Crítica de Chip ‘n Dale: Rescue Rangers – Una fresca comedia que nadie pidió y que no sabíamos que necesitábamos

Es la primera película de The Lonely Island para Disney+.

Me causa un poco de curiosidad saber cómo fue esa junta donde los productores, escritores y demás gente involucrada decidieron dar luz verde a este proyecto, el regreso de las simpáticas ardillitas que forman parte de los clásicos más queridos de la compañía y que también son recordados por los millenials gracias a Chip y Dale: Al Rescate, la famosa caricatura de finales de los años ochenta que las trajo de vuelta como protagonistas en una agencia de detectives. Es así que llega a nosotros esta disparatada versión, en la que sin embargo los detectives no vuelven como tal, pues Disney decidió realizar un ejercicio diferente: en lugar de traernos un reboot o una nueva temporada de la serie, nos plantea la vida de Chip y Dale como actores, en una especie de realidad alterna en la que los humanos conviven con caricaturas muy al estilo Roger Rabbit.

En esta historia se nos cuenta brevemente cómo se conocieron de pequeños e hicieron una excelente mancuerna cómica que los llevó a sobresalir con su serie de televisión de Chip y Dale: Al Rescate, pero que gracias a peleas de egos la serie terminó cancelada y ellos separados. Años después, Dale se encuentra en una crisis mientras lucha por recuperar popularidad y Chip, es ahora vendedor de seguros que parece vivir un poco frustrado y que aún maneja un poco de resentimiento a su viejo amigo al que culpa de la cancelación del programa. Pero cuando Monty, otro antiguo amigo y actor de su serie es secuestrado por criminales que manejan negocios de piratería en la ciudad, Chip y Dale se vuelven a encontrar para trabajar juntos e ir al rescate de su amigo, intentando olvidar y hasta perdonar sus viejas diferencias.

Sorprendentemente la película funciona. Gracioso es que una compañía como Disney se rindiera a utilizar el entorno de Hollywood como burla y crítica de la misma industria, con los riesgos y clichés que existen al vivir en el mundo del espectáculo. Su principal acierto y lo que hizo que todo mundo hablara de esta singular historia sin duda fue el montón de cameos de todo tipo, pues hasta podría parecer que la película se sujeta demasiado en estas apariciones y se vuelve un poco abrumadora en su deseo de querer manejar tantos chistes en solo hora y media hora, pero que al igual se disfruta porque son demasiadas referencias y críticas que quizá no todos podamos lograr comprender en un primer visionado, pero nos mantuvieron atentos lo más posible a la película y con ganas de volver a verla con un poco más de detalle. Como dato adicional y curioso es que dicen que la batalla legal para obtener todas estas licencias fue fenomenal y todo un reto para el equipo de abogados de Disney, y vaya que valió la pena.

Parecía que al momento de pensar en hacer esta película fue para mandarla directo de relleno en el amplio catálogo de Disney+, y con asombro resultó en un proyecto que si bien no será la mejor película del año, nos sacó un poco de la monotonía y gustó a chicos y grandes en su mayoría. La película no es totalmente para niños, aunque ellos claro que podrán disfrutarla, pero no tanto como la generación adulta que no paramos de señalar con el dedo a tanto personaje conocido que nos trae nostalgia y diversión al mismo tiempo. Funciona con todo y sus básicos clichés.

estrella3