Crítica de Halloween

Jamie Lee Curtis regresa a su icónico rol de Laurie Strode, que llega a su confrontación final con Michael Myers, la figura enmascarada que la ha acechado desde que por poco escapó de su masacre en la Noche de Brujas, cuatro décadas atrás.

Halloween

Después de años de estar detrás de una remake de Suspiria que no logró hacer avanzar, David Gordon Green tuvo la posibilidad de entrarle de lleno a otro clásico del terror de los años ’70 como es Halloween. Más allá de las diferencias propias de los films de Dario Argento y John Carpenter, un elemento que suma a la complicación es la historia entre ambos. En los 40 años que pasaron desde su estreno, el giallo italiano no fue revisitado –claro, hasta la próxima remake a cargo de Luca Guadagnino-, mientras que el icónico slasher fue abordado una y otra vez hacia dentro y afuera, al desarrollo de la propia franquicia y como influencia indudable de todo el terror que lo prosiguió. La serie cinematográfica centrada en Michael Myers y la masacre de Haddonfield cuenta con 11 películas -dos de las cuales son una remake y una secuela a aquella-, e inevitablemente se ha vuelto confusa, enredándose en su cronología y con rumbo errático. El tiempo abrió la posibilidad de que se la encauce con una apropiada secuela a la original, a la que homenajea a la vez que actualiza, una que se consigue por el simple hecho de ignorar todo lo que se hizo después de la de 1978, más allá de que se lo tenga presente.

Uno habla de tiempo porque se necesitaron 20 años más para lograr lo que ya se había intentado. Traer de regreso a Jamie Lee Curtis como una Laurie Strode con trastorno por estrés postraumático, en el marco de una película que dejaba de lado los eventos de varias entregas en la franquicia, se hizo con Halloween H20: 20 Years Later, que también la ponía de cara a una confrontación final con The Shape. Esta nueva, sin embargo, toma mejores decisiones con mayor criterio, algunas de las cuales son consecuencia de las dos décadas adicionales. De movida se resuelve a ser una secuela a la primera y no a la segunda (1981), con lo que se hace a un lado esa relación fraternal entre Laurie y Michael Myers en la que tanto foco hicieron las continuaciones. Y ahora la final girl por antonomasia no huye, sino que se ha preparado toda su vida a sabiendas de que algún día tendría que volver a enfrentar al asesino de Haddonfield, lo que dota a toda la película de un vigor adicional.

Ya desde los títulos iniciales se percibe el homenaje a lo hecho por Carpenter hace 40 años, con la misma tipografía de aquella. David Gordon Green y su co-guionista Danny McBride -una dupla habitualmente identificada con el humor- toman como punto de partida lo que aquel Halloween de 1978 implicó en la vida de sus dos protagonistas y tienen buenas ideas a la hora de explorar estas repercusiones. Los dos viven en prisión, él en una institución mental de máxima seguridad y ella presa en libertad, en una casa devenida en fortaleza. Michael no habla, nunca lo hizo, pero en su cabeza se repite esa Noche de Brujas y la mujer que se le escapó. Laurie tampoco pudo avanzar realmente. Su vida quedó signada por esos eventos fatídicos y las consecuencias en sus relaciones personales todavía persisten. Pero ella lo tolera. Siempre fue fuerte. Siendo adolescente vio al Mal directamente a los ojos y contraatacó. No está en su naturaleza ser víctima y prefiere que su familia le tenga rencor, si eso significa que se mantendrán con vida.

Halloween

Esta nueva Halloween tiene una particularidad que inmediatamente la distingue del resto y es que, por primera vez en varias décadas, John Carpenter estuvo en cierta forma involucrado. El hombre que nos dio The Thing, They Live, Big Trouble in Little China, Assault on Precint 13 y Escape From New York, entre tantos otros clásicos instantáneos, y que es una influencia fundamental en muchas generaciones de realizadores, participó del desarrollo de esta secuela, a la que ayudó a direccionar de vuelta hacia la tradición, alejándose del rumbo por el que, por ejemplo, fue Rob Zombie. Michael Myers no necesita explicación. Es maldad pura, una fuerza imparable y casi sobrenatural, totalmente enfocada en matar a aquella persona sobre la que haya puesto su mirada.

David Gordon Green abraza esa herencia y concibe una película que recupera ese lenguaje cinematográfico que Carpenter talló en piedra cuatro décadas atrás. Hay numerosos ejemplos de la brutalidad de Michael –aunque muchos de sus crímenes se dan fuera de campo-, con arrebatos de violencia gráfica acordes a los tiempos que corren. Pero también se cultiva esa atmósfera intensa de la original, se emplea su score clásico y se recurre a ese notable diseño de planos que, gracias a la iluminación y profundidad de campo, no permiten que se vea al brutal asesino a simple vista. El director incluso traza planos paralelos con la original, aunque ahora quien está en el centro de ellos es Laurie, lo que refuerza todavía más esa conexión latente que comparte con el homicida.

Con todo lo positivo que tiene a su favor, Halloween modelo 2018 no le puede escapar a Halloween franquicia. Carpenter concibió una premisa simple y su arte dio pie a uno de los basamentos del slasher, a un film icónico del terror. La de Gordon Green subvierte la idea de la víctima al ofrecernos a una Laurie feroz, bastante en control de la situación y lista para poner punto final a un acontecimiento que signó su vida. El director pone su mirada en donde el cine de género no suele prestar atención: lo que ocurre con aquellos que sobreviven a los Jason o Freddy. Pero no se puede ignorar que, solo en esta franquicia, hay 40 años de historia a cuestas y una decena de películas que propusieron masacres similares.

Una remake, en las manos adecuadas, siempre puede sorprender. No se puede decir que esta sea una nueva versión per se, porque se propone secuela, pero David Gordon Green hace un efectivo trabajo de esos que están tan en boga en la actualidad: el continuar un clásico con los elementos para relanzarlo, mientras que se le rinden respetos a lo hecho originalmente. Con el visto bueno de la crítica y, sobre todo, de la taquilla, el tiempo también dirá si se puede continuar al desarrollo de la franquicia. A quién engañamos, que se la siga es algo inevitable, aunque restará ver si se sigue este sendero bien trazado o si se vuelve a los enredos de años atrás. Lo cierto es que Michael Myers nunca se murió, pero hoy está más vivo que nunca.

estrella35

 

 

 

 

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