Crítica de Detroit

Es un drama criminal que se desarrolla en el contexto de los devastadores disturbios de Detroit, los cuales se dieron a lo largo de 5 días de 1967.

Detroit

Después de una larga espera llegó a los cines Detroit, última película de Kathryn Bigelow (Point Break, The Hurt Locker) que nos lleva a la ciudad del estado de Michigan, Estados Unidos, para ser testigos de uno de los conflictos colectivos más fuertes que se vivieron: las numerosas revueltas producto de las tensiones sociales y raciales que acontecieron durante el llamado «12th Street Riot» (Motín en la Calle 12 de Detroit), en el verano de 1967. La misma se estrenó como aniversario de los hechos en julio del 2017, pero recién a partir de esta semana podemos verla en las salas de nuestro país.

Lo más notable es lo realizado por la directora para llevar adelante este film, que por momentos parece volverse un verdadero trabajo periodístico y de investigación. Salvando las distancias, pareciera que el desarrollo se hizo a lo Operación Masacre de Rodolfo Walsh. A partir de relatos de testigos fue reconstruyendo mucho de lo que podemos apreciar en la historia, para reflejar de la manera más acertada lo ocurrido durante los disturbios en la ciudad norteamericana. El uso de algunas técnicas como la cámara en mano, ayudan a sentirse como un verdadero documental. También se utilizan videos y filmaciones reales para complementar el contexto. Además, algo muy particular es el excelente uso de la música diegética. De esta manera, las canciones que escuchamos en la película están dentro de ella; es lo que oyen los personajes.

Detroit

Una de las cosas más importantes que tiene Detroit es la crudeza con la que trabaja. Se termina viviendo tensión verdadera. Y con muchos elementos de thriller, acabamos siendo testigos de un hecho que, cuando caemos en la cuenta de que realmente sucedió, genera mayor sensación de escalofríos. Los personajes y la construcción particular de cada uno de ellos está muy lograda, saben crear de manera correcta las relaciones racistas entre las fuerzas policiales y los afroamericanos apresados. Esto termina resultando numeroso, ya que la situación deja entrecruzados a varios oficiales y chicos de color detenidos. Sin embargo, es excepcional la interpretación que realiza Will Poulter como el agente Phillip Krauss, un personaje que con su discriminación nos puede llegar a poner nerviosos y hacernos sentir que somos cómplices de toda la situación. Desde el lado de las víctimas, Aglee Smith nos lleva a la piel de Larry Reed, un talentoso cantante que por una serie de situaciones termina atrapado en esta zona de peligro constante. John Boyega también entrega un buen rol como Melvin Dismukes, un seguridad nocturno que acaba funcionando como un intermediario entre la policía y los detenidos, en un papel mucho mayor conforme avance la película. Más allá de lo que se pueden destacar estos personajes, todas las actuaciones son más que favorables para el desarrollo de cada secuencia y para lograr estremecer.

Una gran película que logra reflejar una época muy problemática de la historia, que no solo retrata estos acontecimientos sino también nos lleva a la vivirlos, a buscar empatía y fomentar la reflexión sobre estos conflictos que aún, lamentablemente, siguen latentes en casi todas las sociedades.

estrella35

 

 

 

 

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