerte, es algo que se ha vuelto más común -después de todo, el galardón que otorga la Academia a mejor director ha ido durante tres años consecutivos a manos de Alfonso CuarónAlejandro González Iñárritu, el último en dos oportunidades-. En ese sentido, los nuevos relatos del cine estadounidense se han vuelto más diversos, tanto desde la temática como del estilo. En este caso, el español Nacho Vigalondo (Los cronocrímenes) escribe y dirige una producción que camina por la cornisa de la fantasía, la comedia y el drama, lo que da como resultado una de las historias más extrañas que llegaron al mercado en 2017.

La narración se enfoca en Gloria (Anne Hathaway), desempleada y recién abandonada por su pareja, quien vuelve al pueblo de su infancia. Comienza a vivir en la casa de sus padres, ahora desalojada, y empieza a trabajar en el bar de un viejo amigo mientras intenta rehacer su vida. Por otro lado, se descubre como responsable de «manipular» inconscientemente a una criatura gigante que invade Seúl. Desde la trama, intentando articular el obvio homenaje a Godzilla con la historia de una mujer que debe volver a encontrar el rumbo de su vida, se puede vislumbrar ese tono burlón que tiñe a la narración por lo absurdo de esta combinación de conflictos.

Cuanto más progresa el conflicto más chocante es aún la relación de la trama personal entre Gloria y su amigo Oscar (Jason Sudekis), que se enraiza y converge sus encuentros físicos en la situación del monstruo que bien podría no existir, siendo el principal problema el de estos dos amigos. De todas formas, Vigalondo se las ingenia para subvertir, a través de un sutil humor físico -representado por medio de las puestas de cámara y las excentricidades de los personajes- esta amistad a través de lo que la criatura haga o deje de hacer, o lo que los protagonistas mismos hagan con él.

Si bien esta clara hegemonía de lo absurdo y lo improbable marca el ritmo del film y su verosimilitud, también lleva a los personajes a cometer acciones o situaciones muy por fuera de su personalidad, que solo sirven forzar el avance de la película. Conforme a la cercanía de la resolución queda expuesto un efectismo para desubicar a un espectador que poco seguro está desde qué lado se resolverá el conflicto, si se opta por lo fantástico o lo tragicómico.

En lo que refiere a la fantasía, es mostrada de manera adecuada a través de los efectos digitales, y a pesar de su extraño predominio en la trama, no desentona sino que aporta desde el manejo del humor; fallando solo cuando deben justificar cómo el gigante invasor se relaciona con Gloria y Oscar, en una escena que resta a la atmósfera. Aún así, este símil experimento de Nacho Vigalondo cuenta una historia entretenida y enseña una nueva forma de narrar muy característica del cine español. Brindando un poco de originalidad a un cine dominado por los superhéroes y las sagas, siendo un film de género, Colossal lo utiliza de una forma muy distinta.

estrella35

 

 

 

 

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