Mike Flanagan: el nuevo Rey del Horror

Un repaso a la filmografía del director de Doctor Sleep.

Mike Flanagan, Doctor Sueño, Doctor Sleep

Quizás no lo conozcan del todo, o quizás vivan en una burbuja, pero Mike Flanagan se ha ido convirtiendo de la noche a la mañana en un cotizado y codiciado director dentro del género del terror, que ha revitalizado el vapuleado honor del mismo haciendo trabajo de hormiga y empezando desde cero, con muchas ideas intrigantes y ejecuciones novedosas, supliendo los costes de producción por inventiva pura, tanto narrativa como técnicamente. Con motivo del estreno de Doctor Sueño le damos un repaso a la filmografía del realizador norteamericano, que ya podemos considerar como un Maestro del Horror.

 
Absentia (2011)

Mike Flanagan, Absentia

Algo que siempre digo y me encanta confirmarlo con ciertas películas, es que las grandes ideas no necesitan grandes presupuestos. Sin ir más lejos, el debut de largometraje narrativo de Mike es una propuesta minimalista que le saca provecho a su lúgubre historia y la convierte en una de terror diferente. Patrocinada via crowfunding mediante la plataforma Kickstarter, Absentia cuenta la historia de una mujer embarazada cuyo marido ha estado desaparecido durante siete años, y su lucha interna reside en el hecho de que debe firmar los papeles que lo declaren muerto en ausencia (de cuerpo) para poder proseguir con su vida. Su hermana menor llega para ayudarla, pero ambas se ven inmersas en un embrollo que se aproxima a lo sobrenatural pero nunca se aleja del drama humano de las dos. La carta de presentación de Flanagan no podía ser un mejor augurio, construyendo un thriller intenso y sin aspavientos, que vira hacia el horror cuando debe y entrega uno de los finales más brutales y salvajes que recuerde en la última década, sin siquiera despeinarse en el intento. Sugerente y terrorífica cuando debe, Absentia es todo un logro que demuestra que menos a veces significa más.

Oculus (2013)

Mike Flanagan, Oculus

Para su segundo film, Mike optó por expandir uno de sus cortometrajes y jugársela un poco más, tanto en aspecto narrativo como en cinematográfico. Con un objeto maldito como motivo de desgracia principal (un suntuoso y tétrico espejo), Oculus narra las peripecias de dos hermanos en dos líneas temporales, cuando eran niños y vivían en casa con sus padres, y once años después, luego de que una tragedia sacudiese al clan y los hermanos se reúnan para dilucidar qué sucedió en ese entonces. Gracias al carisma de Karen Gillan, Brenton Thwaites y Katee Sachoff es que Oculus sale adelante con una trama que evoca miedo absoluto en ciertos pasajes y nunca pierde de vista la línea de llegada. Por más que el final se vea telegrafiado mucho antes del desenlace, Oculus nunca toma por idiota a su espectador y lo envuelve en sus muchos trucos para crear una experiencia tramposa e ingeniosa a la vez.

Before I Wake (2016)

Mike Flanagan, Before I Wake

Filmada a finales de 2013 pero estrenada comercialmente en 2016, y en terreno norteamericano en Netflix en 2018, Somnia -tal es el título original- sufrió en las estanterías de la casa productora, donde una incipiente falta de imaginación a la hora de vender un ciertamente difícil producto retrasó la liberación de esta oscura fábula de fantasía, que posee elementos de horror, pero un doloroso corazón dramático interno que late con mucha fuerza. Kate Bosworth y Thomas Jane lideran este elenco como dos padres que, tras una terrible pérdida, adoptan un adorable niño (Jacob Tremblay, que filmó la película antes del estallido de fama que tuvo con Room) quien tiene la habilidad de darle corporeidad a sus sueños… y a sus pesadillas. Semejante poder no pasa desapercibido para los flamantes padres, quienes se encuentran en una macabra disyuntiva cuando de alguna manera pueden recuperar a un ser querido momentáneamente gracias a esta situación. ¿Van entendiendo por qué fue tan dificultoso vender esta propuesta como una de terror? Aunque hay ciertos toques de género -algunos más efectivos que otros- es el centro emotivo del film el que termina ganando terreno y consagrando a Flanagan como más que un simple director de horror convencional.

