Crítica de Fresh

Daisy Edgar-Jones y Sebastian Stan protagonizan este thriller con algo de comedia oscura.

La búsqueda o espera de un príncipe azul (casi siempre un hombre cis blanco masculino guapo y amable) ha sido uno de los inventos de Disney que más ha calado en los ideales de las mujeres a la hora de buscar pareja. En los últimos años las críticas y reflexiones respecto a esta han ido cogiendo fuerza y muchas somos conscientes que la realidad es distinta a como la pintaban las películas de princesas o las comedias románticas de los noventa. Sin embargo, en una época como la que vivimos, donde conocer personas de manera espontánea es más difícil y donde la respuesta parece ser acudir a las múltiples aplicaciones de citas, es imposible no añorar la facilidad de los romances de películas. Es así como Fresh nos introduce a Noa (Daisy Edgar-Jones), una mujer en sus veinte que tras varios fracasos amorosos conoce casualmente en un supermercado al encantador Steve (Sebastian Stan). Y por mucho que nos gustaría que esta fuera una hermosa historia de amor, la realidad es que Steve guarda un bizarro y peligroso secreto: dirige un negocio de canibalismo.

«Fresh» es un thriller con algo de comedia oscura y un poco de body horror dirigido por Mimi Cave, en su debut como directora. La película se estrenó en el Festival de Cine de Sundance el 20 de enero de 2022 y llegó a Latinoamérica a inicios de marzo en Hulu o Star+. El equipo creativo involucró a Pawel Pogorzelski (un colaborador recurrente de Ari Aster) como director de fotografía, Martin PensaDallas Buyers Club: El club de los desahuciados«) en la edición y Alex SomersHoney Boy«, «Capitán Fantástico«) que hace un maravilloso trabajo en la composición musical. Juntos ofrecen un buffet de detalles visuales grotescos, pero brillantemente iluminados que crean el ambiente perfecto para la película. Es importante rescatar que gran parte del crédito también se debe a la química de los protagonistas y sobre todo a la actuación de Stan, quien es absolutamente seductor y aterrador en el papel.

Debo decir que se trata de una película divertida y entretenida, donde en mi opinión lo mejor es el primer acto: los encuadres, las pistas y el proceso de rápido enamoramiento de nuestra protagonista mientras que tanto ella, como nosotros como espectadores, caemos en la trampa de la sonrisa y bailes de Steve. Sin embargo, tan pronto se revela el secreto de este, la trama y su desarrollo van cuesta abajo. En mi opinión la guionista Lauryn Kahn falla en la mezcla de géneros, creando chistes forzados que entorpecen la película más que aportarle.

Pero lo que más me molesta es que junto con Cave terminan cayendo en todos los clichés del White feminism que parece burlarse en la primera parte. Solo Noa es lo suficiente “diferente” a las otras mujeres víctimas, lo que le va a permitir no solamente escapar, sino ayudar a su mejor amiga (quien por cierto no se molestaron en darle cualquier tipo de personalidad o profundidad más allá de preocuparse por Noa), derrotar sola al villano (porque en el individualismo gringo no hay lugar para la sororidad) y descubrir que detrás hay “una mujer mala” que debe asesinar. En pocas palabras se trata de una entretenida película para ver un domingo que seguro disfrutarán si omiten la floja fábula empoderadora feminista que intentan transmitirnos.

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