Crítica de Taxi 5 / 5ta. A fondo

Sylvain Marot, un súper policía parisino, es trasladado contra su voluntad a la policía municipal de Marsella. El ex comisario Gibert le confiará la misión de detener a los temibles «gangster italianos», que atracan joyerías con ayuda de Ferraris.

Taxi 5 / 5ta. A fondo, Franck Gastambide

Un policía denigrado une fuerzas con el peor taxista de Marsella para detener a una banda de ladrones de joyas en una olvidable película que carece de humor y acción. El policía estrella de París sueña con su ascenso a Crímenes Especiales y hace todo para conseguirlo, incluso manejar a más de 100 km por hora en el medio de la ciudad u obtener una confesión por coacción. Pero, en lugar de conseguir lo que tanto quería, Sylvain Marot es trasladado a Marsella por acostarse con la esposa del jefe. La película no va a moverse de estos estándares y es una de las tantas razones por las que Taxi 5 es de las peores del año.

Dirigida y protagonizada por Franck Gastambide, es la quinta entrega de la saga francesa, pero se coloca fácilmente como la peor de todas. El humor del que hace uso parece salido de hace dos décadas y no falta grupo por burlar o insultar. Racistas, misóginos, xenofóbicos, machistas. Gastambide –que también escribió el guion, junto con Stéphane Kazandjian– parece no haber salido de su casa en los últimos 10 años, entregando así una cinta digna de lo peor de los ’90.

Taxi 5 / 5ta. A fondo, Franck Gastambide

El protagonista –una versión low cost de Vin Diesel-, luego de ser trasladado a la policía municipal de Marsella tiene que adaptarse a su nuevo entorno y dejar de lado sus aires de héroe. Apenas llega, hay una oportuna recorrida por la comisaría en donde la película se da el lujo de hacer chistes con los miembros de la fuerza normalizando la discriminación contra, por ejemplo, enanos o mujeres que no cuadran en los estándares de belleza. Luego de un primer día catastrófico, el alcalde Gibert (Bernard Farcy) -comisario en las anteriores entregas-, le asigna un caso vital para lavar su imagen con el electorado: debe detener a una banda que roba joyerías con Ferraris y Lamborghinis y que planean un nuevo golpe. Para esto Marot necesitará la ayuda de Eddy Maklouf (Malik Bentalha) que, además de ser el peor conductor de la ciudad, es el sobrino de Daniel Maklouf -protagonista de las anteriores películas-, y por esto es el único que puede recuperar el famoso taxi blanco.

La película, producida por Luc Besson, no posee ninguna secuencia de acción que valga la pena y recae constantemente en el humor físico mal implementado. Las risas que puede llegar a producir son por hartazgo o desconcierto, es difícil creer que hoy en día se sigan estrenando este tipo de films en los que, por ejemplo, Marot compara a una mujer que intenta seducir con un auto y ella lo toma como un halago. Seguir dedicándole minutos o líneas a Taxi 5 es una pérdida de tiempo, así como pagar una entrada para verla es una pérdida de dinero.

estrella05

 

 

 

 

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