Crítica de The Shape Of Water

En el oculto laboratorio gubernamental en el que trabaja, la solitaria Elisa se siente atrapada en una vida de silencio. Esta cambia para siempre cuando ella y su compañera Zelda descubren un experimento clasificado secreto.

The Shape Of Water

Fantasía al más puro estilo Del Toro. El bueno de Guillermo estuvo más de 10 años para volver a traernos una historia como la que supo pergeñar con El Laberinto del Fauno; y The Shape Of Water se perfila como la gran película de la temporada, candidata a llevarse los galardones más importantes de la industria. Pero dejando de lado algo tan subjetivo y superficial como lo es un premio, el mexicano devuelve al cine algo que se ve cada vez menos: la capacidad de creer y volar con un cuento de hadas, el puro romance entre una joven anónima y una perseguida criatura del mar, como una historia maravillosa para niños pero con el carácter gótico y trágico que solo el cineasta puede conceder.

Elisa Espósito es muda, mantiene una rutina que el director propone enseñar al espectador no solo con el objeto de caracterizarla, sino porque dichos hábitos serán muy importantes después. No son detalles sutiles sino acciones bien marcadas las que tomarán relevancia posteriormente, elección más que acertada desde el guión, ya que permite que los elementos de la trama se articulen y desarrollen con extrema naturalidad. Bien clásico y hasta cuadrado es el primer acto en cuanto a presentación de personajes.

Ahora bien, esto da lugar a que la fantasía del director se explaye tal como guste, desplegando un arte maravilloso en una Estados Unidos de primeras décadas del siglo XX, pero que aún así no deja de parecer extraño. The Shape Of Water no resulta tan siniestra como El Laberinto del Fauno, la historia apela por otro lado, discurriendo entre distintos géneros como el melodrama, el policial y musical, el romance es el que tiene la voz de mando pero sin llegar en ningún momento a ser algo naif.

The Shape Of Water

En estos tiempos de extremo racismo y xenofobia, donde reina la intolerancia, Del Toro confecciona un mensaje de unión no solo en cuanto al romance entre Elisa y la criatura, sino retrotrayéndose a los viejos conflictos de la Guerra Fría y la segregación de las personas afroamericanas y homosexuales; proceso distintivo del mexicano, quien sabe interpelar a través de la realidad aún cuando narre una historia fantástica.

Debe remarcarse el trabajo fotográfico a cargo de Dan Laustsen, creando con maestría un ambiente oscuro y monótono sin llegar a ser apesadumbrado, con el brillo y resplandor adecuado de un cuento fantástico ayudado por la composición musical del francés Alexandre Desplat. Por otro lado, gran guión co-escrito entre el director y Vanessa Williams -encargada de escribir la nueva versión de Aladdin de Disney– en tanto articula numerosas subtramas de contenido social sin perder nunca el foco del film, además de describir plenamente el conjunto de personajes; un guión con el pequeño toque de humor necesario para descontracturar.

Sally Hawkins manifiesta un talento inconmensurable dando vida a Elisa, sin emitir ni una palabra es capaz de comunicar todo lo que la joven siente y necesita decir; extiende una pasión desgarradora más que admirable. Su partenaire Doug Jones, el otro punto fuerte, se empilcha de látex e interpreta a una criatura adorable, cariñosa e intimidante, demostrando una vez más que este tipo de interpretaciones -al igual que las de Andy Serkis, por nombrar a uno- deben empezar a ser tenidas en cuenta. Richard Jenkins y Octavia Spencer son los otros talentos que hacen al film aún mejor.

Que quede en claro, The Shape Of Water no es la película más original del año ni mucho menos, solo que la mente maestra de Del Toro sabe cómo es necesario narrar para que se convierta en una gran obra. El mexicano es de la vieja escuela, su estilo enseña tanto a sumergirse en historias fantásticas, como cuando éramos niños, como a poner el ojo en la maldad que desafortunadamente reina el mundo para rebelarse contra ella. En términos cinematográficos, The Shape of Water se vacía de la pretensión fílmica de los tiempos que corren y se llena de una magia clásica.

estrella4

 

 

 

 

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