Mi nombre es Alice y este es mi mundo: una recorrida por la saga Resident Evil

Se estrena la quinta entrega de la brutal franquicia de acción liderada por Milla Jovovich. Acá un repaso por los puntos cúlmines de una de las sagas zombies más populares del momento.

Desde 1996, la fecha en que la empresa Capcom desarrolló y lanzó al mercado la primera entrega de Resident Evil, el mundo de los no-muertos cambió drásticamente. En los años a seguir surgiría una malévola empresa bajo el nombre de Umbrella Corp., nombres tales como el de Jill Valentine, Chris Redfield o Albert Wesker saltarían a la fama como epónimos del bien y el mal, y una franquicia millonaria rompería todos los récords habidos y por haber.

Seis años después, y tras largas negociaciones que incluían a George A. Romero -el segundo padre de los zombies-, la primera entrega cinematográfica de Resident Evil vio la luz del día, apadrinada por un director que no deja a nadie indiferente: Paul W.S. Anderson. Con motivo de la inminente llegada de la quinta parte, daremos un vistazo retrospectivo a esta serie que genera tantos fanáticos como detractores por igual.

Sería el 2002, finalmente, el año en que Resident Evil se estrenara en cines. Tras arduas negociaciones que excluyeron un guión casi calcado del primer videojuego por parte de George A. Romero, Sony y Screen Gems, en cooperación con Capcom, favorecieron la idea fresca del ascendente director Paul W.S. Anderson. Este director, quien ya había adaptado otro videojuego al cine (Mortal Kombat) optó por desviarse del escenario de la mansión repleta de misterios y muerte en cada esquina que se planteaba e introducir a un personaje principal que con los años se volvería icónico, aunque nunca supiésemos su nombre hasta el momento de los créditos: Alice. Apegándose a la idea del encierro y el survival horror que destilaba el juego, se presentó desde el comienzo la idea de una empresa multinacional que escondía más de un secreto en sus instalaciones subterráneas. Esto supuso una sólida base para la saga, pero encontró en los fanáticos a sus principales detractores, quienes se sintieron traicionados al no ver reflejada la historia completa de la primera entrega.

Aunque la crítica no la favoreció, Resident Evil recaudó mundialmente tres veces lo que fue su presupuesto, concediéndole una secuela que llegaría dos años después.

Tras un explosivo inicio y una escena final que dejaba los pelos de punta, Resident Evil: Apocalypse se estrenó en septiembre de 2004. Excediendo las expectativas y recaudando un poco más que la original, se trata de la entrega que más se apega a la trama de los juegos, siendo el escenario principal una Raccoon City devastada por el escape del virus T y abarrotada de muertos vivientes. Personajes tan populares como la aguerrida Jill Valentine o el soldado Carlos Olivera hicieron acto de presencia en una entrega en la que el horror se escatimó y la acción dio el paso definitivo para crear una continuación interesante pero algo magra, en la cual el punto de atención siguió siendo el evolucionado personaje de Milla Jovovich y su indestructible Alice.

Para septiembre de 2007, la saga había llegado a su punto cúlmine. Con mucha expectativa por cada nueva entrega que se avecinaba, Sony anunció que Resident Evil: Extinction sería el final de la trilogía, cerrando definitivamente la historia de Alice en su cruzada contra Umbrella. Expandiéndose hasta límites insospechados, Extinction eligió el camino del apocalipsis absoluto mostrando un planeta Tierra completamente desolado y desértico, en donde los pocos sobrevivientes recorrían los caminos en busca de alimento y un lugar al cual llamar hogar de nuevo. Con más acción y sangre que nunca, Anderson (siempre guionista de la saga, mas no el director) le imprimió a esta tercera entrega un homenaje sustancial a la serie Mad Max, en donde los parajes desérticos dominaban la pantalla.

Recaudando aún más que sus predecesoras y con un final abierto a más no poder, Extinction cerró una trilogía para comenzar otra en lo que sería un nuevo redescubrimiento de la saga.

Con una impensada cuarta entrega en ciernes, hubo varios detalles que llevaron a que Resident Evil: Afterlife fuese el suceso más grande de la serie hasta el momento. En primera instancia, significó el regreso de Anderson a la silla del director además de la del guionista, así como también la incorporación del 3D al proyecto y no cualquiera, sino el mismo utilizado en la taquillera Avatar de James Cameron. Por otra parte, aunque la historia seguía girando en la interminable lucha entre la Corporación Umbrella y los pocos sobrevivientes, el film se enfocó en presentar escenas de acción bastante pintorescas mezcladas con una historia bastante lineal y un uso del 3D que la favorecía muchísimo, convirtiéndose en un combo que los seguidores supieron apreciar como el estandarte de la saga, al romper todos los récords que poseían sus predecesoras. La crítica no la trató bien, pero la recaudación fue suficiente para garantizar una quinta entrega.

Y finalmente llegamos a Resident Evil: Retribution. Dos años después del éxito de la cuarta, Paul W.S Anderson regresa una vez más para continuar lo que dejó inconcluso en la anterior, con un inminente ataque por parte de Umbrella y el inesperado regreso de un aliado convertido en enemigo. Retribution se nota más grande y adrenalínica que la anterior, y agrega aún más personajes de los videojuegos para el inminente final en la sexta y última. Favoritos como Leon Kennedy, la traicionera Ada Wong y el robusto Barry Burton tendrán sus momentos en esta quinta parte que promete ser un festín de acción, una balacera constante, mucha hemoglobina y, sobre todo, lo será nuevamente en 3D. ¿Se le puede pedir algo más?