Crítica de Djam – Una joven de espíritu libre

Djam es una joven griega que es enviada a Estambul por su tío para conseguir una rara pieza que le permitirá reparar su barco. Allí conoce a Avril, una francesa de 18 años, sola y sin dinero, que ha viajado a Turquía para trabajar como voluntaria ayudando a refugiados.

Gitanos, bohemios, exiliados, comida, música y conflictos. Cultura. Un poco de los elementos que suelen configurar las películas del director argelino Tony Gatlif. Djam, su última obra, vuelve siempre a esto que tanto le fascina. El film sigue el camino de una joven griega entre su país natal y Turquía, en el que el realizador expone una bellísima pasión por el mundo de esta zona de la geografía balcánica, sin dejar de enseñarnos los problemas sociales que allí germinan.

En cualquier narrativa eurocentrista clásica, tendríamos a una chica francesa perdida en Turquía que pronto se encuentra con una alegre y curiosa joven griega que le enseñará un mundo nuevo. Pero Gatlif se ubica por fuera de los márgenes y en esto radica que Djam sea siempre nuestro punto de vista, uno que le permite al director describir desde adentro, desde la jocosidad de la bağlama hasta la nostalgia por una cultura pasada que, para la protagonista y su familia, está tan lejos como cerca. Y así como la música se torna protagonista al generar un ambiente de baile y melancolía, Gatlif decide ponerla un escalón más arriba y tratarla como si fuese algo completamente natural de la diégesis, apareciendo y desapareciendo a gusto y placer de la joven, creando ciertas secuencias de un género cuasi-musical.

Gatlif, a la vez autor del guión, narra el film de forma ágil, lleno de elipsis entre escenas que evitan cualquier resolución; e incluso el mismo personaje de Djam se mantiene impenetrable al espectador en cuanto al por qué actúa de la forma que lo hace, no obstante se caracteriza a la perfección la personalidad de la joven y su historia. Djam posee un espíritu de road movie, inusual para el cine europeo, y presenta un viaje repleto de situaciones azarosas que desarrollan la relación entre ambas protagonistas y con el mundo que las rodea, manifestando el contraste de ideologías y cosmovisión entre una chica y la otra.

Entre todas la fiestas y bailes, el film alberga un espacio para la reflexión y la crítica social hacia las políticas de los refugiados y la actualidad de la región, definitivamente los momentos más silenciosos e intensos, que no casualmente tienen como protagonista a Avril, la joven francesa amiga de Djam, quien se encuentra con un mundo nuevo y desconocido. En los márgenes de Europa es donde Tony Gatlif se mueve como si estuviera en su casa. En Djam logra embeberse de las costumbres balcánicas y transmitirlas con pasión y amor, como si fueran suyas. Salir del confort del mundo propio siempre conllevará una exploración espiritual, como la que trascurren Djam y Avril.

estrella4

 

 

 

 

[ratingwidget_toprated type=»pages» created_in=»all_time» direction=»ltr» max_items=»10″ min_votes=»1″ order=»DESC» order_by=»avgrate»]