Crítica de Bad Samaritan / Latidos en la oscuridad

Un par de jóvenes utilizan su trabajo para robar en las casas de sus ingenuos clientes. Todo va bien para estos dos ladrones hasta que un día entran en el lugar equivocado y se encuentran a una mujer que ha sido secuestrada.

Bad Samaritan

Luego del desastroso resultado el año pasado de su opera prima Geostorm, el guionista – Stargate, Independence Day, Godzilla –  devenido en director Dean Devlin pasa de un blockbuster masivo a un thriller con tintes hitchcockianos en Bad Samaritan, un cóctel de buenas intenciones y decente ejecución, pero que no deja de sentirse como un plato algo desabrido y ya probado en ocasiones similares.

El afable Sean – Robert Sheehan – es un joven que, desperdiciando sus notables talentos para la fotografía, trabaja junto a un colega como valets para un restaurante céntrico. Su acceso a vehículos de extraños les permite introducirse en los hogares de los mismos y cometer pequeños robos para subsistir día a día. Pero su doble vida toma un giro inesperado cuando al tratar de esquilmar a un cliente imbécil – el siempre fabuloso David Tennant – el dúo descubrirá que hay algo siniestramente mal en su última víctima. No es un secreto que lo que se esconde en el fastuoso hogar es una joven – Kerry Kondon – , maniatada y golpeada, y el acto de buen o mal samaritano que insinúa el título se dispara en consecuencia, ya que la crucial decisión del protagonista de evadir la responsabilidad pero recuperarla una vez fuera de la situación límite le traerá más de un dolor de cabeza a él, y otros dolores más físicos a las personas cercanas.

Bad Samaritan

El guión de Brandon Boyce – guionista de la fascinante Apt Pupil – juega con las convenciones del género, y se acerca muy seguido en su planteamiento a la asfixiante No Respires de Fede Álvarez, pero sin su gracia, sin su visión cinematográfica, y sin su escueta pero más que justificada duración. Bordando las dos horas, Bad Samaritan se beneficia de la insanía de un Tennant al servicio de su desquiciado personaje, pero se tropieza una y otra vez con la repetición de esquemas. Sabemos que el personaje del ex-Doctor Who tiene un inconveniente sociopático incipiente y que ha encontrado una presa perfecta en el carilindo protagonista, pero ¿es necesario estirar sus manías en casi dos horas de metraje? Una vez que el mensaje se entendió, la película de Devlin aplica fuerza en la herida, básicamente golpeando con una pala en la cara al espectador hasta que entienda que el villano es una persona completamente desequilibrada.

La dirección de Devlin se siente muy noventosa, época en la cual policiales de suspenso como ser The Silence of the Lambs o Cape Fear dominaban el género, pero Bad Samaritan es una actualización de dichos exponentes a los tiempos que corren que nunca termina de posicionarse por sí misma. Al imitar a sus predecesoras, palidece en comparación, y al tratar de adaptarse al género de hoy en día utiliza recortes de porno-tortura para generar horror en el espectador, uno parte de una platea que para horror visceral, prefiere ver una secuela de la saga Saw. El carisma de Tennant es innegable, y es lo que sostiene a que este estreno no pase completamente desapercibido, pero hay mejores trabajos del escocés para explorar en su filmografía que éste.

estrella2

 

 

 

 

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