20 años de «El viaje de Chihiro»

La obra maestra de Hayao Miyazaki.

En lo particular siempre fui un fanático acérrimo de Pixar. Crecí toda mi vida viendo las películas de ese estudio y de esa manera se formó mi afición, pero una vez que mi cabeza se abrió y empecé a descubrir más cine pude darme cuenta que a la par de Pixar, sin lugar a dudas, está Studio Ghibli.

Dependiendo de tu punto de vista quizás hasta esté en el primer lugar.

Lo que hace que Ghibli reine por su lado es por la manera que tienen de hacer que sus personajes conecten con uno mismo y te intereses a un nivel personal sobre las odiseas que atraviesan. Saben combinar a la perfección la naturaleza del relato, con moralejas hermosas y una galería de personajes variopintos geniales.

Y en donde reflejaron todo esto, mezclando ingredientes de todas sus obras anteriores, es justamente en «El viaje de Chihiro». La gran obra maestra -también mainstream- de Hayao Miyazaki representa un cuento fantástico sobre el crecimiento de la heroína del cuento, la humildad que aprende a tener y encuentra su fortaleza en declararnos que el miedo es el peor de los sentimientos.

El viaje de Chihiro, –por su nombre original: “Sen to Chihiro no kamikakushi”– representó la obra magna del estudio y de su director, abocado principalmente a contar historias donde el miedo a lo desconocido y el pasaje a un ambiente escondido jugaban un papel principal.

Miyazaki ideó esta película para un sector más infantil del público, ya que se dio cuenta que había hecho films para niños antes pero nunca uno para “niñas de diez años” e ideó la base del mismo sobre una heroína involucrada con una “casa de baño y sales” que tanto abundaban en la infancia del director.

Su curiosidad por saber qué sucedía detrás de esas paredes lo llevó a crear tres historias cuyos argumentos se ambientaban en este lugar, y fue una de estas historias la que sirvió como inspiración para el diseño de los los lugares que Chihiro visitará.

Así nació una de las mejores películas animadas del siglo y de la historia. Con una simple puerta.

A diferencia de otros films de animación producidos por estudios más grandes y con presupuestos mucho más abultados esta película tuvo un tiempo de producción mucho más corto en comparación. Monsters Inc., para mencionar por ejemplo una película de su mismo período, tomó cinco años para realizarse.

¿El film de Miyazaki? Comenzó su producción a inicios del año 2000 -sin un guión y con una historia propulsada por storyboards- con una fecha de estreno pautada para julio del 2001. Un detalle no menor que denota el gran trabajo que hicieron con los dibujos artesanales, los diseños de cada criatura y animal folklórico y con el poco porcentaje de animación computada que se permite en un film de este tipo.

El Viaje de Chihiro representa una experiencia sensorial. Verla por primera vez es algo indescriptible porque te sumergís en un cuento que parece una historia de terror durante los primeros 15 minutos, donde se nos introduce un pueblo fantasma espeluznante y un ambiente de terror donde aparece el otro protagonista principal de la historia: la música.

Si te fijás bien todo el film se basa en ella. El uso de la banda sonora en esta película es algo pocas veces visto y es que cada partitura se siente tan natural dentro del relato que parece que tuviéramos una sinfonía delante nuestro. Por momentos lo hermoso del ambiente musical que el compositor Joe Hisaishi hizo nos distrae de la trama -en el buen sentido- ya que hasta nos olvidamos que estamos viendo una película animada.

Hisaishi condujo la música de todos las obras de Studio Ghibli además de varias producciones live-action y su identificación con el estudio y su idiosincrasia es palpable.

A su vez se complementa con el excelente desarrollo del personaje principal. La historia de Chihiro nos transporta a las distintas etapas que ella se ve obligada a atravesar para poder salvar a los que ama, pasando de ser una niña miedosa que sólo quiere que sus padres la obedezcan a tener que afrontar el coraje de adentrarse en un mundo desconocido, lleno de seres extraños.

El relato nos abduce a nosotros también, aunque por momentos demasiado, ya que cerca de finalizar lamentablemente pareciera que Miyazaki se olvidó de la misión principal de la chica de salvar a sus padres y se distrae con muchas otras situaciones que tienen otro tipo de fin.

Por otro lado, la animación es de otro planeta. Le otorga una lucidez a ciertos planos y momentos que hacen que cualquier otra película parezca pasada por un filtro sepia. Esto hubiera sido imposible de lograr con un 3D, que hubiera arruinado por completo lo hermosos que se ven todos los diseños bidimensionales de los personajes.

La fotografía está llena de colores contrastantes, y hasta el balance de luz en ella es simplemente perfecto.

También hay que destacar la excelente representación de algunos aspectos de la cultura y el folklore japonés. Todo está perfectamente cuidado: Las alegorías a la vida y a la muerte, como por ejemplo la palabra «Kamikakushi», (por su traducción: escondido por los dioses»), la metáfora de que le quiten su nombre (lo que sería una deshonra, algo que sólo se arregla con un sacrificio de algún tipo), su crítica de esta misma manera al consumismo (castigando a los padres por glotones) y mucho más

Todo esto hizo que resultara una bisagra en el mundo de la animación.

Representó la primera película en recaudar $200 millones de dolares antes de estrenarse en suelo americano, y su vez fue la película más taquillera de la historia de Japón, recaudando 30.4 billones de yenes. Sólo fue superada recién el año pasado, con el estreno de Demon Slayer: Mugen Train.

John Lasseter, fundador y ex-jefe de Pixar, estuvo a cargo del doblaje en inglés, lo que llevó a que fuera reconocida en todo el mundo y lograra así la nominación al premio Oscar en la entrega del 2002. Premio que terminó llevándose.

Miyazaki no asisitó a la ceremonia en protesta por la invasión del ejército americano a Iraq.

«El Viaje de Chihiro» es una maravilla. Una puerta de entrada al mundo del animé para aquel que todavía no se animó a experimentar relatos de este tipo. El que sepa apreciarlos va a descubrir un mundo completamente nuevo, vasto y en muchas ocasiones hermoso.

La reencarnación, la fe y el sacrificio son tópicos que se tocan para que reflexiones y sientas en el corazón para volver a visitarlos pronto.

Celebremos 20 años de una de las mejores películas de animación de la historia, a la par de los grandes clásicos de Walt Disney y Ralph Baksh

Pueden encontrar esta maravilla en Netflix.