Crítica de The Axe Murders of Villisca / La casa de las masacres

Tres adolescentes irrumpen en la casa donde se cometieron varios crímenes sin resolver en 1912 en busca de respuestas, pero lo que encuentran está más allá de sus peores pesadillas.

La masacre de Villisca, Iowa, es otro de los tantos crímenes que se encuentran en los anales de la historia criminal americana por su brutalidad, ferocidad y falta de sentido alguno. Cien años después, han habido muchos sospechosos pero ninguna solución fehaciente a la matanza que se cobró la vida de seis niños y dos adultos. Esta tragedia real ha tomado forma en la película de Tony E. Valenzuela y The Axe Murders of Villisca recupera esta tragedia para narrar una historia convencional de esas que pueblan las salas todas las semanas.

Comenzando con un escalofriante prólogo, tal vez una de las mejores y más perturbadoras escenas que propone, el foco de la acción se concentra en un trío de adolescentes de escuela secundaria. Uno de ellos es Caleb (Robert Adamson) quien cursa los últimos días de colegio y también el aniversario de la muerte de su padre. Su mejor amigo es Denny (Jarrett Sleeper), un muchacho ya egresado que sobrepone el estigma de ser tildado de homosexual con un programa de cacería espiritual junto a su amigo, a la vez que busca superar una triste historia familiar. Al terceto lo completa la forastera Jess (Alex Frnka), que sufre del escarnio público luego de que toda la escuela comparta un video teniendo sexo con el chico más popular en una fiesta. Los caminos de los tres confluyen en el último programa de los muchachos y la visita a la casa donde ocurrieron los crímenes dos siglos atrás.

Quizás no sea para nada original el planteo, ni tampoco el enfoque que le da Valenzuela a la historia con el guión de Kevin Abrams y Owen Egerton, pero lo cierto es que The Axe Murders… no es aburrida. No aporta nada al género, pero está bien filmada, bastante más que otras compañeras de género y de mayor presupuesto. Gran parte de que no caiga completamente en el olvido es que el trío protagonista tiene carisma y actúan como los buenos adolescentes que son. O que componen al menos, porque claramente están un poco creciditos. El drama familiar de Caleb tiene un desarrollo atípico y la nube tormentosa maligna que rodea a la casa se nutre de ello. Con lo que llegamos a un punto crucial de la trama: la posesión sobrenatural, que remite demasiado a películas superiores como The Shining y Event Horizon por mencionar las primeras que se vienen a la mente.

No es una mala explicación y funciona en el marco de la película, pero hay una gran pereza a la hora de elegir el motivo de tamaña maldad. El halo de misterio con respecto a la masacre hubiese servido mejor ubicándola en tiempo y espacio ocurridos, pero al transcurrir en la actualidad para congraciarse con los jóvenes millenials en la platea le quita un poco ese costado siniestro que bien podría haber funcionado, como lo hace cuando se vislumbra un poco el crimen con el genial reverendo poseído que interpreta Sean Whalen. Para ser un slasher sobrenatural, The Axe Murders of Villisca funciona de a ratos, pero le falta sangre y violencia. No es terriblemente mala, pero maneja una línea de mediocridad que puede sorprender a los neófitos del género, pero los voraces fanáticos tendrán poco que masticar en esta correcta propuesta.

estrella2

 

 

 

 

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