Crítica de Algo Fayó

Hace más de 30 años, cuando comenzó a publicar sus páginas en la hoy legendaria revista Fierro, Pablo Fayó fue calificado de joven promesa. Pese al entusiasmo que despertó entre colegas y fanáticos, él optó por decepcionarlos. En algún momento, colgó el plumín y se puso la guitarra al hombro.

El mayor logro de los documentales suele ser cuando, más allá de hablar sobre algo o alguien conocido o no, presenten una novedad, ya sea la manera de filmar, la de contar o la figura o personalidad de la que se habla. Esta combinación es la que podemos encontrar en Algo Fayó, un documental nacional sobre un mundo poco explorado como lo es la historieta argentina y, especialmente, un dibujante en particular.

Este nos habla sobre Pablo Fayó, un historietista argentino con creaciones consideradas de culto, tras haber pasado por la revista Fierro durante el final de los años ’80 y hasta mediado de los ’90, y principalmente por traer a la historieta argentina una frescura teniendo como base su influencia en artistas under norteamericanos de los años ’60. Sin embargo, en su mejor momento y a medida que ganaba un mayor reconocimiento, decide dejar las tintas y el trazo para empezar una vida cantando tangos en bares y bodegones, viviendo en una pensión. El documental, además de repasar su historia, también nos muestra la vida de Pablo en la actualidad, rodeado de amigos músicos y otros historietistas que siguen esperando -o mantienen la ilusión- de que alguna vez vuelva a su gran talento con las tintas y los dibujos.

Para este excelente recorrido, el director Santiago García Isler utiliza muchos elementos para darle vueltas interesantes al cómo presentarnos el documental: la separación por pseudo-capítulos, la animación de algunos personajes pertenecientes a las creaciones de Fayó, como también la presentación de amigos, familiares (Mora Fayó, su hija), dibujantes (Alejandra Lunik, Lucas Nine) y grandes conocedores de la historieta argentina -como Andrés Accorsi y Juan Sasturain, editores de Comiqueando y Fierro, respectivamente-, armando una reconstrucción muy completa y sólida sobre el personaje. También logra adentrarnos de manera casi perfecta en la vida y cabeza de Pablo, envuelta en el nihilismo, su pasión por la música y sus decisiones a lo largo de su vida.

Puede que la calidad fílmica en algunos pasajes no sea la mejor y que ciertas secuencias pueden resultar más largas de lo que deberían. Pero el seguimiento que realiza es muy interesante como para conocer grandes figuras y momentos de la historieta nacional, un tema que se envuelve en un nicho para muchos. Con un estreno en paralelo a grandes cargas hollywoodenses, es un gran documental para el que quiera encontrar algo diferente y pueda acercarse a uno de los rincones del arte nacional, uno que muchas veces pasa casi desapercibido pero no por eso es poco interesante.

estrella35

 

 

 

 

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