El Eternauta no tiene quien lo filme – Parte III

Entrega final del especial realizado sobre El Eternauta.

El Eternauta, Oesterheld

Entrega final del especial realizado sobre El Eternauta, con un análisis de las razones por las que aún la adaptación no ha llegado al cine y la variante que explora la familia para que una transposición eventualmente suceda. Se tratará además el motivo por el que el videojuego sobre la historieta fue prohibido y los deseos de llevar otras obras de HGO a la pantalla grande. Si aún no las leyeron, aquí la parte 1 y la parte 2 de este informe.

LOS ELLOS

Son distintas las causas por las que, hasta la fecha, la única aparición de Juan Salvo en pantalla es en Nieves del Tiempo (2010), un corto institucional de 1 minuto realizado para el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires. Su realizador, Enrique Piñeyro, se propuso luego del estreno del cortometraje como la persona ideal para dirigir la adaptación, no obstante a un año de que el mismo fuera lanzado nadie se había comunicado con él para que se hiciera cargo. Desde entonces, el director adquirió los derechos de Nippur de Lagash -otra historieta- por medio de su productora Aquafilms y encargó al propio autor, Robin Wood, la escritura del guion que llevará adelante. Lo cierto es que El Eternauta atraviesa una etapa identificable con la vivida en los años ’97 y ’98 con el llamado «boom de los fanzines» (1), con una variedad de propuestas enmarcadas en diferentes medios –videojuegos, música, radioteatro- que ven la luz tiempo antes de que lo haga alguna apuesta oficial.

Sólo en el terreno audiovisual, se puede encontrar un avance fanmade de título Nevada, el cual fue pensado como una herramienta que generase algo a futuro pero, de acuerdo a su director Pablo Ponce de León, no es un proyecto en el que se trabaje actualmente. Por otro lado, Víctor Daniel López desarrolla un cortometraje de animación sobre la misma historia, el cual se encuentra en período de revisión de guion –según informó el realizador ya lleva 50 páginas y debe ser acortado- y que ya presentó una pieza de arte conceptual aunque no logró alcanzar su fecha prevista de estreno.

Las causas por las que no se avanza en un film son diversas y necesitan ser identificadas a partir de las tres patas que se plantearon desde el primer momento: familia, productora y directores. A diferencia de lo que se puede llegar a obtener desde una búsqueda de información sobre el tema, los herederos de Oesterheld están muy interesados en que el proyecto se lleve adelante y actualmente son sus principales impulsores. La afirmación es pasible de cuestionamiento cuando una de las noticias más recientes –y de mayor resonancia- referida a los derechos de la obra, encuentra al nieto del autor como quien intimó a Ciro Kurohiko, desarrollador de un videojuego online sobre El Eternauta, a que no lo difundiera so pena de demanda legal. Martín M. Oesterheld explicó que esto se debió a que, si bien la familia es abierta a que el público haga sus propias representaciones respecto a la obra, han empezado a tratar de ejercer un mayor control respecto a este tipo de libertades y que, para el caso, estaba en los planes el lanzamiento de un videogame propio –el cual no se limitaría a la Argentina sino que presentaría una destrucción a nivel mundial-.

Tanto él como Fernando Araldi Oesterheld –quienes representan a la familia en lugar de la viuda del guionista, Elsa Sánchez– no solo están a favor de que se lleve al cine la obra más representativa de su abuelo, sino que no quieren que se olvide que hay «muchas otras historias adaptables e interesantes» para trasponer. Uno de los casos es Mort Cinder, historieta por la cual el entrevistado planteó que hubo productoras internacionales interesadas en hacerse con los derechos desde que Frank Miller (300, Sin City) citó como influencia a la obra cumbre de Héctor G. Oesterheld y Alberto Breccia.

A la hora de reflexionar sobre la falta de progreso para lograr una adaptación, Oesterheld pone el foco tanto en la productora tenedora de los derechos como en los realizadores que manifestaron la intención de ocuparse de ella. «Todos los directores que se te ocurran que tuvieron su momento, que la embocaron con una película a nivel público, que de momento tienen su renombre, todos tocaron la puerta del tema El Eternauta. Si no son todos, te diría en un 85% se instalaron ahí para ver qué pasaba», plantea el heredero. El director de La Multitud, que no tiene ningún deseo de cargar con la transposición sobre sus hombros, critica a sus colegas aquello que él denomina «voluntarismo», esa expresión de deseo que resulta infructuosa por no proponer nada concreto. Si el desarrollo técnico de las décadas pasadas es un tema superado y la falta de presupuesto sería factible de ser resuelta, una causa imposible de zanjar hasta la fecha está en los propios candidatos: «Lo que pasó es lo que creo que le pasa a la mayoría de los directores que están cerca de hacerlo que, frente al proyecto, este termine siendo tan inabarcable que sienten que se enfrentan a un monumento y se terminan achicando, porque no están trabajando sobre una historia, están trabajando sobre una historia que connota diferentes sensibilidades del argentino medio. Y hay una expectativa grande de todo eso».

