Crítica de Film Stars Don’t Die in Liverpool

Sigue la traviesa pero apasionada relación entre Peter Turner y la excéntrica ganadora del Premio de la Academia Gloria Grahame, en la Liverpool de 1978.

Film Stars Don't Die in Liverpool

Con el correr de los años, Hollywood, la Meca del Cine, ha ido amasando una cantidad rutilante de figuras que el tiránico tiempo se encarga de ir borrando de la memoria colectiva de los espectadores. Con suerte se puede aspirar a una estrella en el Paseo de la Fama y, con un designio del destino, abrumar a muchas generaciones y convertirse en un ícono para la posteridad. Marilyn Monroe posee ambas, pero a su sombra siempre estuvo Gloria Grahame, otrora una grande del cine noir en blanco y negro que, con la llegada de la imagen a color y una aplastante prominencia en los tabloides debido a su vida privada, abandonó el cine y se subió al bote del teatro. Film Stars Don’t Die in Liverpool se enfoca en los últimos años de la actriz y, gracias al inmenso carisma de Annette Bening y Jamie Bell, subsana los lugares comunes de una biopic para homenajear a una estrella perdida en el limbo.

Con una diferencia abismal de 28 años entre ellos, la relación sentimental de Gloria con el joven actor Peter Turner -autor de la biografía en la que se basa este film- puede no parecer gran cosa hoy en día, pero fue algo que llamó la atención en su momento. Afortunadamente, no es detalle que le interese ahondar mucho al director Paul McGuigan (The Acid House, Sherlock) sino en la relación entre ambos, un amor que fue por encima de las barreras de la edad y la salud en deterioro de ella. Film Stars… puede considerarse muy cercana a My Week with Marilyn, donde una inmensa Michelle Williams interpretaba a la bomba rubia en el marco de un affair con un joven londinense y revelaba una vulnerabilidad latente, pero elige otro camino para recorrer. Es cierto que el período de tiempo que compartieron Gloria y Peter fueron unos cuantos años intercalados, pero el núcleo central de la película reside en la química entre Bening y Bell, y los tópicos que se encargan de tocar de camino. El cruel olvido de Hollywood para con sus artistas, el inexorable paso del tiempo, el estar ante el mismísimo umbral de la muerte y hasta los sueños perdidos son aspectos que el film se encarga de reflejar con mucha congruencia, a veces resultando muy obvio pero no por ello menos sincero.

Film Stars Don't Die in Liverpool

No hay demasiada exploración desde el guión a la Edad Dorada de Gloria sino al aquí y ahora del marco temporal de la biografía, así que la tarea de remembrar tiempos pasados queda en manos de las matinés a las que asiste la pareja para revisitar sus mejores papeles, o los recuerdos de su propia madre –Vanessa Redgrave, a quien se le dan tan bien estas apariciones especiales- y los comentarios de la familia de él –Julie Walters se reencuentra con Bell luego de haber protagonizado juntos Billy Elliot, la película que lo puso en el mapa-. McGuigan juega bastante con los viajes temporales, yendo y viniendo al comienzo y final de la relación, y tiene varias transiciones interesantes de por medio, trucos de cámara para alejar a su proyecto de los elementos obvios de este subgénero. Pero si hay algo que destacar, y que nunca está de más, es el poder estelar que tiene Annette Bening. Con un ligero cambio de voz, seductor y aniñado al mismo tiempo, resulta francamente apabullante en su homenaje a Gloria Grahame. No hay una transformación absoluta, no hay exceso de maquillaje, sino una construcción honesta y humilde de la estrella de Hollywood que nuevamente trae a colación la falta de una estatuilla dorada para Bening, que supura excelencia por todos sus poros. Sus interacciones con Bell podrían no haber funcionado, pero desde ese maravilloso primer baile juntos se nota que tienen chispa. Otra sorpresa más fue el peso dramático del actor que, a pesar de abusar un poco del lunfardo cockney, sobresale con un trabajo que hace años se le estaba esperando, para volver a brillar luego de sus inicios y su inquebrantable muchachito bailarín.

Film Stars Don’t Die in Liverpool es una hermosa y trágica historia de amor con escenas muy tiernas -quiero ver si no lloran con la de Romeo y Julieta en el teatro-, que ha sabido enfocarse en los momentos más humanos y compasivos de un romance impensado, llevado a buen puerto con interpretaciones de calibre magistral.

estrella35

 

 

 

 

[ratingwidget_toprated type=»pages» created_in=»all_time» direction=»ltr» max_items=»10″ min_votes=»1″ order=»DESC» order_by=»avgrate»]