Crítica de Spies in Disguise / Espías a Escondidas

El superespía Lance Sterling y el científico Walter Beckett son casi polos opuestos. Cuando los eventos dan un giro inesperado, de repente tienen que confiar el uno en el otro de una manera completamente nueva.

Spies in Disguise, Espías a Escondidas, Will Smith, Tom Holland

¿Y si James Bond quedara completamente vulnerable y salvar el día dependiera de Q? Algo así es lo que propone Spies in Disguise, la última película animada de Blue Sky Studios, la compañía detrás de Ice Age, Robots y Rio. Una comedia de acción a todo ritmo, bien inspirada en las aventuras dentro del mundo del espionaje de personajes como el 007 o Ethan Hunt.

La dinámica es conocida. Por un lado, el mejor agente secreto del mundo. Por el otro, un particular inventor que trabaja en la misma agencia, haciendo esos dispositivos tan espectaculares que el otro usa para salvar a la humanidad una y otra vez, viéndose genial mientras lo hace. O así debería ser su trabajo, pero Walter Beckett tiene sus propias ideas de lo que tiene que hacer. Hay dos miradas opuestas de cómo se hacen las cosas, lo que lleva a una colisión entre el superespía y el científico; el primer paso de una relación que será uno de los fuertes de la película.

Cuando la situación de ambos cambia radicalmente, Lance Sterling queda vulnerable por partida doble. Su agencia se vuelve en su contra, con lo que busca el apoyo de aquel que puede tener algún artefacto para ayudarlo, cosa que lo deja totalmente indefenso. Ya no solo no puede contar con los recursos de su organización y lleva un blanco en la espalda, sino que ahora pierde su principal recurso: su propio cuerpo. Es una vuelta de tuerca diferente y que funciona, en el marco de una historia que toca varias notas conocidas dentro de este tipo de cine, con un villano de plan maléfico y distintivas características personales, una agencia de inteligencia que se vuelve en contra de su hombre estrella cuando la evidencia es contundente, o la implacable perseguidora que será la primera en abrir los ojos.

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En ese sentido, es un aspecto fuerte el vínculo que se establece entre los personajes de Lance y Walter, con cierta dinámica padre e hijo que se desarrolla entre el agente que trabaja solo y el científico soñador que realmente planea cambiar al mundo. Es un acierto la convocatoria de Will Smith y Tom Holland para sendos papeles que conocen bien, el primero como la esencia de lo cool, el superhombre de acción y de hablar rápido, que se ve presa de unas circunstancias que le dan rienda libre para la comedia. Para Holland, el de Walter Beckett es un rol que toca cerca de su Peter Parker del MCU, sobre todo con el lugar de figura paterna que ocupa aquel adulto que admira.

Y si hay un elemento que realmente sobresale de Spies in Disguise, es su animación. No solo en términos de la calidad técnica de la misma, cosa que no tiene mucho sentido destacar porque es una constante en cada producción de los diferentes estudios, sino en la gran utilización de los recursos a disposición. No es Spider-Man: Into the Spider-Verse, pero tampoco hace falta llegar a dicho extremo en pos de la creatividad con la que se diseñan las secuencias, acompañadas de una muy buena labor musical y un veloz sentido del humor. Así es que resulta verdaderamente inventiva y ágil, permitiéndose llenar la pantalla de color y directamente jugar sobre el lienzo.

8 puntos

 

 

 

 

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