Crítica de Desearás al hombre de tu hermana

Lucía y Ofelia jamás hubieran sido amigas… les tocó ser hermanas. Luego de siete años sin hablarse, Lucía se casará con Juan en una ceremonia íntima y su madre invita a Ofelia acompañada de Andrés, su pareja. Así las hermanas vuelven a encontrarse sin saber que protagonizarán un triángulo que las hundirá en lo más hondo de sus propios deseos.

Resulta muy extraño encontrar films del género erótico que circulen por las salas como uno más. Desde ya, las normas carcelarias de nuestra cultura censuran todo aquello que pueda ser inmoral y trasgredir los códigos de conducta. He aquí pues Desearás al Hombre de tu Hermana, un producto que roza lo lascivo pero no especialmente en lo que deja o no de mostrar, sino en un proceso que transcurre a la par de un festín de cuerpos en plena búsqueda del placer carnal, uno de caricariturización que lleva a preguntarse cuánto de seriedad tiene el relato y cuán consciente es de ella.

Monica Antonópulos y la debutante Carolina Ardohain, mejor conocida como Pampita, protagonizan el relato en donde su cuerpo sugiere, enseñan con disimulo más que mostrar manifiestamente, lo que rompe con las reglas de un género erótico donde la protagonista permanece con su busto al pleno descubierto la mayor parte del metraje. Y aunque la película no se salve de ubicar a la mujeres en el lugar de disputa por un hombre aludiendo a un conservadurismo irrisorio, sí mantiene una constante en: primero, los genitales de los protagonistas se encuentran libres de cualquier atadura moral así como sus acciones instintivas; segundo, aún con una lucha por querer conseguir cierto hombre es a la vez contradictorio que el combate de estas mujeres surja a través de un conflicto interno que las relaciona.

Aquí yace la dificultad para interpretar un film que por un lado parece fundarse en un melodrama tan poco sutil y pensado, pero que sin embargo sea una persistente suscitación a la risa de un espectador cada vez más incrédulo de lo que está viendo. En palabras más sencillas, un relato que se exhibe tan evidentemente vacío puede no serlo tanto.

En otro orden de cosas, pero que definitivamente va de la mano con esta intención del director Diego Kaplan (Igualita a Mi, Dos Más Dos), gran reconstrucción de últimos alientos de los años ’60 en un espacio que recuerda a la comedia maestra The Party (1968), desde la escenografía hasta la musicalización -incluyendo esta especie de single musical promocionado en el propio relato-. Siguiendo esta línea, Andrea Frigerio se convierte en el punto más alto como comic relief interpretando a una madre salvaje, ridícula y empastillada, pero que juega el papel de un símil de sabio u oráculo que reflexiona y comenta todo lo que sienten sus hijas o lo que deberían hacer.

A pesar de todo el juego de intentar tomarse las cosas con hilaridad y excentricismo, en su transcurso Desearás al Hombre de tu Hermana produce hastío y cansancio. Sus más lógicos estimulantes, los cuerpos, después de varias escenas saturan y sacan de eje al espectador. Quizás la mejor forma de lograr pasar el film sea ceder ante aquello que apunta, la risa. Y un mejor consejo, no pensar en lo que muestra en pantalla sino en lo que intenta decir detrás de ella; disfrutar, de paso, la liberación corporal de mujeres y hombres.

estrella25

 

 

 

 

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