Crítica de Ghost Stories / Historias de ultratumba

El escéptico profesor Phillip Goodman se embarca en una misión terrorífica cuando se topa con un archivo perdido hace tiempo que contiene detalles de tres casos inexplicables de fantasmas.

Ghost Stories

Las antologías son uno de los formatos mas rentables que existen dentro del vasto género del terror. Pequeñas historias autoconclusivas y un marco narrativo que presenta dichos cuentos es lo único que basta para asustar al espectador de maneras macabras y originales, a la vez que se presenta el trabajo de diferentes directores y escritores para crear un mosaico atractivo y pensado para optimizar al máximo el horror. Desde la incombustible saga Creepshow hasta Tales of the Crypt, pasando por Trilogy of Terror y llegando a casos más recientes, como las tres V/H/S y su hermana espiritual Southbound, amén de la brutal y entretenida Trick ‘r Treat, el terror antológico nunca pasa de moda y siempre vuelve. Es el caso de Ghost Stories, exportación británica basada en la obra de teatro homónima que representa un buen exponente del subgénero, pero que se ve atrapada constantemente en los grilletes típicos de toda propuesta de horror.

El debut como director de Andy Nyman y Jeremy Dyson -siendo el primero el protagonista absoluto del film- tiene un comienzo auspicioso, donde Nyman encarna al profesor Phillip Goodman, un solitario presentador de televisión encargado de desenmascarar a psíquicos que cometen fraudes multitudinarios, aprovechándose de gente necesitada de un cierre en sus vidas para con sus fallecidos. Lo que guía al intrépido personaje a las historias del título es la aparición de uno de sus ídolos de la infancia, quien le entrega un dossier con casos que nunca pudo resolver, tarea que recae en un Goodman totalmente reticente.

El disparador de la acción es sugerente, pero lo que sigue a continuación son tres historias que varían en calidad narrativa: la primera es la de Tony (Paul Whitehouse), un cuidador nocturno de un asilo para mujeres en desuso que por las noches comienza a escuchar y ver cosas extrañas en la oscuridad. La segunda tiene en el centro al nervioso y extraño joven Simon (Alex Lawther), quien ha desarrollado un inquietante gusto por lo oculto tras un encuentro fortuito en la espesura de un bosque para nada acogedor. El capítulo que cierra este tríptico es el de Mike, con Martin Freeman) pasándola fantástico con el papel que tiene a disposición -un exitoso financiero que comienza a ser plagado por una aparición en su hogar mientras espera noticias sobre el nacimiento de su primogénito-.

Ghost Stories

Pero, como reza la línea promocional de la película –«la mente ve lo que quiere ver», Ghost Stories no es tan sencilla como lo que parece, encierra un secreto impulsado por todas esas incoherencias y actos fallidos que predominan segmento a segmento. Goodman se ve afectado por visiones extrañas que no tienen sentido, y hasta la presencia de su ídolo de la infancia está revestida de un halo de falsedad, totalmente visible tras el barato efecto de producción en maquillaje que tiene el actor avejentado. Todo es parte del gran truco teatral que predomina el acto final, donde las fichas se ponen en la mesa y todo cobra sentido, o al menos gran parte del encuadre narrativo.

Exponer la gran revelación sería echar por tierra el trabajo que hacen los creadores, ilusionistas del terror que desde las tablas del teatro pueden haber hecho funcionar su cuento pero que se trastabillan una y otra vez con sus jump scares, que comienzan desde la pantalla del título hasta el mismísimo final. Ghost Stories daña la maratónica carrera detrás de producción -la película fue filmada íntegramente durante el fin de semana de Halloween de 2016- con sustos de manual de principiante, siendo que tiene notables imágenes terroríficas que podían haber prescindido de la sensación ya casi vacía de subir el volumen para impactar. Tras haber sido endulzados con las mieles del horror este mismo año, primero con A Quiet Place y después con Hereditary, uno sabe que el género está para más y es justo exigirle cuando se sabe que hay potencial ilimitado para asustar. Hay que generar clima, hay que oprimir a la platea… asustarlos con un simple BUU! ya está pasado de moda. Ghost Stories tiene un buen giro final, pero que no termina de encastrar completamente con lo que se vio previamente. La película tiene un acabado profesional increíble para la rapidez con la que fue filmada y un elenco completamente dispuesto, pero deja bastante que desear al no salirse de los márgenes de lo que el horror puede lograr.

estrella2

 

 

 

 

[ratingwidget_toprated type=»pages» created_in=»all_time» direction=»ltr» max_items=»10″ min_votes=»1″ order=»DESC» order_by=»avgrate»]