Lo mejor de la década: 15 grandes blockbusters

Un repaso por los mejores tanques estrenados entre el 2010 y el 2019.

La llegada de un blockbuster a las salas de cine es sinónimo de reunión. Es un evento que, por su propio diseño, está destinado a reunir masas por dos o más horas y, solo en el mejor de los casos, ofrecer un espectáculo a la altura del presupuesto invertido. Y en una época donde la visualmente espléndida pero argumentalmente conservadora Star Wars: The Rise of Skywalker llegó para quedarse con el puesto de último taquillazo de la década -o al menos es así para la cultura popular-, es bueno repasar quince estrenos que, de alguna manera, llevaron más allá las limitaciones técnicas y narrativas de lo que se considera un buen tanque de Hollywood, algunos donde el sello del autor se puede percibir entre la maquinaria de estudio y otros donde todas sus partes trabajan a un nivel incomparable.
 
Inception (2010)

Inception

A Christopher Nolan (The Prestige) le gusta arrancar décadas con una obra que lleve sus inquietudes narrativas más allá -usualmente, ligadas al tiempo-, por lo que estrenó Memento en 2000 y, el próximo año, intentará volver a romper moldes con la intrigante Tenet. Pero el impacto que causó la protagonizada por Leonardo DiCaprio (Django Unchained), una que llegó después de otro éxito como lo fue The Dark Knight, continúa siendo referencia para otros proyectos que aspiran a lo que el británico logró con pericia, destacándose más allá de su relativamente ambiguo final. Además, es una prueba de la habilidad del cineasta para mezclar géneros, dándole a una heist movie el tratamiento de la ciencia ficción, todo esto para hablar -o al menos hacer alusión- al proceso creativo del cómo implantar una idea.

Interstellar es otro éxito incuestionable, pero su contundencia emocional es ensombrecida por la precisión con la que Nolan maneja los hilos en Incepcion, una que brilla durante un tercer acto que, además de impresionar con sus inigualables secuencias de acción, hace avanzar a sus personajes de maneras que el argumento se mantiene vivo dentro del espectáculo.

Toy Story 3 (2010)

Toy Story 3

Puede que jamás exista una franquicia tan importante para Pixar como lo es Toy Story, la cual arrancó con un primer largometraje que, a día de hoy, se sigue manteniendo tan fresco como si se hubiese estrenado el día de ayer. Es por esto que impresiona que Toy Story 3 no solo haya sido mejor que cualquiera de las dos entregas previas -y, obviamente, que la cuarta-, sino un impresionante despliegue técnico que sigue a los juguetes de siempre en su aventura más peligrosa: escapar de la tétrica Sunnyside. Si a eso se le suma a un genial villano que viene en forma de oso de peluche y un humor que siempre da en la diana, se puede decir que el que se consideró en su momento como «el final» es una película más que redonda.

Por suerte, el estudio no solo se ha limitado a las secuelas, y aunque hubo baches como Monsters University y The Good Dinosaur, Inside Out recordó que las buenas ideas seguían surgiendo, y que la casa de animación americana por excelencia tenía muchas más aventuras por ofrecer.

Harry Potter and the Deathly Hallows (2010 – 2011)

Harry Potter and the Deathly Hallows

Este año se ha distinguido por ser el cierre de varias franquicias, sagas de películas y series de televisión, y aunque algunas han salido airosas en su misión de cerrar cabos de la mejor manera, la última entrega de Harry Potter es un final ejemplar, uno que se siente gigantesco, emocional, arriesgado y totalmente memorable. Su primera parte arroja a sus protagonistas a una aventura donde lo que se puede perder está presente desde el primer momento, ahogando a sus personajes en un drama que, para haber arrancado con una película familiar de Chris Columbus (Home Alone), está cargado de tristeza. Pero, su segunda parte es una épica que convierte a las paredes de Hogwarts en un escenario perfecto para la guerra, una que da a conocer la verdadera naturaleza de todos los magos conocidos hasta el momento.

Un beneficio indirecto es que por fin le permitió a Daniel Radcliffe alejarse de los anteojos circulares para explorar nuevos territorios y así poner a prueba su talento. Fruto de esto es, indirectamente, la cautivadora Swiss Army Man.

