Crítica de Spiral: From the Book of Saw

Un sádico genio desata una retorcida forma de justicia. A la sombra de un veterano de la policía, el atrevido detective Ezequiel «Zeke» Banks y su compañero se encargan de la rebuscada investigación sobre unos asesinatos que despiertan un recuerdo del terrible pasado vivido en la ciudad.

Lejos quedó esa hermosa tradición de todos los octubres, en los cuales una secuela de Saw dominaba la taquilla norteamericana, lo que se podía considerar como todo un evento para los fanáticos del horror. De ser la sensación de medianoche en el Festival de Sundance de 2004 a culminar su viaje en 2010 con el mentado «Capitulo Final», siete películas nos llevaron por la senda del justiciero social John Kramer, su sangriento alter ego Jigsaw y su legado de trampas violentísimas. Siete años después hubo un intento de exhumar el milagro con Jigsaw, pero si bien resultaba grata de ver, no aportaba nada a la narrativa global de la franquicia, y complicaba su propia existencia con un nuevo discípulo con poco carisma. Sorpresivamente, el comediante Chris Rock se acercó a la productora Lionsgate con una idea para revitalizar la saga, y es así como hoy podemos hablar de Spiral: From the Book of Saw, una suerte de spin-off que nuevamente promete poner las ruedas de la serie en marcha, pero con dividendos dispares.

Primero que nada, las alarmas saltaron cuando vemos que el mismo Rock será el protagonista. ¿Un comediante haciendo género? ¡Dónde se ha visto! Pero la historia nos ha demostrado que se puede, y por fortuna la trama no vira hacia territorio paradójico. Mas bien, el relato que nos cuenta Spiral es lo mas cercano que podrá haber estado alguna vez Saw a la legendaria Se7en, con su procedimental policial en busca de un imitador de Jigsaw, y las brutales trampas a las que son sometidos un grupo de policías con las manos un tanto sucias. Nuestro Chris es Zeke Banks, un endurecido detective al cual su propio precinto lo ha tildado de Judas al señalar a su compañero corrupto unos cuantos años atrás, por lo cual cuando empieza la matanza, se pone al frente de una investigación para salvar la poca o nula entereza de su oficina.

Tras los incidentes raciales que llevaron a una sublevación popular el año pasado, el tópico de policías corruptos de Spiral puede parecer oportuno, cayendo en un momento crucial socialmente hablando, en el cual podemos casi palpar el sentido catártico de presenciar varias torturas a sujetos detestables que han abusado de su poder público. Pero no es oportunismo social, porque Saw ha contado desde su incepción con policías y detectives muy amigos de la mano dura, entonces todo el aporte de la historia de Rock sobre un asesino en serie que ha puesto sus vengativos ojos en un precinto corrupto no se siente para nada novedoso, ni mucho menos revitalizador.

A la silla del director han traído a un veterano de la tortura, Darren Lynn Bousman, quien debutó con la genial Saw II y fue llamado para las secuelas Saw III y IV. Conocido por su caótico estilo de filmación y edición, hay que decir que Spiral es su proyecto más sosegado y asequible de todos. Le falta un poco de ese estilo algo sucio que generaban sus Saws, pero visualmente es su película más refinada, quizás en un claro ejemplo para separar al resto de las entregas con ésta, y su viraje hacia suelos mas detectivescos. Y, sabiendo que en el pasado se ha propasado con el nivel de violencia de sus trampas, acá hay que decir que se lo nota sosegado. Quizás la mas brutal de todas sea una que involucra cera caliente, pero siendo un veterano con la saga, no sentí ese repelús que sí me han causado ciertas trampas en el pasado.

Qué decir entonces de Chris Rock. Tener a un actor de su renombre llamaba mucho la atención, y tengo que decir que no me sorprendió en absoluto. Hace un buen trabajo sostenido, pero cada vez que recitaba un parlamento lo sentía a punto de reír, incluso cuando el horno ya no estaba para bollos y el acto final estaba en pleno desarrollo. Con esto no digo que Chris no pueda realizar proyectos más dramáticos ni que la saga precisase actores dramáticos al estilo Hamlet, pero es un detalle que no podía sacarme de la mente mientras veía la película y se que le pasará a muchos de ustedes. Junto a él se encuentra Max Minghella, joven actor al cual no le encuentro costado carismático pero que finalmente me demostró que tiene una cierta veta interesante que mostrar como el compañero novato de Rock, y la leyenda que es Samuel L. Jackson como el padre retirado de Chris, en lo que cuenta como un cameo glorificado pero con una importancia vital a la trama como la sombra que oscurece a la carrera del detective Banks.

Spiral llena un pequeño hueco faltante en esa tradición del horror que en estos momentos se encuentra vacante. Proyectos como A Quiet Place o Escape Room atisban a rellenarlos, pero el momentum es tentativo hasta que la situación pandémica permita agilizar los períodos de filmación y distribución de antes. No sabemos qué futuro le depara al nuevo desprendimiento de la saga, pero esta novena entrega no muestra fatiga pero tampoco un ángulo novedoso para volverla tradición anual. En ciertas declaraciones de parte del director, que Spiral exista no anula el hecho de un futuro con una Saw IX dependiendo de las demandas del público. Es un experimento que si funciona y cobra relevancia, podrá continuar su camino y si no, será una linda anécdota. Pero me ha dejado un poco frío, y eso que como fanático acérrimo de la serie la demora de un año desde su estreno se me antojó fatal. Spiral era de mis películas más esperadas y me dejó haciendo espirales intentando encontrarle una razón de existir.

5 puntos

 

 

 

 

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