Hush (2016)

Mike Flanagan, Hush

Gracias al retraso de Somnia y a una alineación de planetas digna de estudiar, el 2016 tuvo no uno ni dos, sino ¡tres! largometrajes de Mike, siendo uno de ellos la atrapante pesadilla insonora Hush. A medio camino entre slasher e invasión hogareña, Flanagan filmó este asfixiante thriller casi en secreto y con un as bajo la manga: la introducción de su flamante esposa Katie Siegel como protagonista y guionista. ¿El giro? Maddie es una escritora de novelas de misterio sordomuda, quien ve alterada su pacífica vida cotidiana por un enmascarado que comenzará a acecharla insistentemente hasta que pueda terminar con su vida. La discapacidad de la protagonista genera un nuevo tipo de final girl, aguerrida a más no poder que demanda una demostración física actoral exhaustiva de parte de Siegel, que se corona como una nueva reina del grito a idolatrar, por más que no pueda gritar a todo pulmón. Quizás no sea la película más experimental del director, pero plasmar técnicamente el estado mental de la protagonista con muchos silencios y pausas dio sus resultados en esta impactante cacería, que recibió laureles de los enormes Stephen King y William Friedkin (El Exorcista).

Ouija: Origin of Evil (2016)

Mike Flanagan, Ouija: Origin of Evil

Si bien la primera Ouija fue todo un éxito comercial, dejó bastante que desear en el apartado historia, donde el popular juguete de Hasbro fue el epicentro de un film de terror convencional y mediocre. El todopoderoso productor Jason Blum, entonces, decidió encarar una continuación completamente diferente, y ahí es donde entra nuestro muchacho estrella Mikey, quien confeccionó una precuela que supera a su predecesora en absolutamente todos los aspectos. La historia nos lleva al año 1965, donde una madre (Elizabeth Reaser) y sus dos hijas (Annalise Basso, Lulu Wilson) se ganan la vida engañando a gente creyente con su negocio de sesiones espiritistas falsas. Cuando un nuevo material de utilería en forma de tablero de Ouija entre en su hogar, las puertas de lo desconocido no tardarán en abrirse y liberar una entidad maligna sobre ellas, como si llegar a fin de mes no fuese temor suficiente para la familia. No se puede decir que Flanagan esquive los lugares comunes, porque recae en ciertos vicios como los sustos imprevistos, pero apoyarse nuevamente en la situación dramática de las Zander como motor emotivo resulta totalmente satisfactorio y eleva una vara que estaba por los suelos. Es el trabajo más impersonal del director, pero no por ello menos disfrutable.

Gerald’s Game (2017)

Mike Flanagan, Gerald's Game

Durante años se consideró a esta novela de Stephen King como infilmable debido a la cantidad de diálogos internos que tiene la protagonista absoluta Jessie Burlingame (una inspirada Carla Gugino en, me atrevería a decir, su papel consagratorio) pero el proyecto pasión de Mike finalmente logró lo imposible: un brutal viaje de terror interno y externo, donde una situación empeora cada vez más con el paso del tiempo, y las opciones de escape pueden resultar peores que el presente predicamento. Lo grandioso del film es que mezcla el terror psicológico con el visceral de una manera completamente orgánica, entregando un viaje inolvidable e intenso no apto para personas impresionables pero completamente gratificante. Netflix no se equivocó al ocuparse de la distribución, y tampoco en darle carta blanca a Flanagan para su proyecto más ambicioso y complejo hasta la fecha.

The Haunting of Hill House (2018)

Mike Flanagan, The Haunting of Hill House

La adaptación de la novela de terror gótico de Shirley Jackson es una que toma muy libremente ciertos aspectos de la misma, pero rearma una saga familiar de terror, pérdida y angustia en diez episodios televisivos que resultan el trabajo consagratorio de Flanagan en el género, donde las líneas entre el terror y el drama se entremezclan y el manejo de tiempos narrativos cruza el pasado y el presente de una manera sublime, como solo un enorme director puede lograrlo. Liderado por un talentoso elenco -muchos son colaboradores de antaño de Mike, hasta su esposa-, cada capítulo arroja luz sobre la atribulada familia Crain y su paso por la mansión de Hill House, que los marcó a fuego y apenas les permitió crear un esbozo de vidas normales ahora ya de adultos. No es nada fácil adaptar lo que se considera una obra cúlmine en el género, pero Flanagan ha logrado homenajear la novela original y darle un nuevo giro, una bocanada de aire fresco en un subgénero gastado y repetitivo, para darle vida a una antología de horror y drama que cala hondo, porque terminamos de conocer a fondo a sus protagonistas y todas las tragedias que les suceden. Con esta última pieza de dominó en lugar, no tengo duda alguna de que la adaptación de Doctor Sueño será un largometraje épico que le hará honor a la secuela literaria como a la inmensa obra de Stanley Kubrick.