Crítica de Skjelvet / Terremoto

En 1904 un terremoto de magnitud 5.4 sacudió a Oslo con el epicentro en la Fosa de Oslo que corre debajo de la capital noruega. En el presente, científicos comienzan a detectar señales que indican que un nuevo terremoto está en camino.

Skjelvet, Terremoto, The Quake

Antes de saltar al barco de Hollywood con la reciente Tomb Raider, el noruego Roar Uthaug dirigió en 2015 la fascinante entrada del cine catástrofe La Última Ola. Con mucha pericia y dignidad, él se valió de un desastre natural para desarrollar al mínimo detalle la tragedia a través de los ojos de un núcleo familiar típico -padre geólogo, madre, hijo adolescente e hija preadolescente-. Lejos de un festín de efectos computarizados al que nos tiene caracterizados la Meca del Cine, los amigos nórdicos supieron utilizar sus recursos con ingenio y, al momento de la verdad, la ola gigante podrá haber durado poco pero sus efectos secundarios se hicieron sentir en la trama. No por nada el film terminó siendo lo más visto del año en su país de origen y la entrada oficial en la carrera al Oscar a Mejor Película Extranjera. Tres años después, la secuela a semejante éxito de taquilla no se hizo esperar y entre manos tenemos Skjelvet (Terremoto), un encomiable intento de réplica del éxito anterior, pero ya sin el elemento de la sorpresa y una adherencia a los preceptos ya utilizados en su predecesora que dañan visiblemente las buenas intenciones del equipo noruego.

Tres años después del incidente en Geiranger, el geólogo Kristian Eikjord (el ascendente Kristoffer Joner, que viene de pasar un buen año con su presencia en el prólogo de Mission: Impossible – Fallout) vive alejado de su familia con un severo caso de estrés post-traumático, al haberse convertido en un héroe reacio en los eventos que diezmaron a su ciudad natal. Pero cuando un colega muere en dudosas circunstancias y Kristian recoge su investigación, comienza nuevamente su paranoia de que un evento sísmico está próximo a suceder, y emprende una carrera contrarreloj para salvar a su esposa Idun (Ane Dahl Torp), su hijo Sondre (Jonas Hoff Oftebro) y su pequeña Julia (Edith Haagenrud-Sande). La familia Catástrofe vuelve al ruedo, pero en una aventura con menor impacto. Las tareas de director recaen en las manos de John Andreas Andersen, que hace un aplaudible trabajo al seguir los lineamientos de su predecesor en materia de exploración interpersonal y destrucción casi minimalista. A los Eikjord se les suman un par de nuevos personajes que no generan mayor preponderancia en la historia aparte de la Marit de Kathrine Thorborg Johansen, la hija del fallecido colega del protagonista que se ve arrastrada hacia la acción inadvertidamente.

Skjelvet, Terremoto, The Quake

Terremoto podría haber resultado mucho más relevante de no haberse dormido en los laureles y presentar un arco narrativo mucho más coherente. La trama es básicamente la misma que antes pero se cambia la pared de agua por un tremendo sismo que dura momentos en pantalla pero que desata los actos de supervivencia del desenlace, con la incredulidad de parte del gobierno de que un cataclismo está por ocurrir. Es la historia de Juanito y el Lobo a la que ya asistimos previamente en La última ola, sin gran cambio en la fórmula. El trauma vivido por Kristian está muy bien incorporado en la acción gracias a la gran labor de Joner, mientras que la maravillosa superviviente en Idun de Dahl Torp poco y nada tiene para hacer en esta secuela que perjudica al personaje que tanto ahínco le puso a su supervivencia y a la de su familia. La enternecedora Julia es pura emoción con esos gigantes ojos azules, pero es más un escollo en la trama que otra cosa, y Sondre prometía traer a colación una noviecita pero fue más un señuelo que otra cosa, siendo que el adolescente universitario no es un factor en peligro en todo el film.

Luego del plato principal, Terremoto amaga con una réplica a su tragedia, pero es sólo una carnada que nunca se cumple, sino que da paso al epílogo. Tal cual está, es un nuevo exponente de género de parte de nuestros amigos nórdicos que maneja muy bien sus tiempos y dinamiza el drama en conjunto con la acción y la tensión. Está, por desgracia, un escalón por debajo de la anterior, pero sirve como entretenimiento pasajero y una nueva demostración de que hay más cine de buena calidad por fuera de Hollywood.

estrella3

 

 

 

 

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