En torno a esto, es fundamental trabajar sobre la participación de Kramer & Sigman, quienes no tienen al proyecto como una prioridad. «Con estos temas a veces no nos abrimos, pero porque tampoco tenemos nada para contar», explica una fuente cercana a la productora que, desde la salida de Lucrecia Martel, se ha encargado de llevar adelante otras tres películas, mientras que en el presente lo hace con una cuarta, Relatos Salvajes de Damián Szifrón, razón que a lo largo de un mes se puso como excusa para no acceder a una entrevista. «No estamos haciendo nada respecto a El Eternauta hoy, actualmente», agrega en el marco de la explicación de que el italiano Andrea Marotti ya no se encuentra vinculado de ninguna forma al proyecto, a pesar de todavía toma crédito como productor del mismo en su currículum. Aún tratándose de una cuestión de financiamiento, el lograr una co-producción junto a una empresa europea hace tiempo que es una de las alternativas que se manejan, no obstante no hay respuesta respecto a la negativa a acceder a esa posibilidad. Por otro lado, si el presupuesto fuese el problema concreto, no se explicaría la imposibilidad de avanzar en alguna de las etapas previas fundamentales para poder siquiera pensar en comenzar un rodaje, algo que tiene como resultado que, en una década de tener los derechos en su poder, Kramer & Sigman no haya presentado un guion a la familia.

«Me parece que la película no puede ser tan imposible de llevar adelante», plantea Martín M. Oesterheld, sentimiento que se comparte a raíz de los avances que ha habido en materia de desarrollo técnico y del rico período sociocultural en que la misma podría insertarse. La realidad es que las causas en torno a la falta de definición respecto a ella son múltiples y de diferentes órdenes, siendo la más reciente una en el ámbito legal, con el regreso a la carga de Alejandro Scutti. Once años después de que se dictara sentencia respecto a los derechos de autor, el hijo del fundador de Ediciones Récord S.A. planteó una nueva demanda que se refiere específicamente al uso de la marca El Eternauta. La acción no se limita sólo a la familia del guionista desaparecido, sino que incluye al Gobierno nacional –propiamente a la agrupación política La Cámpora- por el uso indebido de la imagen de Juan Salvo. Si bien a este impedimento no se le puede atribuir la falta de progreso en años, es cierto que ha sido un escollo en los últimos dos que la familia espera resolver con celeridad para continuar el demorado avance en la idea.

NAVEGANTE DEL TIEMPO

El futuro de El Eternauta en cine es incierto, pero Martín M. Oesterheld tiene una variante en ciernes con una vuelta al principio, cierre más que coherente si se considera el final circular de la obra original: una serie de televisión. Como puntapié inicial, el estreno de Germán: Últimas Viñetas muestra un avance claro en una dirección determinada. Es, en definitiva, la realización del proyecto que Gustavo Mosquera –quien no estuvo vinculado- nunca concretó para la pantalla grande, una ficción sobre la vida del guionista que se vea atravesada por sus propias historietas, con la diferencia de que quien dialogaba con el escritor (interpretado por Miguel Ángel Solá) no era Juan Salvo sino Ernie Pike. Por otro lado, la familia tiene luz verde desde el ámbito legal para avanzar con un programa televisivo y buscaría ahondar en ese terreno, dado que esto no se encuentra negociado en el contrato con K&S. «Cada vez que se plancha la película, yo empujo el tema de la serie, una con espalda que pueda ser realizada por HBO o Sony Latinoamérica y que puedas desarrollar en 8, 10 o 12 capítulos», argumenta el nieto del creador, quien se plantea recurrir a aquella vía en caso de que, una vez resuelto el conflicto con Scutti, no se avance desde lo cinematográfico por dos o tres años más.

La propuesta no carece de sus fundamentos. En principio podría resultar beneficioso para la propia historia, dado que no requeriría del aceleramiento de la misma –hay cuatro clases de enemigos antes de llegar al principal antagonista-, lo que habilitaría un mejor desarrollo de sus personajes. Por otro lado, la mención a HBO o a Sony no es casual, dado que obedece a un reconocimiento de un campo que ha crecido significativamente en los últimos años, con contenido internacional en los lineamientos de El Eternauta –hay series de ciencia ficción e incluso otras basadas en cómics, como The Walking Dead para mencionar el caso más exitoso-, así como también variantes de alto presupuesto y con destacados equipos involucrados, tanto delante como detrás de cámaras, dedicados en exclusiva a la región latinoamericana. Por último, y no por eso menos importante, se debe señalar que la televisión atraviesa una nueva etapa de oro, como el hogar de reconocidas figuras de Hollywood así como también de los mayores riesgos argumentales, de los fondos cada vez más abultados y, sobre todo, de la originalidad que ya no se encuentra tan fácilmente en el cine. Es una alternativa concreta que, por el período sociocultural que se atraviesa, no tendría nada que envidiarle al séptimo arte, ya que los tiempos han nivelado hacia arriba a los medios considerados menores. ¿Será posible?

(1) Agrimbau, Diego (2003): «Sobrevivientes de la historieta: 1992-2002», en: Tram(p)as de la comunicación y la cultura. Año 2, Nº11. La Plata, Facultad de Periodismo y Comunicación Social, UNLP, marzo. (p.35)