Game of Thrones – Recap 08×02: A Knight of the Seven Kingdoms

La batalla en Invernalia se aproxima. Jaime es confrontado con las consecuencias del pasado. Una tensa interacción entre Sansa y Daenerys continúa.

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En relación a «Winterfell» escribí que era inevitable no sentir cierta decepción, cosa que no me sucedió con «A Knight of the Seven Kingdoms». Si, todavía no estalló la batalla entre los vivos y los muertos, no hubo más que diálogos, reencuentros, tira y afloje por el poder, y sin embargo fue un episodio considerablemente superior al primero. Uno marcado por la cercanía de la muerte, el sentido de la fatalidad inminente. Así las conversaciones tienen otro cariz. Ahora es el tratar de disfrutar lo que puede ser el último día sobre la Tierra, con pesadez pero sin depresión. La guerra es inevitable. Saquemos lo mejor de estas horas finales.

«A Knight of the Seven Kingdoms» no perdió el tiempo en relación al final anterior, pasó del punto A al B sin necesidad de mostrar el intermedio. Jaime Lannister es sometido a juicio en Invernalia, confrontado por todo lo que ha hecho en el pasado. Debe responder por el acto que le dio el apodo de Matarreyes, ante la última heredera de su víctima. Debe responder por el ataque a Ned Stark en Desembarco del Rey, que sentó las bases para su posterior ejecución, ante la Dama de Invernalia. Todo lo que hizo fue porque estaba en guerra, defendiendo a su familia. Todo lo volvería a hacer. «Las cosas que hacemos por amor», le suelta el Cuervo de Tres Ojos, que todavía tiene algo de Bran dentro. El rostro de Jaime cambia. La frase que soltó previo a lanzar a un niño por la ventana de una torre; su peor pecado vuelve a acecharlo. Si Bran hablase, sería ejecutado. Pero Bran no es Bran y eso queda solo en una chicana. Y que el otro sepa que él elige perdonarle la vida. La frase, ahora, ha cambiado. Su sentido, al menos. Las cosas que hacemos por honor, diría. Jaime ama a Cersei. Siempre fue así. Pero ante esta hora oscura, él obró como un hombre honorable. Su hermana y amante está equivocada. Al momento de elegir su lugar en la historia, ella optó ubicarse en el bando erróneo y mantenerse allí. Él, en cambio, fue a Invernalia a entregarse a lo que es «el enemigo». Prometió pelear por los vivos y pretende cumplir esa promesa. Y si debe traicionar a su hermana, a su amante, a su Reina, lo hará. Jaime Lannister ha sido en forma consistente un personaje sólido, complejo. Del odio del primer episodio se ha pasado a un aprecio. El Matarreyes encontró su corazón en temporadas pasadas y hoy elige estar del lado del bien, de la vida, aunque eso le cueste la propia. Tyrion habla a su favor, pero su aporte es inútil. Es Brienne de Tarth quien dice las palabras que permiten que Jaime se sume a la causa. El tiempo pasó, pero no se olvida el momento en que Jaime completó su transformación en lo que es ahora. Cuando los hombres de Locke planeaban abusar de ella y él la salvó, dejando una mano en el proceso. Sansa confía en el criterio de su protectora. Y así la causa suma otro nombre a sus filas. No se puede prescindir de ningún hombre…

El desaire a Daenerys es uno importante. La Dama de Invernalia perdona al asesino de su padre, sin que ella pueda dar su juicio final. Jon Snow se va sin hablarle. Su llegada al Norte le ha traído cierta resistencia. Es la Reina y no se termina de sentir como tal, la desafían. El desquite es con Tyrion, a quien Game of Thrones no está tratando bien últimamente. Le creyó a Cersei y eso demostró ser un nuevo error. A lo largo de la séptima temporada, la Mano de la Reina se ha equivocado más de la cuenta. Solía ser el hombre más inteligente, hoy comete errores imperdonables. Sabe que su puesto está en riesgo, con total justificación. Es Jorah Mormont quien habla a su favor ante Daenerys, para que perdone sus equivocaciones. Hay una guerra entre vivos y muertos en la que Tyrion no puede ayudar demasiado. Está ahí por su mente por lo que, a fin de cuentas, ella elige resguardarlo. Pero su mente no es lo aguda que era en temporadas pasadas y los guionistas lo llevan a equivocarse más de lo necesario. Aún cuando, supuestamente, aprende de esos errores. El otro consejo del Ándalo para su Reina fue un diálogo con Sansa. El trato es cordial, hacen unas paces iniciales. Jon la ama y eso es motivo de duda para Sansa, que sabe que los hombres hacen cosas estúpidas por amor -Robb Stark presente-. Pero, como bien dice Daenerys, ella ama a Jon y hoy pelea su guerra, en su tierra, así que la manipulada es ella. Cuando estamos al borde de un entendimiento, surge la pregunta que rompe todo. «¿Qué hay del Norte?» Ellos juraron no volver a arrodillarse y ese plan no va bien con la Madre de los Dragones, que quiere sentarse en el Trono de Hierro. Sin una respuesta que satisfaga, son salvadas por la campana. Theon Greyjoy está de nuevo en Invernalia. Rescató a su hermana y ella se dirige a las Islas de Hierro para retomarlas en nombre de Daenerys. Y él está aquí, para pelear por Invernalia, por los Stark, y se lo pide a Sana. Ella emocionada lo abraza. Y el director David Nutter elige enfocar el rostro de la Targaryen antes que el recorrido del abrazo. Un poder que se ve socavado desde que llegó a Poniente…

