Algunas líneas sobre Landscapers: en las buenas y en las –muy- malas

Olivia Colman y David Thewlis protagonizan la miniserie de HBO

El matrimonio Edwards, compuesto por Christopher (David Thewlis) y Susan (Olivia Colman) parece ser la pareja más aburrida del mundo. Con poca interacción social y con problemas económicos como el de cualquier ser humano en esta tierra, sus modales, su romanticismo y forma de vida no parecen tener nada interesante para analizar. Sin embargo, un secreto de hace quince años sale a la luz de los dos seres humanos menos esperados: son acusados de asesinato de la pareja Wycherley, los padres de Susan, y vaciar sus cuentas bancarias.

Basado en la historia real que sacudió al país europeo en 2013, la creación dirigida por Will Sharpe y escrita por Ed Sinclair presenta en cuatro episodios la investigación al matrimonio, únicos sospechosos del doble homicidio donde la exploración pasa principalmente por los motivos y cómo procedieron, ya que los cuerpos fueron encontrados enterrados en el patio de la casa que la pareja tenía en Mansfield.

Cada capítulo tiene un comienzo estilo Fargo, pero donde en esta ocasión se contextualiza sobre el hecho y cómo hoy en día aún presumen su inocencia, algo que podemos ver en las actitudes de los protagonistas; no busca ocultar nada de la temática ni dejarse llevar por el misterio, ya que desde un inicio sabemos cómo fue la sentencia y la actualidad de ambos. Por eso la mini-serie hace énfasis en los días donde la pareja fue encontrada en Francia, llevando una vida sin mucha suerte al borde de la ley, ya que vemos como Christopher no encuentra trabajo producto del idioma y los problemas económicos se van incrementando, en la misma medida a los gastos superficiales de Susan. Asimismo, tras su traslado a Inglaterra, los cuatro episodios se basan en la investigación e interrogatorios de la policía –encomendados por el gran trabajo de la dupla compuesta por Kate O´Flynn y Samuel Anderson– previo al juicio, que es llevado adelante en el último episodio y que recurre a planos acromáticos para conocer el fallo judicial.

En éste último punto se puede destacar algunos aspectos de la nueva creación de HBO y Sky, que se basa principalmente en lo novedoso y dinámico que es a la hora de la narrativa y los diferentes recursos que utiliza para contar la historia; principalmente –como dijimos anteriormente- sobre un caso que no tiene secretos y que ya se conocen sus acontecimientos. Siendo más importante el cómo que el qué mismo, en cada capítulo tenemos narrativas diferentes entre sí, que le dan dinamismo para no perder la atención ni que se vuelva algo monótono en la crónica, apostando por una puesta en escena más teatralizada.

Uno de los puntos altos podemos observarlo en la dramatización de cómo enterraron los cuerpos, presentado en tintes de western homenajeando películas de Gary Cooper y John Wayne, dos actores fetiches de los protagonistas. Y ahí también se enriquece el tratamiento a la historia: cada representación a los hechos no es de manera arbitraria, sino que se basa en distintos diálogos, gustos o momentos que afrontaron los personajes que logra adentrarnos en sus visiones o contextos.

Si bien el misterio –o las consecuencias al doble asesinato- no forman parte de la historia o son los puntos más importantes de la misma, el hecho de ver el comportamiento del matrimonio ante tal situación y conocer cómo se fue formando esa historia de amor sorprende por la fidelidad de ambos para llevarlo hasta las últimas consecuencias, para pensarlo como un cuerpo único. En esa parte romántica podemos encontrar algunos relatos interesantes para conocer más sobre ellos, con la carta del actor Gérard Depardieu como simbolismo de su relación y el cierre a la misma, con una connotación amorosa dentro del humor negro que irradia la serie.

Parece de más destacar el trabajo de los dos protagonistas, pensando en los dos nombres que la componen y que gozan de un gran presente: Olivia Colman hoy en día es sinónimo de calidad, y en este proyecto presenta un tinte misterioso que se puede relacionarlo con trabajos anteriores como The Favourite o la reciente The Lost Daughter, pero esta vez desde otra posición, una más relacionada al derrotismo. Por el otro lado, Thewlis lleva los secretos a un terreno aún más pantanoso, presentando algunas vertientes interesantes que no terminan de llevarse a cabo del todo o que no tienen el tiempo necesario como es la necesidad de ayudar y ser ayudado o el drama dentro de su seno familiar. Asimismo, ambos actores se complementan de manera perfecta y forman una pareja que alterna entre lo adorable, lo cursi y la fragilidad, cuestión más que presente a lo largo del relato.

En este sentido, los pocos nombres en el resto del reparto alcanzan y sobran para llevar adelante la historia, donde tienen escasos pero destacados momentos de manera individual para mostrarnos algo mínimo de sus personajes, ya sea en el caso de O´Flynn y su relación con el padre o el trabajo del abogado defensor Hylton, encarnado por Dipo Ola. Sus historias no tienen lugar en lo macro, pero permiten darle un refresco a todo el torbellino que vemos con el matrimonio Edwards.

Si bien desde un inicio la premisa es interesante, el dinamismo de la narración y el juego en la puesta de escena llama la atención a una historia atrayente y que permite verse de un tirón, disfrutando cada momento a lo largo de los cuatro capítulos. Como frutilla de postre, Colman y Thewlis no fallan y nos dan -otro- gran trabajo que permite seguir relacionando sus respectivos nombres con un producto de calidad.