Crítica de Texas Chainsaw Massacre: Old Man Leatherface vuelve a la carga

La violenta novena entrega en la saga ya está disponible en Netfllix.

¿De qué va? Melody, su hermana adolescente Lila y sus amigos viajan al remoto pueblo de Harlow, Texas para montar un negocio muy idealista. Pero su sueño se convierte en una auténtica pesadilla cuando molestan sin querer a Leatherface, el desquiciado asesino en serie cuyo sangriento legado sigue acechando a los habitantes de la zona, entre ellos la única superviviente de su masacre de 1973, decidida a vengarse a muerte.

Tres cosas curiosas me generaron sentimientos encontrados para con Texas Chainsaw Massacre, esta novena entrada en la antológica saga de terror. La primera, que la filmación en Bulgaria se detuvo, la productora despidió a los directores y contrató a David Blue Garcia para continuar, descartando lo ya filmado. La segunda, que los primeros pases de testeo de la misma fueron muy negativos y, eventualmente, la película terminó en Netflix, lo que indica que el estudio se adelantó a las pérdidas y firmó un lucrativo contrato con el gigante del streaming. Augurios nada promisorios, por cierto. Pero después, el mismo día del estreno y bien temprano antes de partir al trabajo vi como muchos seguidores de Letterboxd logueaban sus primeras impresiones de la película, y hasta vi un muchacho viendo la película en el transporte publico desde su celular. El interés por esta recuela (gracias Scream 5 por el nuevo término) estaba más que claro. Es por eso que ese mismo día ni bien llegué a casa oprimí PLAY y me dispuse a ver las nuevas aventuras de Leatherface… y quedé mas que sorprendido con el resultado.

A esta altura del partido, que nadie se sorprenda por lo que esta nueva secuela tiene para entregar. Mas allá de los discursos políticos y sociales que intenta apuntalar Texas Chainsaw Massacre, es la matanza del título la que nos indica lo que vamos a ver: jóvenes muriendo de manera brutal y descarnada por haber contrariado al legendario villano. Nada mas y nada menos que eso. La historia pergeñada por Fede Alvarez (Evil Dead, Don’t Breathe) y su colega Rodo Sayagues con guión de Chris Thomas Devlin tiene sus aciertos y desaciertos, pero presenta un tablero de juego simple donde ocurrirán variopintas vejaciones.

El grupo de jóvenes protagonistas vienen a comerse el mundo de un bocado, pero lo que no saben es que esas ínfulas de superioridad provocarán un estallido de violencia del cual no todos saldrán intactos. El comentario sobre la gentrificación y el choque de culturas está ahí desde el comienzo, pero se explora sólo lo suficiente para dar el pistoletazo de largada de las atrocidades del villano, que por como viene la cosa es mas un mártir a la causa que una fuerza del Mal hecha y derecha. La Lila de Elsie Fisher (Eighth Grade) carga con una tragedia escolar a cuestas, un tiroteo del cual le quedan secuelas en carne y en mente, que a muchos les parecerá un insulto pero que Fisher sabe subsanar con aplomo, mientras que también hay un intento de abordar el pasado confederado del sur del país. Y por si fuera poco, al continuar directamente el legado de la original, regresa la sobreviviente Sally Hardesty (Olwen Fouéré) en modo Laurie Strode a buscar una tardía venganza. Son muchas las ruedas que giran al mismo tiempo, y no todas lo hacen al mismo ritmo y con el mismo nivel de engrase narrativo.

Pero todo queda compensado porque el festín de sangre es absolutamente vil, y se nota que no escatimaron en violencia. Cuando Leatherface se pone manos a la obra no hay quien lo pare, y los efectos prácticos brillan por sobre otras producciones edulcoradas por efectos digitales. Blue Garcia tiene en sus manos unos cuantos momentos de tensión sostenidos y los filma de maravilla, y si algo me quedó en claro, es que la película no tenía derecho alguno en lucir así de bien, con planos muy bellos de atardeceres y amaneceres sureños. Tanto que me da pena haberla visto en un televisor en vez de en la pantalla grande.

Quiero volver a las protagonistas porque me parece que hay que cantar loas donde se debe. Elsie se está convirtiendo en una proto-scream queen con su aparición acá y en la segunda temporada de la tristemente cancelada Castle Rock. Pero quien sobresale es la estupenda Sarah Yarkin (Happy Death Day 2U) como la hermana mayor. Melody es un personaje bastante asqueroso en el comienzo pero se va redimiendo conforme la situación se vaya yendo al garete y protege a su familia a toda costa. Yarkin ya confesó que no es asidua al género y que le costó muchísimo la filmación, pero si tuvo tribulaciones no se notan porque lo dejó todo en el set, y me dejó obnubilado con su actuación.  Fouéré tiene la descomunal tarea de representar a esta Sally Hardesty aguerrida y si bien esta nueva iteración del personajes queda a la sombra de la nueva Laurie Strode, cumple el objetivo de continuar la historia de la scream queen legendaria.

Texas Chainsaw Massacre propone una nueva línea temporal en la longeva franquicia, y tenía todas las de perder. Pero el producto final es un inmisericorde asedio a los sentidos, concisa y con un momento final que los dejará helados. En vista de los paupèrrimos intentos previos de la saga de sorprender, ésta nueva entrega es una vuelta a lo básico que no sorprende por su originalidad, pero dejará muy satisfechos a los fanáticos, clamando por más.

P.D.: hay una secuencia chiquita post-créditos.

estrella35

 

 

 

 

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