Crítica de I Wanna Dance with Somebody

Es la biopic de Whitney Houston.

Hay algo que me encanta de las películas que rescatan las historias de las grandes figuras de la industria musical, ya sean dramas, documentales o series; encuentro encantador la posibilidad de entender cómo fue la vida de aquellos que le dieron sentido y voz a esas canciones que conectaron con tantas personas y continúan haciéndolo alrededor del mundo. Desde el éxito taquillero que representó Bohemian Rhapsody, el género de las películas biográficas se ha fortalecido y expandido en mejor o menor calidad. Desde entonces, hemos visto en la pantalla grande las luchas de Elton John en Rocketman; de Aretha Franklin en Respect y recientemente de Elvis

Por ello, no sorprende que Hollywood a través de Sony Pictures, encontrara en Whitney Houston su siguiente oportunidad para resaltar los momentos que la volvieron icónica, y aquellos que la llevaron a su trágico fallecimiento antes de tiempo, entregando así la cinta I Wanna Dance With Somebody. Dirigida por Kasi Lemmons (Harriet) y escrita por Anthony McCarten (Bohemian Rhapsody, The Darkest Hours, Theory of Everything), cuenta la vida de la famosa cantante norteamericana.

Ahijada de Aretha Franklin, y conocida como La Voz, Whitney Houston es la artista femenina más galardonada de todos los tiempos y una de las cantantes más importantes de nuestra historia contemporánea. En lo que se refiere a la música e incluso al cine, es un referente generacional. Debo rescatar que se nota la buena intención detrás de la historia, y el homenaje que se pretendía hacer a la figura que representa Houston que logra revivir entre recreaciones, con su propia música y gran legado. Además, creo que la elección de Naomi Ackie, para representar a Whitney fue acertada, pues brinda una excelente interpretación dándole un carisma único del personaje. 

El inicio es lo mejor de la película, en esa media ahora conocemos una Houston enamorada de una mujer, y al tiempo nos presenta las presiones a las cuales se vio sometida desde los primeros años de su carrera, pero que la acompañarían y pesarían para el resto de su vida: presión por ser un tipo de mujer, amar a un tipo de persona, por ser afroamericana o no lo suficiente, por vivir dentro de una familia muy religiosa, por ser un ídolo de masas. No obstante, demasiado pronto I Wanna Dance with Somebody se transforma en otra biopic que resume los puntos más importantes de su carrera a modo de página de Wikipedia, sin ahondar realmente en Whitney como persona, y mucho menos como artista. Se trata de un retrato adulador, pero que no consigue poner a Whitney donde merece. Whitney, es reducida a un ídolo, con una gran potencia vocal y nada más, siendo víctima de casi todas las situaciones que se le ponen enfrente. ¿Qué significó el estrellato negro durante la década de 1980? ¿Qué dice la omisión de la relación queer de Houston de la historia y su aceptación moderna sobre los avances que hemos logrado en la representación queer negra? ¿Quién fue Houston como madre, como empresaria y como líder de su carrera? El guion, hace estas preguntas, y los problemas de Houston vuelven en distintos momentos, pero parece no existir continuidad ni un interés en lo profundas y complejas que seguramente fueron sus respuestas.

Así que para mí, el gran problema de la cinta, es un guion mal manejado. Un guion que carece de identidad y que, aunque intenta conectar con el público a través de diálogos clave que resuenan a lo largo de la cinta, no tiene nada de especial. Anthony McCarten es completamente ajeno a las situaciones que intenta plasmar en la historia, abordando superficialmente los obstáculos raciales y prejuicios vividos por la cantante; lo cual por sí mismo no es un problema, hasta que es demasiado evidente que no tiene idea sobre lo que está escribiendo y olvida darle un clímax satisfactorio a la historia. Tal guion se transforma en una historia que ha sido cortada, editada y re-escrita por varios de los involucrados, desapareciendo casi por completo la firma de Kasi Lemmons como líder del proyecto. Entre tantas escenas superficiales y rápidas que explotan una y otra vez el mismo giro de cámara en torno a la cantante, ningún instante resulta especialmente memorable. Tampoco ayudan las extrañas decisiones de edición, ritmo y dirección, que más que contribuir a la trama, se sienten incómodas. Me parece una lástima que ni siquiera se atrevieran a jugar con la magnitud de los espectáculos de Whitney Houston, y entrega una película sumamente plana que termina siendo innecesariamente larga y carente de esencia.

Aunque la cinta podrá sin duda complacer a algunos de los fans de Houston, I Wanna Dance with Somebody, la verdad, es que no va más allá de ser un montón de datos condensados en dos horas y media, que más que inspirar, me dejaron frustrada ante el sin número de formas posibles con las que pudo ser abordada. La historia y vida de Whitney, merecía, y merece, un retrato más justo donde se reconozca lo dura y complejas que fueron sus luchas en todos los aspectos de su ser mujer afro queer e ícono de la música mundial, incluidas aquellas que hoy en día siguen sin ser totalmente aceptadas. 

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