Crítica de The Girl in the Spider’s Web

Lisbeth Salander, la figura de culto y protagonista de la aclamada serie de libros Millennium, creada por Stieg Larsson, vuelve a la pantalla en La Chica en la Telaraña, una adaptación del reciente best-seller mundial.

The Girl in the Spider's Web

Tres años después del caso de los Vanger, Lisbeth está de vuelta. Esta vez le tiene que robar al gobierno estadounidense un programa que da acceso a todas las armas nucleares del mundo, pero algo sale mal y es atacada por una organización rusa que le quita la computadora que contiene el software. Fantasmas del pasado y una carrera por salvar al mundo, esto es The Girl in the Spider’s Web, dirigida por el uruguayo Fede Álvarez.

Se supone que esta película funciona como secuela a The Girl With The Dragon Tattoo (2011), dirigida por David Fincher. Poco de eso puede verse. Esta es una versión PG-13 que baja la intensidad en todo lo que hacía destacar a la otra, pero al mismo tiempo tiene una trama mucho más grandilocuente que no es efectiva y deja sabor a poco. A esta altura, usar a los villanos rusos atrasa, es algo que se viene viendo desde el comienzo de la Guerra Fría, y si, además, eso no está bien escrito, sólo se hace predecible.

La cinta empieza con un flashback a la infancia de Lisbeth. Juega al ajedrez con su hermana Camilla y son llamadas por su padre. Lisbeth escapa e intenta que Camilla la siga, pero ella elige a su padre abusivo. Esta escena, que se supone es la que da sentido a lo que después pasará en la trama, y pretende darle más profundidad al personaje de ella, es una contradicción con lo que se dice en la primera película y en realidad no suma nada, en todo caso lo que hace es empujar a uno de los personajes más originales de los últimos años al cliché.

The Girl in the Spider's Web

Todos los personajes son interpretados por otros actores y esto en principio suena atractivo. Genera hincapié en la historia: cualquiera puede ser Lisbeth Salander o Mikael Blomkvist, lo importante es la trama. El problema es que las interpretaciones de Rooney Mara y Daniel Craig son simplemente perfectas en la primera entrega. Es muy difícil ver esta película sin compararla constantemente con la anterior, en todos los sentidos. Si bien Claire Foy hace un gran trabajo poniéndose en la piel de esta hacker, no es creíble. Esto igual no es enteramente responsabilidad de la actriz, tampoco tenía mucho con qué trabajar, el guion es superficial y le quita toda la profundidad y oscuridad al personaje e intenta compensarlo con una backstory ordinaria.

Luego de que le roben el programa va a ser perseguida por los rusos, pero también por el agente especial de Estados Unidos, Alona Casales (Lakeith Stanfield). La historia se va agrandando, pero sin ningún elemento que la haga creíble. Las escenas de acción dejan mucho que desear y la aparición de Blomkvist (Sverrir Gudnanson) se siente casi como una obligación, porque no aporta nada a la trama. Quizás el único personaje que se corre un poco de esta zona apta para todo público es Camilla Salander (Sylvia Hoeks), pero no por eso puede evitar los clichés. El papel de villana le queda genial a la holandesa y ya lo había demostrado en Blade Runner 2049. Acá, es la única que tiene una motivación casi creíble y emociones y reacciones que acompañan eso. Pero tampoco es muy complicado interpretar a una antagonista desalmada cuando el rasgo característico es el rubio platinado y las cejas del mismo color –dije que no se escapaba de los clichés-.

The Girl in the Spider’s Web es esa película que se ve un domingo a la tarde/noche cuando no hay nada más y no se quiere pensar por dos horas. Si se busca algo más que eso, habrá que hacerlo en otro lado.

estrella25

 

 

 

 

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