Skyfall (2012)

Skyfall

Martin Campbell hizo un trabajo excepcional para dar inicio a la etapa de Daniel Craig (Knives Out) como el agente 007, y aunque el próximo año terminará con la esperada No Time to Die, Skyfall es uno de los puntos más altos para la misma. Y la solución que encontró Sam Mendes (Road to Perdition) para darle nueva vida al personaje fue hacerlo personal, creando a un antagonista -con una brillante actuación de Javier Bardem (No Country For Old Men)- que implica un riesgo personal para M, así como una carta de advertencia para Bond. Lo negativo fue que el cineasta intentó hacer el mismo truco con Spectre, pero mientras que la de 2012 brillaba por enfocarse siempre en las piezas adecuadas y al momento indicado, la otra se convulsionaba en ideas inconclusas.

Además, ninguna queja se le puede hacer al trabajo de fotografía del film, pues Roger Deakins (Revolutionary Road) capturó la acción no solo como un vehículo para la emoción, sino que la dotó de una belleza inusitada, siempre haciendo brillar a su clásico juego de luces y sombras.

Cloud Atlas (2012)

Hay muchas razones por las que la obra de David Mitchell -no confundir con el actor de Peep Show– se consideró imposible de adaptar a la pantalla grande, pero las hay mucho más para afirmar que no hubo mejores talentos que las hermanas Wachowski para hacerlo. Estrictamente, el estatus de Cloud Atlas como un «blockbuster» es discutible, pero sus más de 128 millones de dólares de presupuesto justifican su presencia aquí, al igual que su ambición y su fuerte presencia de estrellas, como lo son Tom Hanks y Halle Berry. A lo largo de tres horas que se van como un instante, se exploran seis historias que van desde un abogado moribundo que escribe sus memorias, hasta una aventura a través de las montañas para descubrir los vestigios de una sociedad pasada. No todas se siguen con el mismo interés, pero se les da un tratamiento que las hace dignas piezas de un todo muy satisfactorio.

Por desgracia, la película se convirtió en uno de los grandes fracasos de 2012, pero sigue siendo una de las experiencias más fascinantes que un proyecto tan caro pueda ofrecer, una que se puede visitar incontables veces con el fin de rescatar mejor el inteligente -y por momentos controvertido- uso de sus actores. Su alcance y profundidad deberían ser ejemplos a seguir en la industria.

Captain America: The Winter Soldier (2014)

La segunda entrega en la saga de Steve Rogers -y la primera dirigida por los efectivos hermanos Joe y Anthony Russo– es todo lo que se espera de un modélico blockbuster: un inspirado elenco que desprende carisma, una trama que no da respiro y, sobre todo, una increíble factura que hizo de sus set-pieces algunas de las mejores en el MCU. Para formar parte de un universo de ya más de 23 películas -siendo la mayoría de ellas más que entretenidas-, la principal virtud de The Winter Soldier es el haber pulido al máximo la fórmula que más tarde se volvería regla: darle un sabor a algún tipo de género -en este caso, el cine de espías- y jamás bajar la guardia, introduciendo elementos que la hacen valiosa como film individual y como pieza de la famosa «Saga del Infinito».

Edge of Tomorrow (2014)

Vive, muerte, y repite. Tom Cruise encabezó con su usual carisma -y también un toque de arrogancia- una de las mejores películas sobre viajes en el tiempo que ha ofrecido Hollywood, y la más entretenida desde Groundhog Day. Lo que al inicio parece un simple thriller de ciencia ficción con un inspirado Cruise y una mucho mejor Emily Blunt (A Quiet Place), deriva en una clase maestra de cómo repetir los mismos pasos y jamás convertirse en un monótono ejercicio de exposición. Además, sus escenas de combate en la playa rescatan la crudeza del mejor cine bélico, cosa que solo se impulsa con la creación de unos seres extraterrestres con un diseño agradablemente fresco, a los que jamás se hace aburrido ver por mucho que se reproduzcan sus apariciones.

No por nada se le considera una de las mejores películas sobre videojuegos, y aunque realmente su material base es un manga, no hay nada más cercano a la experiencia de jugar, morir, aprender e intentar sobrevivir que lo visto en Edge of Tomorrow.

Dawn of the Planet of the Apes (2014)

La nueva trilogía de Planet of the Apes es una de las mejores cosas que le pudo ocurrir al cine de alto presupuesto en los últimos años. Realmente nadie esperaba que una propiedad que parecía haberlo ofrecido todo se reinventara en un dedicado estudio de sus personajes, destacándose el inmenso César de Andy Serkis. Y aunque Rise es un punto de referencia sobre cómo se debe iniciar una historia, y War haya aprovechado con estilo la carga emocional que se tiene por los simios, Dawn deja ver a la sociedad de primates en su máximo esplendor. ¿Lo mejor? Lo bien que Matt Reeves perfila a todos los miembros de la historia, una atención al detalle que no se transpuso tanto a los humanos, pero que igual se salvan por el importante talento involucrado, como el Dreyfus de Gary Oldman.

