Critica de Callback

Larry es un ferviente cristiano evangélico que vive en Nueva York y trabaja como mozo de mudanzas, aunque su gran aspiración es convertirse en actor profesional de anuncios. Vive inmerso en una solitaria rutina de traslados en casas ajenas, disputas con su jefe y continuos castings. Su suerte parece cambiar el día que Alexandra entra en su vida, pero pronto las cosas empezarán a torcerse…

Callback

Callback es una historia simple pero impactante con uno de esos protagonistas que no se olvidan. Un drama psicológico, la historia de un hombre con una vida aburrida pero que esconde una personalidad enfermiza.

Se estrenó en 2016 y llega a nuestra cartelera después de haber recorrido el mundo en festivales y ganar varios premios, como mejor actor y película en Málaga. Carlés Torras, su director, contó que la idea le surgió cuando estaba viviendo en la Gran Manzana, al contemplar un pueblo tan contradictorio. «La locura dentro de esa sociedad es incomprensible para los de afuera», dijo en la primera presentación de la cinta en Argentina, en el Festival de Pinamar del 2017.

El guión lo escribió en conjunto con el chileno Martín Bacigalupo, que también encabeza el elenco. Juntos crearon una historia intrigante que genera incomodidad, pero a la vez la profunda necesidad de seguir viéndola. La figura del psicópata es muy utilizada en el cine. Desde Anthony Perkins en Psycho hasta Heath Ledger en The Dark Knight, son esos personajes complejos, extraños, los que suman mucho a las producciones. Callback nos trae un «loco» nuevo, diferente, que nos tiene al borde de la butaca desde el primer minuto.

La historia se centra en Larry (Bacigalupo), quien trabaja en una compañía de mudanzas, pero solo de manera temporal. Su sueño es ser actor y está convencido de que lo va a lograr. Resulta admirable su confianza, más cuando lo vemos actuar en un casting. Su inexpresividad y monotonía de voz recuerdan a Robert De Niro en Taxi Driver, o a los primeros años de Clint Eastwood. Pequeños detalles nos advierten que él no es una persona normal y nos provoca cierto rechazo: el pelo engominado, la ropa siempre dos talles más grandes, su falta de empatía con las personas que lo rodean. De a poco, la personalidad del protagonista se va revelando, hasta que ya no quedan dudas de su locura.

La idea del sueño americano es también una gran protagonista de la historia. Su casa está llena de banderas estadounidenses, aunque no se sabe de dónde es realmente Larry. Su nombre suena sospechosamente inventado. Él cree que si se esfuerza lo suficiente va a ser el actor que siempre soñó, será rico, famoso y se podrá mudar a Manhattan. Es evangélico y, a través de esto, se plantea la idea de salvación religiosa: sin importar qué actos cometa, él tiene al Señor de su lado y, en consecuencia, su perdón.

La monotonía de Larry cambia cuando le alquila una habitación a Alexandra (Lily Stein), una joven de California que también sueña con ser actriz. Cuando ella se muda con él, empieza la verdadera historia. Celos, obsesiones y pequeños momentos van anticipando el punto de giro de una película que, si bien no sorprende porque es algo que se viene construyendo, golpea al espectador. Durante la presentación en Pinamar, el director dijo que esperaba no causarle pesadillas a nadie. Es muy probable que lo haya hecho. Durante la proyección se veían caras de espanto, de sorpresa, de náuseas. Callback provoca sensaciones que rara vez tiene el cine, y sin embargo no puede dejar de verse.

Una historia que se queda junto a uno y que se recordará mucho tiempo después de haberla visto. Y la actuación de Bacigalupo merece un lugar junto a las de, por ejemplo, Kevin Spacey en Seven, Javier Bardem en No Country For Old Men, Malcom McDowell en A Clockwork Orange y tantas otras que hicieron escuela.

estrella5

 

 

 

 

[ratingwidget_toprated type=»pages» created_in=»all_time» direction=»ltr» max_items=»10″ min_votes=»1″ order=»DESC» order_by=»avgrate»]