Crítica de Spider-Man Homecoming

Emocionado por su experiencia con los Avengers, Peter vuelve a su casa, donde vive con su tía May, bajo el ojo vigilante de su nuevo mentor Tony Stark. Peter trata de volver a su rutina diaria normal – distraído por ideas de probarse a sí mismo y lograr ser más que el amigable Spider-Man del barrio- pero cuando Vulture surge como un nuevo villano, todo lo que más le importa a Peter se verá amenazado.

Finalmente Spidey ha vuelto a casa, y lo hace en el mejor momento de Marvel, cuyo universo cinematográfico le depara infinitas posibilidades ya como cabeza de equipo de la próxima fase. En Spider-Man Homecoming, el héroe arácnido de varias generaciones regresa a las fuentes originales del personaje para darle un tono más aniñado, colorido, cómico, todo lo que el Hombre Araña fue en un principio, todo lo que sintetizó en su figura de nerd superpoderoso que debe afrontar sus responsabilidades como justiciero y como adolescente. Spidey vuelve a casa en lo que es, decididamente, la mejor encarnación del papel.

Con dos representaciones a cuestas de la mano de Tobey Maguire y Andrew Garfield, bajo las direcciones de Sam Raimi y Marc Webb respectivamente, el nuevo film del arácnido ahora interpretado por Tom Holland – quién sí puede representar físicamente a un adolescente de 15 años – se distingue desde su desarrollo de sus predecesoras. El primer factor más importante es que el título Homecoming, traducido Vuelta a casa, no denota nada relacionado con la trama sino que es el aviso más explícito de que después de años bajo los derechos de Sony, la figura del héroe vuelve temporalmente a las directas manos de la empresa comiquera que lo vio nacer, y por lo tanto de Disney. Esto es lo que define que el nuevo Spidey será muy diferente de lo que se ha visto hasta ahora.

A partir de allí comienza la narración que llega in media res, tomando en cuenta los sucesos de Captain America: Civil War, que introduce a un Peter Parker/Hombre Araña deseoso por salir a batallar nuevamente con los Vengadores y formar parte del equipo, lo que construye ya a partir de los primeros minutos con una gran secuencia de montaje la personalidad esperanzada e idealista de un adolescente en condiciones de ser un héroe pero que al fin y al cabo todavía debe seguir ateniéndose a sus «banales» responsabilidades cotidianas.

Más aún, el mayor acierto en el film es dotar a Peter de esa normalidad propia de un joven de su edad. La dirección de Jon Watts enfatiza en mostrar al chico dentro de su ámbito escolar, las relaciones con su mejor amigo, su tía May y por supuesto, su enamorada. A fin de cuentas Spider-Man: Homecoming estaría articulada como una típica película coming of age en donde el adolescente comienza a percibir sus cambios hormonales y emocionales, así como nuevos conflictos en su vida, solo que aquí el descubrimiento de su propio yo va de la mano con tomar sus responsabilidades como héroe, Peter Parker nunca deja de ser un niño.

Por el otro lado tenemos al Hombre Araña en lo que es, como fue dicho más arriba, la mejor encarnación hasta ahora en tanto vuelve a identificarse como un personaje joven rebelde, emocional, frustrado y humorístico. El de mallas rojas y azules no deja nunca de ser alguien que quiere demostrar continuamente su valía, y para eso no dudará romper las reglas impuestas por su mentor Tony Stark, mientras que en pleno acostumbramiento a su vida justiciera será autor de ciertos errores derivados de su ingenuidad e ignorancia.

Sin embargo, la nueva construcción del trepamuros deja ciertas incoherencias con su escencia ligadas a los cuantiosos dispositivos tecnológicos que desbordan su avanzado traje. Se pierde en muchos momentos la «aracnicidad» y se diluyen en gran medida las escenas en las que Spidey puede demostrar sus habilidades adquiridas.

La nueva producción de Marvel continúa con el lineamiento de los ambientes brillantes, ligeros y esperanzadores, yendo a los lugares más comunes del camino del héroe que deriva inevitablemente en saber lo que depara la trama. Su típica comicidad se acentúa mucho más dado que el protagonista que toma las riendas de la historia es un crío, lo que genera contados momentos de cierto infantilismo.

Desde la creación del MCU, la Casa de las Ideas ha tenido evidentes dificultades presentando villanos que terminaban siendo irrelevantes por su falta de profundidad, objetivos, o directamente sinsabor. El Buitre encarnado por Michael Keaton sale un poco de esa tendencia con la interpretación de un hombre que transmite terror y es responsable de un giro dramático que alimenta de buena forma al conflicto que enfrenta tanto El Hombre Araña como Peter Parker.

Spider-Man Homecoming representa más por la bienvenida a su hijo pródigo que por la película en sí. El Hombre Araña presentado da sobrada talla para pertenecer al MCU y ser la imagen representativa de las próximas fases más aún teniendo en cuenta todo lo que puede crecer como héroe y como Peter. Pareciera que tener una tercera encarnación del arácnido trepamuros en 15 años no es algo para festejar; pero sí lo es esta versión, porque significa no solo su vuelta a Marvel y su entrada al MCU, significa volver a ver al Hombre Araña con el que todos crecimos.

estrella3

 

 

 

 

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