Crítica de The Lost City: cómo reírse de un género y homenajearlo al mismo tiempo

Sandra Bullock y Channing Tatum vienen a salvar las comedias románticas.

Pocos géneros tan nobles como la comedia romántica. Noble pero a la vez muy difícil de hacer bien, de lograr como corresponde. Por suerte, llegó “The Lost City” para dejarnos tranquilos y entregarnos una de las películas más disfrutables que salieron en lo que va del año. Y si, por supuesto que eso es fácil cuando tenés a Channing Tatum y Sandra Bullock como dupla protagónica. 

Pero esta película es mucho más que la suma de sus partes: es una aventura en la selva, es una comedia que no se toma en serio a sí misma en ningún momento y es una oportunidad maravillosa de explorar a dos personajes de lo más estereotípicos que logran reírse de esto. Mucho se habló antes del estreno sobre esta cinta y se la llegó a comparar con “Tropic Thunder”, pero no creo que sea justo ponerla en esa categoría. Aquella película dirigida por Ben Stiller es algo único: una sátira al género de acción, a las franquicias, a la actuación de método y a la industria en general. En cambio, “The Lost City” es una reversión de los clichés de la comedia romántica y de la historia de la damisela en peligro.

Sandra Bullock es Angela, una autora de novelas románticas cuasi eróticas, que tiene una fuerte base en la historia y la arqueología, pero para vender, hay que ponerle picante a la cosa. Channing Tatum es Alan, el modelo de sus portadas, la persona que todos sus lectores asocian a este hombre fuerte, inteligente y con un doctorado en estudios de género que no le teme a nada. 

Aunque la realidad plantea algo completamente diferente, él es un hombre de lo más sensible y lo más cerca que estuvo alguna vez a la acción fue en un retiro espiritual en dónde conoció a un ex marine. Todo esto igual le será de ayuda cuando la autora sea secuestrada por un billonario desquiciado y  un tanto resentido, interpretado por un genial Daniel Radcliffe, que intenta demostrar su valor al descubrir un tesoro perdido, curiosamente él mismo del que habla Angela en su último libro.

Desde ahí, todo lo que puede salir mal sale mal, pero de la mejor manera para nosotros, los espectadores. La misión de rescate con este ex marine con un pelo de propaganda les estalla en la cara, de manera bastante literal. Los dos protagonistas terminan perdidos en la selva e intentan escapar de los malos. Desde ahí, todos los chistes que se puedan hacer con esta situación no se dejarán escapar y ninguno defrauda.

El tono  irreverente y descontracturado de “The Lost City”, más una dosis de comedia que hace que en ningún momento dejes de reír, dan como resultado una película profundamente disfrutable, que es a la vez una crítica, así como un homenaje a un género tan bastardeado en los últimos años como lo es la comedia romántica. 

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