Crítica de The Spy Who Dumped Me

Audrey y Morgan, dos treintañeras de Los Ángeles que son mejores amigas, inesperadamente se ven lanzadas a una conspiración internacional cuando el ex-novio de Audrey se presenta en su departamento, con un equipo de mortíferos asesinos tras su rastro.

The Spy Who Dumped Me

Festejar un cumpleaños puede ser una ocasión feliz en la que uno se rodea de seres queridos y la pasa bien o, en el caso de Audrey, puede ser una situación incómoda organizada por su mejor amiga en la que todo el mundo va a preguntarle sobre el novio que una semana atrás la dejó por mensaje. The Spy Who Dumped Me es una comedia de acción que genera risas por momentos, pero que no sabemos si son genuinas o si nos dejamos llevar por el sentimiento colectivo.

La nueva película de Susanna Fogel (Life Partners) está protagonizada por Mila Kunis y Kate McKinnon y no trae nada nuevo al género. Chistes ocasionales y situaciones delirantes que entretienen pero que ya conocemos, momentos predecibles y desenlaces obvios. La trama ideal para una historia a la que no se le puede exigir otra cosa más que entretener lo suficiente, durante las casi dos horas de duración. Las actrices principales tampoco hacen nada nuevo, lo cual es hasta decepcionante ya que podrían haber logrado algo destacable y sin embargo se quedan en personajes bidimensionales.

Kate McKinnon tenía la posibilidad de demostrar que era más que una actriz de sketches, pero su actuación no se diferencia en nada de lo que hacía en Saturday Night Live. Esto no es algo necesariamente malo, sabemos que ese programa ha lanzado a figuras de primer nivel y que no importa si son comediantes, también pueden ser intérpretes dramáticos increíbles. Obviamente es injusto pretender que haga una personificación profunda en una comedia, pero no encontramos una sola diferencia entre un largometraje y un sketch de tres minutos.

The Spy Who Dumped Me

Mila Kunis se queda en una especie de zona de confort y, si bien su actuación es buena, no vemos nada original en su personaje. En la película también está Sam Heughan, que esta vez dejó el kilt de lado y se calzó el traje para encarnar a un espía del MI6. Su papel es simple: es el chico bueno, lindo y simpático que no es lo que parece en un principio y desde la primera escena que comparte con el personaje de Audrey podemos adivinar el final.

Tampoco es malo que una película tenga una función clara y no quiera ser más de lo que puede ser. Esta es una comedia: dos amigas se ven involucradas en una caza de espías y no saben en quien confiar, la trama las lleva a recorrer Europa y enfrentarse a todo tipo de situaciones que jamás hubieran esperado, todo por el ex novio de Audrey. Encuentros con el FBI, robo de identidad, torturas perpetradas por una gimnasta, hasta un chiste con uno de los hombres más perseguidos por el gobierno estadounidense. El film tiene muchos elementos distintos pero que quizás podrían haber sido utilizados de otra manera. Algo que si es destacable es que tiene una bajada de línea feminista en donde se ve el compromiso de la directora –que también escribió el guión-, sin embargo por momentos esos diálogos se sienten forzados. Entretiene, hace reír, pero no esperes mucho más.

estrella3

 

 

 

 

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