Crítica de Salmon Fishing in the Yemen / Un amor imposible

El estirado doctor Alfred Jones es consultado por un carismático jeque árabe sobre la posibilidad de introducir el salmón británico en Yemen. Después de una considerable duda, el científico será conquistado por el encanto del jeque y por Harriet su representante legal.

Si uno logra sobrevivir al título original de la película (pesca del salmón en Yemen), Un Amor Imposible ofrece una agradable y encantadora comedia romántica, que es mucho más realista que lo que hace creer el extravagante rótulo y su propia premisa.

Si bien toma un rato acostumbrarse a la idea de estar viendo una comedia romántica mientras se aprecia la trama del film (la idea de importar salmones para su pesca en el medio del desierto de Yemén suena completamente loca) esta es completamente abrazada con aprecio por la jefa de Publicidad del Primer Ministro británico (una extremadamente graciosa Kristin Scott Thomas), en un intento de atenuar las conflictivas relaciones entre el Reino Unido y el Medio Oriente. Para llevar a cabo su plan no tiene mejor idea que chantajear al desventurado experto en peces Alfred Jones para realizar el sueño del jeque árabe y que la nación quede apreciada positivamente; claro que el mayor incentivo proviene también de la mano de la hermosa consultora del poderoso hombre: Harriet.

A la idea del romance entre los personajes de Ewan McGregor y Emily Blunt se le resta importancia en los momentos iniciales, ya que ella tiene un novio militar que luego desaparece de la trama al estar perdido en acción. Poco a poco, mientras va transcurriendo el metraje, la historia de dos profesionales motivados por un jeque optimista que tiene fe en que las cosas funcionarán en el final (aunque todo esté en su contra) va atrayendo a estas dos almas más y más cerca. Dado el título, es razonable pensar que gran parte del tiempo es utilizado para averiguar cómo hacer viable este proyecto logísticamente. Todas las pruebas que tienen que superar los personajes son increíblemente sorprendentes y, promediando el final, uno no puede más que alentar para que el plan tenga éxito, aunque parezca imposible.

Lo que realmente hace que Salmon Fishing in the Yemen funcione son las actuaciones de Emily Blunt e Ewan McGregor: ambos interpretan a personajes más que agradables y creíbles, con fuerza propia. McGregor no se siente muy lejano a su papel apático y emocionalmente distante que interpretó en Beginners, mientras que Blunt es su contraparte, una versión adorable y llena de optimismo, muy carismática, que lo sacará a flote en sus momentos más cruciales. No se puede negar también el derroche de calidad puesto en Kristin Scott Thomas, en un papel rutilante que se roba todas las escenas en las que aparece en pantalla.

Salmon Fishing in the Yemen es una encantadora comedia romántica de bajo calibre, ideal para contrarrestar los grandes tanques pochocleros que se vienen próximamente. Un gran canto a la fe; si se quiere, se puede, como dice el dicho.

 

 

 

 

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Migue Fernández

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