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En tanto, Arya corteja a Gendry. Ella le pidió un arma, él todavía no la hizo. Trata de que ella entienda que lo que está en camino, no es un enemigo corriente. Es la propia muerte. Pero ella conoce la muerte. La conoce muy bien. Habla con calma, lanza unas dagas de vidriagón y da en un poste cual si fuera un blanco imaginario, tres veces en el centro. Ella no es más Arry. Él entiende. Una niña toma lo que quiere. La siguiente vez que la veamos, tendrá un diálogo con El Perro. Le pregunta qué hace ahí, cuándo fue la última vez que peleó por alguien que no fuera él. «Peleé por tí, ¿no es así?», le responde y la/nos desarma. Beric Dondarrion llega a interrumpir. Arya no pasará su última noche en la Tierra con dos viejos decrépitos. Mientras lanza unas flechas al centro de un blanco nada imaginario, Gendry la interrumpe. Ya terminó su arma. Ella le pregunta por la Mujer Roja, descubre la verdad sobre su identidad, que es un bastardo de Robert Baratheon. Y elige perder su virginidad en esta última noche junto a él, para ver lo que se siente. Eso sí, que se saque sus propios pantalones que ella no es Melisandre.

Fue un capítulo importante para Jaime, que se hizo cargo de su pasado. Sea por su propia mano o por la decisión de su hijo/sobrino, su familia tuvo responsabilidad en la muerte de los padres de Daenerys y Sansa. Respondió por esos crímenes y salió indemne. También se hizo cargo de lo hecho con Bran, hoy Cuervo de Tres Ojos. De no haber hecho lo que hizo, él no habría cumplido su destino. Después tiene un diálogo con Tyrion acerca de las mentiras y engaños de Cersei -lo del bebé en camino es real-, hasta que lo deja hablando solo para reencontrarse con Brienne. Será un honor que le permita combatir a su lado, más allá de que no sea el guerrero que era. Su arco está completo. Ni hablar de que esa misma noche la hace Caballero. Si tuviera que apostar por alguien que no quedará vivo de esta batalla final contra los Muertos, diría que es él. Posiblemente en un acto heroico salvando a Brienne… El Matarreyes se reivindicó. Su noche final la pasa en compañía de su hermano, de Brienne, Pod, Davos Seaworth y Tormund Giantsbane. Todos comparten una copa, el salvaje incomoda a todos con sus historias, como un necesario comic relief. Jaime hace caballero a Brienne. «A Knight of the Seven Kingdoms» hace tanto referencia a ella como a él. La velada termina con una canción. Podrick Payne entona «Jenny of Oldstones» en lo que es una escena realmente emotiva y nos termina de preparar para la batalla en camino.

La llegada de Edd, Beric y Tormund a Invernalia le dio a Jon Snow la pauta de que los muertos están a tan solo horas de distancia. Todo aquel que no esté en Invernalia hay que considerar que ya es parte del Ejército del Rey de la Noche, con lo que hay un concilio comandado por el Guardián del Norte para definir la estrategia con la que harán frente a las huestes de los caminantes. El plan de acción más sencillo es apuntar al General de la Muerte. Él convirtió a todos, si cae él puede que todos lo sigan. El Cuervo de Tres Ojos sabe que irá por él, quiere destruirlo. Quiere eliminar todos los recuerdos, quiere acabar con la humanidad, quiere una Larga Noche. La táctica, entonces, será usarlo como carnada. Él lo esperará en el Arciano, en tanto que Theon lo protegerá junto a los Hijos de Hierro. Otro que puede ver completo su arco de redención y también caer en combate, con algo de su honor restaurado.

En el proceso tuvimos breves y bellos momentos a destacar. El diálogo entre Missandei y Gusano Gris, de los pocos que pueden ver más allá. Con sus vidas de esclavos a sus espaldas, hoy pueden planificar. No piensan en la guerra inminente sino en el futuro. Y ese futuro incluye un viaje a las tierras de ella, a Naath, para ver las playas una vez más. Ser Davos sirviéndole comida a los hombres que se preparan para la pelea, se ve notablemente afectado por una niña con la cara marcada por la psoriagrís. El recuerdo de Shireen Baratheon todavía arde. Hubo momento de relajo para Jon, Sam y Edd, reunidos como los últimos estandartes de lo que fuera la Guardia de la Noche, que después de 10 mil años ha caído. Jorah se encontró con la pequeña Lyanna Mormont, en lo que es su primer diálogo en la serie y sin dudas el primero de sus vidas. Ella es la última heredera de su casa, así que él quiere resguardarla. Pero ella tiene un espíritu indomable y quiere estar en el frente de batalla. Es dura y no le hace reproches. Él ha recuperado su honor por servir a otra Reina, tras haber avergonzado a su familia en tiempos pasados. Y Sam aprovecha el final de la conversación para darle la espada de la familia Tarly al Ándalo. Acero valyrio, de cara a esta posible noche eterna, es un regalo de los dioses.

Para el final, la conversación más esperada. Jon Snow contempla en las criptas la estatua de Lyanna Stark. Daenerys se acerca y por primera vez en el episodio él no le rehuye. Ella no se explica esa contradicción en la personalidad de Rhaegar, cómo alguien que le dicen era tan bueno pudo secuestrar y violar a esta mujer. Pero sabemos que no fue así y Jon Snow devela completamente la historia de su origen. Él es Aegon Targaryen. Daenerys recibe la noticia a la defensiva, como se esperaba. Su hermano y su mejor amigo son quienes respaldan la historia. Sospecha. Después de todo, él tiene un legítimo reclamo al Trono de Hierro. Y antes de que se pueda seguir, otra campanada salva la situación. Es una de alarma. El ejército del Rey de la Noche está a las puertas de Invernalia y ya no hay escapatoria, la batalla estallará en el próximo episodio. La Muerte ya está aquí…

Y ella nunca quiso irse…