Juana está inconsciente, tiene los pantalones manchados de sangre y la cara llena de moretones. Perdió el embarazo por la brutal golpiza que le dio su marido. Clementina es una película de terror nacional muy anclada en la coyuntura actual que por momentos funciona, pero a la que le cuesta seguir el ritmo con el que empieza.
Al salir del hospital vuelve a su casa, su marido se fugó y ella se niega a realizar la denuncia a la Policía. Pero no parece estar sola. Escucha ruidos, sonajeros, risas de una niña y empieza a dudar de su cordura. La película construye un clima escalofriante que, durante la primera parte, va escalando y mantiene al espectador al borde del asiento, pero en el último tercio cambia y parece perderse. Escrita, dirigida y producida por Jimena Monteoliva, tiene una clara visión de género que hace imposible no empatizar con su protagonista y es necesaria para abrir debates dentro de la industria y sobre las historias que se cuentan y cómo.
Juana tiene la asistencia de una vecina que se preocupa por ella, que la acompaña y que le dice que las almas, aquellas que se quedan, es porque deben ayudar en algo. Será una especie de guía para ella pero también la empujará a una locura que irá creciendo hasta descontrolarse por completo. Interpretado por Cecilia Cartasegna, el personaje atraviesa muchas etapas y cada una es actuada brillantemente, cosa que no puede decirse del resto de los intérpretes del film, algo más que resta al resultado final.
Clementina es otro ejemplo de que en nuestro país se puede hacer cine de género y encontrarle la vuelta para relacionarlo con nuestra realidad. Una obra con gran potencial que no termina de explotar pero que, indiscutiblemente, no es fácil de olvidar. Se proyecta sólo en BAMA Cine Arte.
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