Crítica de El precio de la verdad / Dark Waters

Un abogado sigue una demanda contra una megacompanía que esconde un entramado de contaminación mortal para el ambiente y los humanos.

Dark Waters, El precio de la verdad, Mark Ruffalo, Todd Haynes

A partir de «El abogado que se convirtió en la peor pesadilla de DuPont», la publicación del New York TimesTodd Haynes (Carol, I’m not there) cuenta la historia de uno de los juicios más grandes de Estados Unidos en torno al medio ambiente y logra mantener una narrativa constante e interesante, sin caer en los clichés comunes y aburridos del género. Dark Waters sigue el camino de su protagonista y pone el foco sobre la maldad de las grandes corporaciones y la impunidad con la que lastiman a las personas.

El filme tiene su punto de partida en 1998 y sigue la historia real de Robert Billot, un abogado que trabaja en una de las firmas más reconocidas de Cincinnati. Tras la llegada de un granjero de su pueblo natal y el pedido de ayudarlo a luchar contra la mega empresa Dupont, cuyos residuos están contaminando su terreno y matando a sus animales, el abogado investigará a lo largo de los años entre secretos y corrupción que la grave y mortal contaminación afecta mucho más allá de la granja.

Si bien el hecho en el que se basa es rico e interesante, Haynes maneja una narrativa sagaz y cautivadora. Ser un thriller judicial no lo obliga a enfocarse únicamente en la causa, sino que se apoya mucho en el protagonista y cada paso de su investigación para mantener constantemente el ritmo. Incluso llegando a los 20 minutos finales -dónde faltan los descubrimientos y entramados judiciales con los que se venía sosteniendo la película- la historia se mantiene estable e interpelante. A pesar de poner su atención en el cómo, siguen estando presentes las bases del género: narrar una problemática real y transmitir las sensaciones que sufren los involucrados. En este caso, el daño terminal al que una empresa titánica somete a sus empleados -y consumidores- a costa de ganar millones y la facilidad con la que pueden salir intactos a través de la justicia.

Dark Waters, El precio de la verdad, Mark Ruffalo, Anne Hathaway, Todd Haynes

Considerando que Dark Waters necesitaba que el centro estuviera puesto sobre el seguimiento del protagonista, Mark Ruffalo (Zodiac, Avengers: Endgame) demostró ser el actor ideal. Si bien comparte más de una característica con su personaje en Spotlight, la dedicación y esfuerzo por ayudar y conseguir justicia lo diferencia por completo y queda claro que se trata de una persona con motivaciones claras y humanitarias que hará todo por hacer el bien, incluso si eso significa poner en riesgo su trabajo, su familia y su vida.

Junto a él están su esposa, interpretada por Anne Hathaway (The Devil Wears Prada), y su jefe, encarnado por Tim Robbins (The Shawshank Redemption). Ambos son grandes actores, por lo que es una pena que ninguno haya podido tener el tiempo suficiente para profundizar sobre su personaje y aportarle al filme el talento que cada uno tiene. Mientras ellos dos tuvieron una o dos escenas como máximo para brillar, quien sí tuvo la oportunidad de robarse cada aparición fue Bill Camp (Joker, 12 Years a Slave) como Wilbur Tennant, el granjero que dio el primer paso para que se descubriera todo el entramado.

Finalmente, no se puede dejar pasar el trabajo de fotografía. Haynes volvió a convocar a Edward Lachman -con quien ya había trabajado en Carol, I’m not there y Far From Heaven– para conseguir con éxito un ambiente gris y con tonalidades oscuras y pesimistas para retratar una temática tan preocupante como lo es el medio ambiente.

Lo último de Todd Haynes puede parecer a simple vista un ejemplo típico del thriller judicial, pero logra ser más sin dejar de lado el género. Transmite la injusticia del gigante contra el pequeño, pero se diferencia del resto por centrarse tanto en su protagonista como en los pasos que sigue para completar su investigación. Con un correctísimo Mark Ruffalo, pero unos desperdiciados Hathaway y Robbins, Dark Waters ciertamente merece la oportunidad de ser vista y llegar a la audiencia con un mensaje impactante y levemente optimista.

8 puntos

 

 

 

 

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