Crítica de Las Vegas

Las Vegas es una comedia sobre el paso del tiempo y los recuerdos del pasado, pero también acerca de la idea de crecimiento y reconocimiento de la adultez. Es una reflexión de lo que implica ser padres y de lo que es ser hijo, es una mirada acerca del futuro como un territorio de infinitas posibilidades.

Luego de un breve paso por el mundo del documental, Juan Villegas vuelve a la ficción con Las Vegas, una pequeña película playera que despliega lo más característico del cine nacional: sencillez, personajes, naturalismo y un maravilloso guión que vuelve a la historia confortable y entrañable. Un camino de 75 minutos en donde se exponen las situaciones más exageradas y a la vez más comunes del ser humano.

Villegas demuestra su faceta de cineasta moderno a partir de un relato coral en donde circulan, se encuentran y desencuentran Laura, Pablo, Martín, Candela y Camila, con un lugar en común que es un edificio costero de Villa Gesell. Una de las facetas más destacables del film es justamente el abanico pintoresco y cálido de los personajes interpretados por Pilar Gamboa, Valentín Oliva, Santiago Gobernori, Valeria Santa y Camila Fabbri.

Alrededor de este bello grupo, Villegas construye un guión que es definitivamente lo mejor del film. La exposición de situaciones que se desarrollan con una naturalidad y fluidez que llevan a que el principio y el final del relato lleguen a dos puntos completamente opuestos, en cuanto al desarrollo de personajes, con total verosimilitud y justificación, sin bache alguno y apoyado firmemente en la cotidianidad y caricaturización de dichas situaciones.

Villegas prueba con Las Vegas el valor de un buen guión, algo primordial y poco valorado, para que cualquier relato sea capaz de manifestar su excelencia sin la necesidad de enrollarse en querer ser efectivo a través del aspecto visual o de historias épicas.

La historia nos pone frente al desafío del crecimiento y las ataduras que nos confinan a vivir el presente con una mirada nostálgica. En pleno 2018, Villegas introduce a los personajes en una especie de atemporalidad en donde demuestra que, a pesar del brutal desarrollo de una tecnología que incide continuamente en nuestras vidas, el verdadero placer de las anécdotas llega a través de la comunión entre las personas.

estrella35

 

 

 

 

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