Crítica de First Man / El primer hombre en la Luna

Es la intrigante historia de la misión de la NASA para aterrizar a un hombre en la Luna, centrándose en Neil Armstrong y los años 1961-1969.

First Man, El primer hombre en la Luna, Damien Chazelle, Ryan Gosling

First Man puede ser un pequeño paso para el cine, pero es otro gran paso en la carrera de Damien Chazelle. No solamente por lo que es, sino por lo que representa. Sin ser un trabajo a la altura de sus eximias dos últimas obras, las enormes Whiplash y La La Land, aterriza en suelo firme con un proyecto difícil de pilotear, uno ambicioso y complejo con el que decidió abandonar el terreno musical, un género del que indefectiblemente tendría que alejarse en algún momento. La salida de la zona de confort nada tiene de simple. El joven director optó por contar los aspectos menos conocidos de la misión de llevar al hombre a la Luna, con la hazaña como horizonte pero con todo el largo derrotero para lograrlo como foco. Y así obtiene un detallado procedimental histórico entremezclado con un intenso drama personal, bien anclado en el desarrollo de su personaje central.

¿Quién fue Neil Armstrong? Cualquiera podría decir que fue el primer hombre en la Luna. Pero la pregunta es por el quién, no solamente por lo que hizo. Chazelle se dispone, entonces, a ofrecer una mirada minuciosa sobre la vida del astronauta y su labor, con un recorte temporal delimitado a cerca de una década, los años comprendidos entre su ingreso a la NASA y el éxito de la misión. No se enfoca en su infancia, en su carrera facultativa o en sus años como piloto, la etapa demarcada es la del Armstrong astronauta. Pero First Man pone al Hombre primero, con la Luna como el objetivo a conseguir. La proeza no oculta su vida. El héroe no tapa al hombre. Desde el comienzo nos hace parte de su vida familiar. Golpeado con severidad pero no derribado. Sigue adelante y hacia arriba, a puro sacrificio, con su objetivo de superar el cielo.

Chazelle y su director de fotografía Linus Sandgren optaron por una labor bien diferente a la de La La Land, por la que ambos se llevaron un Premio de la Academia. Rodada en distintos formatos fílmicos, hay una suerte de registro documental en cada plano. No es una tarea de precisión. Se rueda con la cámara al hombro, no demanda perfección milimétrica en cada uno de sus encuadres. Pero nos hace parte. El grano en pantalla, el leve movimiento del operador, todo contribuye a ensalzar un acercamiento íntimo a la vida de Armstrong, a su familia, a sus amistades, a su forma de ser, a su forma de sufrir. El formato cambia a la hora de estar adentro de cada nave y hace sentir el aprisionamiento, la claustrofobia, el arriesgado encierro adentro de una lata costosa, en la que una mínima falla puede significar el jamás volver.

First Man, El primer hombre en la Luna, Damien Chazelle, Ryan Gosling

A eso se puede sumar la calidad técnica en materia de efectos y la banda sonora de Justin Hurwitz –doble ganador del Oscar por la película anterior del cineasta; equipo que gana no se toca-. Respecto a lo primero, los hay en CGI como complementos, pero lo principal es el uso de efectos prácticos, miniaturas a escala de las naves que fomentan todavía más esa sensación de realismo. El trabajo de Hurwitz, por otro lado, nuevamente es sublime. Tomó distancia del jazz para esta score, pero su labor en ocasiones recuerda a La La Land. No es para nada una valoración negativa, dado que First Man suena épica, cautivadora, repleta de emoción. «The Landing», «The Armstrongs» o «Quarantine» tienen elementos en común que remiten al musical anterior y son piezas majestuosas para dotar de alma a tan maravilloso viaje.

Ryan Gosling encarna con aplomo a esa clase de héroe americano diferente que es Neil Armstrong. Calmado pero totalmente focalizado. Un hombre de familia, pero muy poco demostrativo. Uno de pocas palabras, pero de las justas. Con la capacidad como para ser el más preparado de la habitación, pero sin ningún interés en presentarse como tal. La prensa es para los otros. Él quiere asegurarse el éxito y fallar cuantas veces sea necesario en tierra, para no morirse en el espacio. Es otro ejemplo más del notable momento que el actor atraviesa en su carrera, para la cual desde hace años solo elige proyectos de prestigio y alto perfil. Está muy bien acompañado frente a cámaras por un elenco de notables, principalmente por una Claire Foy que conlleva junto a él los costos de tan arriesgada misión –con contadas oportunidades de desplegar sus cualidades dramáticas-. No son pocos los compañeros que él perdió en el marco de esta carrera espacial y la película bien se ocupa de exponerlo. La misión a la Luna fue exitosa, sí, pero eso se pagó con muchas vidas humanas, además de con millones y millones de dólares –derroche que también se encarga de criticar-. Para rematar, el elenco incluye a un vasto número de figuras para papeles tanto de peso como menores, entre los que se destacan Kyle Chandler, Jason Clarke, Patrick Fugit yCorey Stoll, entre otros.

El procedimental detallado escrito por Josh Singer (Spotlight) termina por afectar a First Man, que en el paso a paso pierde potencia cinematográfica. El registro documental gana en realismo y pierde en ritmo, a la vez que la frialdad de los números muchas veces desconecta y socava la emoción. No por nada la película tiende a ser mejor cuando está en suelo firme que cuando está suspendida en el espacio, cuando hay conexión personal con Armstrong y no se lo siente como una figura inalcanzable e irrepetible. El proceso puede ser lento, pero todo tiene su recompensa en el final. Visto ese fascinante duelo entre Andrew y Fletcher o ese mágico reencuentro entre Mia y Sebastian, uno sabe que si hay alguien que entiende de finales es Chazelle. El hombre no defrauda a la hora de poner el moño a su obra. En lo que es una imagen histórica y reconocida a nivel mundial, encuentra la magia, la sorpresa. Alguno podría haber ido a lo seguro, otro al patriotismo superfluo, pero no él. Él se compromete hasta el final con su idea primigenia. Primero el hombre. Y estruja el pecho con una simpleza demoledora, de una belleza que arranca lágrimas.

Puede que no tenga la contundencia de sus últimas dos películas y no haya alcanzado las expectativas, pero First Man da cuenta de un cineasta joven con la sensibilidad como para moverse con igual capacidad en terrenos y géneros diferentes. No pisa con la fuerza previa, pero es otro paso adelante muy importante. Uno que deja huella.

estrella35

 

 

 

 

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