Las buenas ideas que se tienen en las escenas de combate ayudan a la intensidad de todo su desarrollo, y es particularmente notable que Reeves logre apantallar con la imagen de una simio con dos metralletas sobre un caballo. Como sea, se habla de una trilogía tan inspirada que cualquiera de las tres podría ocupar este puesto.

Mad Max: Fury Road (2015)

No solo es uno de los mejores blockbusters de la década, sino que una de las mejores películas de la misma y, quizás, lo mejor que George Miller (Happy Feet) ha dirigido en su ecléctica carrera. Y es que en un tiempo donde el CGI y el montaje confuso dominaban cualquier escena de acción, el padre de las persecuciones volvió para dar cátedra sobre cómo funciona, y encima lo hizo con la potencia de un vehículo de alto octanaje. Lo mejor de Fury Road es que nos recuerda la arriesgada labor del doble de riesgo, aquel dispuesto a estrellar un vehículo a toda velocidad o a saltar sobre un camión en una motocicleta empolvada. Su riesgo se siente palpable en cada momento, pero eso hace de cada golpe, disparo y colisión un espectáculo como ningún otro.

El peso de las estrellas sigue incuestionable, y el atormentado Max Rockatansky de Tom Hardy solamente da cuenta de su talento, mientras que la Imperator Furiosa de Charlize Theron fue un personaje a quien se le entregó el valor suficiente como para convertirla en la capitana de los tiempos modernos.

Star Wars: The Force Awakens (2015)

J.J. Abrams no lo tenía sencillo. Cuando Disney adquirió la franquicia de Star Wars por la suma de 4 mil millones de dólares, se sabía que poco iban a tardar para dar la orden de una nueva trilogía, y aunque el resultado final se queda con un desenlace sumamente decepcionante, se puede afirmar que arrancó con fuerza. Puede que The Force Awakens no sea la mejor entrega de la saga, principalmente por el cuidado que tiene de revivir viejas glorias en lugar de crear las propias, pero su impecable factura y su condición de «evento cultural» la convierten en uno de los taquillazos más importantes de la década, uno que dejó a todos conformes antes de la ruptura que implicaría la mucho más ambiciosa The Last Jedi.

La de Rian Johnson también tiene sus méritos, pues mientras que cualquiera hubiera aprovechado las bases de la anterior para actualizar The Empire Strikes Back, el director de Knives Out fue por el camino más arriesgado y propuso su propia Star Wars, una que a día de hoy se discute mucho más que El Ascenso de Skywalker.

Logan (2017)

James Mangold fue la persona adecuada para darle punto final a Hugh Jackman y la relación con el personaje de su vida, el salvaje Logan / Wolverine. Como con The Wolverine, dar cuenta de la vulnerabilidad de un héroe a quien se suele identificar como invencible fue el detalle perfecto para una película desgarradora, lo cual es potentemente acentuado por su tono de western crepuscular. Porque además de una despedida al protagonista, también lo es para el icónico Charles Xavier de un inmenso Patrick Stewart, así como una justa introducción para Dafne Keen y su personaje, Laura. Cada uno pudo ser su propia película, pero el libreto se encarga de darle el espacio para que todo deje la mejor de las impresiones, sin importar qué otras cosas se dejen de lado.

La película también fue el culmen de varias ideas que se llevaban esperando por años: Mangold por fin se pudo reunir con el género que tanto lo inspiró -así como con la música de Johnny Cash-; gracias a la clasificación restringida se logró ver al lado más violento de Logan; y, como lo dice su último diálogo, el mítico personaje por fin pudo sentirse como jamás logró en vida.

Blade Runner 2049 (2017)

De toda la lista, el anuncio de Blade Runner 2049 es quizás la que mayor revuelo causó. ¿Hacerle una secuela al clásico de Ridley Scott, el cual justamente apoyaba su final en la ambigüedad? Imposible. Pero Denis Villeneuve subió a bordo y entregó una historia que no solo respetaba a la obra original, sino que la expandía para dar un nuevo recorrido a través del triste mundo distópico. Y desde un punto de vista conceptual, la secuela es un impecable manjar visual que se mantiene a la altura durante su más de 2 horas 40 de duración, siendo uno de los mayores éxitos para Roger Deakins. Pero la trama también tiene algo que decir, y la mezcla de ciencia ficción con cine negro es el perfecto envoltorio para una investigación con un final tan tenso como el de la primera entrega.

