Crítica de The Mercy / Un viaje extraordinario

Es la historia del navegante Donald Crowhurst (Firth) en su intento por ganar la Golden Globe Race de 1968, la primera carrera en yate sin escalas dando la vuelta al mundo. Apoyado por su esposa y sus hijos, Crowhurst parte con este heroico propósito enfrentándose a todo tipo de desafíos y fuertes emociones.

The Mercy

El Sunday Times lanza una competencia en 1968: la primera circunnavegación sin escala y en solitario. Donald Crowhurst era un pequeño empresario de Teignmouth, Inglaterra, aficionado al velerismo que decide participar, convencido de que puede ganar. Nunca había hecho nada parecido, su única experiencia en el océano era navegar cerca de la costa de su pueblo los fines de semana. James Marsh decidió llevar esta historia real al cine de la mano de grandes actores pero, como el viaje de Crowhurst, no llega a ningún puerto.

The Mercy cuenta el caso de Donald y su familia, pero la película parece cortada en dos. La primera parte se centra en todos los preparativos para el viaje. El diseño y construcción de un trimarán que le cuesta más dinero del que tiene, y una esposa abnegada que mira desde un costado cómo su marido invierte todos los ahorros y hasta hipoteca la casa en una aventura un tanto egoísta. Las interpretaciones de Colin Firth como Crowhurst y Rachel Weisz como Clare, la esposa, son intachables. Ambos ganadores del Oscar dan lo mejor de sí, sin embargo, uno no logra generar empatía en ningún momento y esto no parece ser un problema de los actores sino más bien de una película con la que no podemos conectar durante sus casi dos horas.

The Mercy

No es la primera vez que el director James Marsh lleva al cine una historia real, hace tres años dirigió la celebrada The Theory of Everithing, la cual le valió una nominación de la Academia como mejor director. Esta vez no parece que vaya a correr con la misma suerte. La segunda mitad está narrada en un tono diferente al del principio. Ahora la historia está centrada, por un lado, en Donald realizando este viaje imposible, y por el otro en la familia que dejó atrás tratando de sobrevivir, ya que el único ingreso que tenían provenía de la pequeña fábrica de él. A su vez tenemos a la prensa que reproduce todo lo que el publicista de Crowhurst, encarnado por David Thwelis, les hace llegar. Recién en la segunda hora comprendemos que el verdadero conflicto es que él, al darse cuenta que es imposible realizar semejante hazaña, empieza a mentir con respecto a su progreso y le hace creer a todo el mundo que está logrando un tiempo récord cuando en realidad está teniendo problemas desde el día en que zarpó.

En ningún momento se llega a conectar con la película y durante varias escenas lo único que se puede esperar es a que termine. Es triste, porque técnicamente no se le pueden realizar críticas, la dirección de fotografía es magistral al igual que la musicalización. Lamentablemente pareciera ser lo único rescatable de The Mercy.

Párrafo aparte para mencionar cómo el eurocentrismo sigue estando presente en las producciones y da la sensación de que hasta googlear un país para representarlo de forma acertada –como mínimo- es demasiado trabajo. Para ellos, la costa del Río de la Plata es igual a la de Chubut y hay cantinas que parecen trasplantadas desde Guadalajara.

estrella25

 

 

 

 

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