Crítica de Soy tu karma

Darío despierta un día en su cama al lado de Renata, a quien no conoce de nada. Él empieza a sospechar que se trata de una broma de sus amigos o de una estafa, pero Renata tiene una explicación: Darío es una existencia anterior de ella misma.

Cuando Darío despierta una mañana, encuentra una mujer desconocida a su lado que pronto descubrirá que no es nada más ni nada menos que su próxima reencarnación. A partir de esto, debe sobrellevar un día que le cambiara la vida para siempre a través de un viaje espiritual lleno de intentos de misticismo, absurdos, sinsentidos y aburrimiento, en el marco de una comedia que erra desde el comienzo al final.

Soy tu karma resulta incomoda desde los primeros momentos con una paleta de colores pastel saturada al máximo, junto con un vistazo a los personajes principales, tan inverosímiles como sobreactuados. El problema no radica en la historia sino en una dirección que no logra en ningún momento encontrar comicidad ni suscitar interés.

Un análisis del film ni siquiera necesita caer en la previsibilidad de una narración que no logra atraer desde el inicio. El intento de humor solo redunda en una maraña de situaciones bobas y escatológicas, como si estuvieran salidas de producciones audiovisuales infantiles.

El elenco encabezado por Guillermo Toledo, Leonora Balcarce, Liz Solari, Boy Olmi y con la participación de Florencia Peña, solo logra transmitir un pronunciado desgano por la película, además de encontrarse a la deriva en cuanto a por dónde encarar a sus personajes y sus acciones.

Una escena post-créditos introduce el otro elemento de un insalvable proyecto: lo paupérrimo de unos efectos especiales que bien podrían haber sido evitados. Todo este conjunto que integra Soy tu karma da por resultado una deplorable producción que fracasa antes de empezar.

estrella1

 

 

 

 

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