También forma parte de la extensa lista de papeles que parecen creados para Ryan Gosling, cuya contenida expresividad está justificada por tratarse de un replicante, y le acompañó un reparto de lujo encabezado por Harrison Ford, la ascendente Ana de Armas, y una amenazante Sylvia Hoeks.

Mission Impossible: Fallout (2018)

Es complicado elegir la mejor película de Mission: Impossible de la década porque bien podría ser la mejor franquicia de blockbusters. Ghost Protocol se aprovechó de contar con Brad Bird, uno de los mejores narradores visuales, mientras que Christopher McQuarrie hizo de Rogue Nation un espectáculo con momentos tan impresionantes como el de la Ópera de Viena, demostrando que su talento para crear una escena de acción lo hace el perfecto compañero de Tom Cruise, quien en menos de diez años escaló el Burj Khalifa, se colgó de un avión y realizó un salto HALO real. Este último es uno de los mejores momentos de Fallout, la cual fue la primera en repetir director y cuenta con un tono de culminación, haciéndola perfecta para ganarse el lugar que merecen todas sus compañeras.

En Mad Max se mencionó la dedicación de los dobles de riesgo, y la de Tom Cruise es una que no se queda atrás. El resultado que se ve en pantalla es el fruto de meses en que el actor pasó abocado a encontrar la mejor manera de hacer una escena, comprometiéndose totalmente a entregar lo mejor de lo mejor en la pantalla grande y, para disfrute del público, sufrir un poco en el proceso.

Avengers: Infinity War (2018)

Dicen que un héroe es tan grande como su villano, y Thanos es uno de los mejores antagonistas que han pisado el ambicioso Universo Cinematográfico de Marvel. Si Infinity War es la más memorable entre las ya cuatro entregas de Avengers es un tema para debate, pero aunque la de 2012 sea recordada por ser la primera vez, Age of Ultron por intentar apuntar a una nueva dirección y Endgame por ofrecer uno de los finales más satisfactorios de 2019, ninguna es tan dedicada y continuamente inspirada en sus momentos como la mencionada. Además, la pluma de McFeely y Marcus hizo un esfuerzo nunca antes visto para narrar una historia con tantos personajes yendo de un lado a otro, teniendo conversaciones tan simpáticas como las que el estudio acostumbra ofrecer. El resultado quizás le quite el tiempo de pantalla a otros, pero sigue siendo una impactante pieza de entretenimiento que inclusive hace lucir a sus defectos.

Su final, un cliffhanger para los héroes y un cierre para su villano, sigue poniendo los pelos de punta. Y aunque desde el momento en que se presenció tal escena se podía inferir lo que pasaría a continuación, no deja de ser una secuencia tan potente como el score de Alan Silvestri, quien compuso un inigualable himno a la victoria -e inevitable derrota- de Thanos.

Spider-Man: Into the Spider-Verse (2018)

El cine de superhéroes debería hacer caso a lo realizado en Into the Spider-Verse, una de las últimas producciones del implacable dúo creativo de Phil Lord y Christopher Miller, quienes tras abandonar el que pudo ser un enorme tanque de Hollywood -nada menos que Solo, del universo Star Wars-, se abocaron a un proyecto cargado de pasión. Su rupturista animación, que hace de cada plano una bella imagen con una concienzuda composición llena de amor por el personaje, hace que el estilo se mezcle con la carga temática, con una variedad de influencias que le da su propio sabor a cada arácnido. Pero sobre todo, es la historia de Miles Morales, alguien quien está en búsqueda de su propio viaje del héroe y que se prueba como un protagonista a quien se deberá seguir de cerca, pues su secuela ya está en camino.

Se tenía el temor de que sus méritos técnicos ensombrecieran los narrativos, pero el guion del mismo Lord y Rodney Rothman toma las mejores decisiones para que la historia de Miles se sienta novedosa y la de Parker necesaria, siendo la mejor entre las cinco películas del amigable vecino que se han estrenado en los pasados 10 años.

Y para ustedes, ¿cuáles fueron los mejores blockbusters de la década pasada?