Crítica de Heterofobia

Relata la rápida caída en el infierno de un joven marica que, habiendo sido primero violado y luego rechazado por un amigo heterosexual, hace un recorrido emocional que comienza con el sentimiento inicial de culpa y concluye con la esperanza de una revolución que termine con todos los chongos del mundo.

Siempre llega en la vida de un crítico una película tan inclasificable que uno no sabe si acaba de ver una atrocidad o una obra maestra. En un principio me resultó algo difícil aproximarme a Heterofobia, aún cuando tiene una escueta duración de apenas 61 minutos. Pero han sido toda una experiencia cuasi interminable, para bien o para mal.

La cruzada del director Goyo Anchou, titulada al completo Heterofobia, una rapsodia antipatriarcal, comienza con el joven Mariano, cuyo deseo de acercarse íntimamente a su amigo le sale terriblemente mal y termina vejado, con una valiosa y dolorosa lección de por medio: que el es un puto, y tiene que saber su lugar en la sociedad como tal. La apertura y descenso moral a las puertas del infierno que le esperan al protagonista son el reflejo de lo que se ve en pantalla, un viaje de culpa y desengaños amorosos, pasando por la furia antipatriarcal del título pero bajo el crisol del estilo de filmación guerrilla.

Las películas rodadas bajo este peculiar modo fílmico se encargan de sacar adelante un proyecto con las mínimas partes indispensables, con un presupuesto casi inexistente y todo a pulmón. Desde Spike Lee hasta Robert Rodriguez pasando por Paranormal Activity, por mencionar algunos casos, han recurrido al ingenio para hacer películas con muy poco. Pero Anchou no es ni Lee ni Rodriguez, y su visión es difícil de entender. Heterofobia es un armatoste donde hay imágenes superpuestas que muchas veces no tienen lógica, onanista en el más literal de los sentidos -hay alguien masturbándose durante lo que parece buena parte del comienzo- y todo en conjunto es como ver una historia a través de un caleidoscopio… si ese caleidoscopio estuviese drogado. Creo que me quedo corto con esa comparación. Es un desquicio salido del deseo ferviente de un autor ignoto de impresionar, de salirse de la regla. Eso es algo que admiro, pero en definitiva es una película que cuenta demasiado poco y elige provocar constantemente, sin muchos aciertos.

La trama, para rellenar una película de una hora, quema cartuchos intempestivamente en la travesía de dolor de su protagonista, para seguir camino con un viaje lisérgico y re-emerger con un mensaje bastante positivo para lo que al comienzo planteaba. Más allá de eso, no puedo decir que haya mucho que destacar, ya que las interpretaciones se ven aplastadas por los aspectos técnicos y florituras fílmicas de Anchou, al querer ser raro y subversivo al por mayor. Es más, me atrevo a decir que Heterofobia pertenece a una exhibición de arte más que a una sala de cine, ya que se la puede considerar más experimento que película per se.

Si son fanáticos de los desafíos, ahí tienen este proyecto que se aleja de todos los preceptos cinematográficos latentes. Para el resto, siga de largo que poco y nada encontrará aquí.

estrella1

 

 

 

 

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