Crítica de Breathe

Aventurero y carismático, Robin Cavendish tiene toda su vida por delante cuando se ve paralizado por la polio y se le da un pronóstico de apenas algunos meses. Contra toda recomendación, su esposa Diana lo saca del hospital y lo lleva hacia su casa, donde su devoción y aguda determinación lo inspiran a llevar una vida larga y plena.

Como ya nos tiene acostumbrados el mercado cinematográfico de los últimos años, el género biopic -que ya parece conformar un universo cinematográfico propio a lo Marvel o DC– presenta una nueva película que permite conocer a Robin Cavendish, quien se propuso superar la cruel enfermedad de la polio para que el mundo tome conciencia de ella y, como se plantea, no solo sobrevivir a esta enfermedad sino vivir a pesar de ella. Con Breathe, el querido y talentoso Andy Serkis abandona los trajes de captura de movimiento y se lanza a su debut como director.

Cavendish, interpretado por Andrew Garfield, era una especie de aventurero que se infecta en un viaje a África, cuando el mundo transitaba el final de la década del ’50. El film no se toma ni cinco minutos para que Cavendish sufra los primeros síntomas del quedar totalmente paralizado de por vida. No casualmente la presentación del protagonista y esposa, Diana (Claire Foy), se dedica a desarrollar una rutina plagada de actividades y viajes que se verá extinta debido a la enfermedad de Robin, simbolizando la severidad de una enfermedad semejante.

Pero su vida tuvo más de alegrías que de tristezas y se lo manifiesta a la manera de las biopics contemporáneas, con sus personajes (reales) superando las adversidades con la frente en alto, intentando cambiar el mundo en el proceso. El film posee los clásicos golpes de efecto y secuencias emotivas, en tanto que está narrado de forma prolija. Un segundo acto prácticamente carente de reveses y obstáculos, por demás edulcorado, prepara una resolución con los pañuelos como mejor amigo del lagrimoso espectador.

El clásico paradigma narrativo de este tipo de proyecto, funcional y confiable, por un lado carece de una forma novedosa para afrontar la historia, y por el otro deja de lado los conflictos internos que pueden suscitarse no solo en el propio Cavendish, sino también en una familia que debió estar siempre apegada a él casi dejando de lado su vida personal, especialmente Diana. En pocas palabras, va mucho más hacia el idealismo que al realismo, siendo justamente los mejores momentos aquellos donde los personajes pierden el eje de su vida.

Como es de esperar, Garfield realiza un gran trabajo como Cavendish, comunicando todo lo necesario con miradas y sonrisas, junto a Claire Foy interpretando a su esposa con el entusiasmo y la alegría que necesitaba esta persona para afrontar la enfermedad del hombre que amaba. Breathe, como en su momento The Theory of Everything -por nombrar el último caso excepcional-, intenta poner de relevo casos como estos, los de personas ejemplares que deciden sobreponerse a condiciones realmente fatales. A pesar de no ser una película inolvidable logra generar cierta congoja, así como también conciencia sobre la enfermedad y el caso de Robin.

estrella3

 

 

 

 

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