Crítica de Hogar

Fátima y Luciana son madres solteras a muy temprana edad que terminaron residiendo, junto a varias otras adolescentes más, en un centro religioso a cargo de monjas. La primera es sumisa y está a la espera de un segundo niño; mientras que la otra aprovecha, cada vez que puede, para no soltar la vida de juerga por las noches. Ambas son distintas, pero a la vez allí son amigas. Se diferencian pero se complementan ya que no tienen a nadie más. Sin embargo, su relación de amor/amistad trastabillará cuando sor Paola, una novicia italiana, arribe al lugar para reafirmar sus votos y se sienta atraída por la vida de este mundo maternal juvenil.

Hogar se puede interpretar como el lugar donde uno reside, donde se provee lo que no se encuentra afuera, o como lo que intentan construir estas niñas/madres, que provienen de una situación difícil y que descubrirán el significado de pertenencia. Maura Delpero, nacida en Italia y criada en Argentina, entendió este significado a la perfección y decidió llevarlo a la pantalla grande en su ópera prima. Con su propio ritmo y tiempos bien definidos va trazando un mundo maternal no convencional, donde ser madre no es un momento de felicidad y alegría desbordante como comúnmente se establece. Y quiso evidenciarlo en un lugar donde justamente el concepto de maternidad está ausente por definición.

Una coproducción ítalo-argentina donde la falta de presencia masculina pasa desapercibida y desbordan los juguetes infantiles como un inmutable decorado. Delpero delimita en dos segmentos el drama de tres personajes de naturalezas y objetivos diversos, quienes se influenciaran intrínsecamente desde la segunda parte de la obra. Una dicotomía constante, una paradoja si se quiere, entre el significado del hogar y el ser madre que intenta proporcionar el convento pero que continuamente está ausente en las personas que dirigen el lugar.

Una pugna de emociones y disconformidad que atiende a la identidad maternal en la juventud desde tres puntos de vista distintos. El debut de Delpero no encandila, pero seduce con su originalidad y visión sobre el tema como así también el notable estudio del lenguaje corporal volcado en el film. Una película ideal para sentarse a disfrutar si se busca una historia propia, fuerte y cruda de algo que pasa pero que no vemos en el día a día.

 

 

 

 

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