Crítica de Call Me By Your Name

La nueva película de Luca Guadagnino, constituye una historia sensual y trascendente sobre el primer amor, basada en la aclamada novela de André Aciman

Call Me By Your Name

Call Me By Your Name, adaptación de la homónima novela de André Aciman, con guión de James Ivory (The Remains of the Day) y dirección de Luca Guadagnino (A Bigger Splash), se postula como una de las competidoras en la nueva edición de los Oscar. Quizás sea por la mixtura de los países involucrados en su producción -Italia, Francia, Estados Unidos- que la obra se aleja de cualquier otra de la industria, con una contemplación y pasividad inusuales en estos tiempos, para narrar la relación entre un adolescente y un joven adulto, el amor y el descubrimiento de la sexualidad.

En algún lugar del norte de Italia, a principios de los ’80 -tal como reza la placa del principio-, una familia recibe la visita de Oliver, quien llega para continuar sus estudios de arqueología. Elio, un chico de 17 años culto e inteligente, comienza a desarrollar sensaciones y emociones hacia dicho hombre. Hay dos atinados factores de la puesta en escena que vale la pena destacar, los cuales se presentan desde los créditos y dan a entender el camino que ira transitando el adolescente: la exaltación de los cuerpos manifestada en las esculturas griegas; y por otro lado el verano, fuente de sudor, humedad, obligando a la desnudez o a la poca ropa con la que se exhiben los protagonistas.

Guadagnino economiza planos, es decir que recurre más a los movimientos de cámara y personajes o la estaticidad en lugar de entregar un montaje clásico y dinámico. Dicha decisión estética del director dota al film de relajación y fluidez, detalles en cuanto a que hacen o dejan de hacer los personajes. La introspección de Elio -el punto de focalización- se torna en extremo importante, su conflicto interior es el que mueve la acción; su ciclotimia es la de un chico que está descubriendo el amor pero que aún no sabe qué elegir.

Call Me By Your Name

Por otro lado, este mismo trabajo de planos delata levemente el bache en el que entra el guión una vez que la película alcanza la mitad de su duración; el desarrollo se vuelve algo chato y las situaciones comienzan a tender a escenas algo obscenas por demás, abandonando de a momentos la sutileza característica hasta entonces. El conflicto se vuelve mucho más profundo y retraído, haciendo difícil notar los sentimientos de los individuos.

Dos párrafos con dedicación especial. El primero hacia el admirable trabajo fotográfico de Sayombhu Mukdeeprom, combinando la neblina, los grises y azules de la más clásica tradición europea de aquellos años, junto con la prístina luz de los filmes contemporáneos. Sumado al diseño de producción y arte con un más que acertado trabajo, por momentos existe una sensación de estar sumergido en una obra producida en dicha época.

La segunda mención, las interpretaciones de Armie HammerTimothée Chalamet, especialmente. El primero dando vida a un joven adulto lleno de vitalidad y madurez, de miradas y accionar sutil; Chalamet, mientras, componiendo un muchacho que va desde el desgano hasta el sufrimiento enfundado en una amplísima gama de emociones, un trabajo que le valió la nominación a mejor actor tanto en los Oscar como en los Globo de Oro.

Call Me By Your Name es un film necesario, no solo por el tema del que habla sino por cómo lo hace. Así como fluye naturalmente, también lo hacen los personajes. De la forma que los antiguos griegos se figuraban que debía ser el amor, de esa forma circula en la narración. Cual Sócrates y su alumno Alcíbiades. Aún así, el amor no se ve librado de la tragedia en la obra de Guadagnino.

estrella4

 

 

 

 

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