Crítica de Like Father / De tal Padre

Cuando una joven ejecutiva adicta al trabajo es abandonada en el altar, acaba en su crucero de luna de miel por el Caribe con la última persona que hubiera imaginado: su distanciado e igualmente adicto al trabajo padre.

Ella no deja de lado la dedicación a su trabajo ni el día de su boda. Llama a un cliente antes de las fotos con sus damas de honor, habla con su asistente antes de caminar por el altar. Rachel Hamilton (Kristen Bell) concentra su vida y su energía en su rol de ejecutiva de cuentas en una agencia de publicidad. Aquello parecía disgustarle al novio porque, luego de ver el celular, le dice que no pueden casarse. Pero esto es sólo el contexto de Like Father, que intenta ser una historia emotiva entre padre e hija.

Lauren Miller escribió y produjo su ópera prima, estrenada días atrás vía Netflix. Lo cierto es que, si bien la historia tiene sus momentos, se queda a medias en todos ellos. La historia pretende emocionar y fracasa en esto, así como también lo hacen la mayor parte de las escenas cómicas, sumadas a los forzados personajes estereotipados que acompañan a Rachel y Harry en el crucero.

Después de 26 años, Harry (Kelsey Grammer) decide volver a ver a su hija y cree que no hay mejor momento que su boda, pensando que sería el mejor día de su vida. No contaba, claro, con lo que sucedería después. Al día siguiente hace su segundo intento por reconectar con la hija que abandonó y la busca en su departamento. En una noche confusa llena de whisky, shots y pizza en una plaza, Rachel decide invitar a su padre a su crucero de luna de miel. Se despierta en el camarote con resaca y sin memoria de la noche anterior, con un hombre que intenta reconstruir una relación inexistente.

El film pretende, sin mucho éxito, que empaticemos con el personaje de Grammer. Puede que el clima de época nos impida verlo como una víctima y que su explicación de por qué abandonó a su familia todos esos años atrás no convenza. Los momentos cómicos no son tantos como para que valga la pena y con los emotivos pasa lo mismo. El grupo de personajes que están en el crucero son los estereotipos necesarios para la historia: la pareja gay, la pareja mayor y la pareja afroamericana. No sólo se siente como un cliché, lo más grave es que por momentos parece un comercial larguísimo de Royal Caribbean International. Las buenas actuaciones de los protagonistas no tienen mucho para hacer en esta historia, y la participación de Seth Rogen –que tiene el mejor chiste de la película- se siente desaprovechada.

Like Father es de esas que vemos cuando ya nos cansamos de buscar opciones en la plataforma de streaming y ponemos lo primero que aparece. De esa forma quizás funciona, pero más allá de eso no aporta nada nuevo o siquiera interesante.

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