Crítica de First Kill / En Defensa Propia

De viaje con su familia a una cabaña en el bosque, Will se encuentra en el camino con el Jefe de la policía local que les advierte que tengan cuidado ya que ha habido un robo en el banco local. Mientras salen de caza, Will y su hijo son testigos del intento de asesinato.

First Kill -o En Defensa Propia para Latinoamérica- es la última película del director Steven C. Miller (Silent Night). Manteniendo siempre su temática en thrillers de crímenes y acción -este año también estrenó Arsenal-, nuevamente tiene a Bruce Willis como uno de sus protagonistas, ahora junto a Hayden Christensen (Star Wars: Episode III – Revenge of the Sith).

La trama se centra en Will (Christensen), un corredor de bolsa que, tras un viaje familiar al pueblo donde nació, se ve envuelto en una situación en la que su hijo Danny (Ty Shelton) es secuestrado. Will, entonces, deberá entregar un bolso con dinero para recuperar a su hijo sano y salvo, evadiendo a la policía que realiza la búsqueda del delincuente de manera paralela, bajo las órdenes del oficial Howell (Willis).

La película tiene todos los elementos que podrían caracterizar a una de acción: persecuciones en camionetas y cuatriciclos, disparos, emboscadas, y hasta al mismísimo John McClane. Pero de esto nada funciona en lo absoluto. El guión resulta muy irregular y hasta rebuscado en ciertas partes: tiene que suceder demasiado para que se dispare la historia principal. Por lo tanto, algunas acciones de los protagonistas parecen forzadas, mientras otras pierden un poco la lógica dentro del contexto que busca. Por momentos, se termina sintiendo mucho más larga de lo que es, sobre todo por ese primer acto que no parece acabar nunca hasta el momento en el que comienza la «acción».

Sin embargo, el mayor problema que sufre son las actuaciones. Lamentablemente, parece ser que Hayden Christensen no puede quitarse la mancha de Anakin Skywalker en la segunda trilogía de Star Wars, manteniendo esa actuación de persona sufrida y enojada -aquí buscando a su hijo- que no termina de resultar, sin generar empatía ni convencimiento. De Bruce Willis, en un rol apagado y seco, se siente como que realizar la película para él fue hacer un trámite símil a pagar la expensas, con mucho desgano y aportando muy poco. Lo mismo sucede con Laura -interpretada por Megan Leonard– y Dottie (Deb Girdler), los únicos personajes femeninos que tienen algo de relevancia, que cumplen muy poco y nuevamente no logran tener casi nada de espacio. Lo más destacable es la relación entre Danny (Shelton), el niño capturado y su secuestrador, Levi (Gethin Anthony). La química entre los dos es de lo más interesante en el film y sus escenas son las que mantienen en pie el desarrollo de la película.

Lo que más se puede rescatar de First Kill es la cámara y su fotografía. Con el uso de colores fríos, permite al menos acompañar muy bien a las locaciones o escenarios. Más allá de eso, el resto de los elementos deja mucho que desear. De hecho, no presenta música destacable y no deja de ser estándar en relación a muchas producciones de las que existen en este género. No se puede decir mucho más de esta película poco significativa, otra que se suma a las fallida filmografía del director. Redundante y sin algo nuevo o interesante que contar, pasa a engrosar la lista de los títulos olvidables de este año.

estrella15

 

 

 

 

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