Recap de Pam & Tommy: una extensa y abrumadora presentación

La protagonizan Sebastian Stan y Lily James.

¿De qué va? Años 90. En el mejor momento profesional de Pamela Anderson, luego de casarse -de manera un tanto apresurada- con el baterista de Mötley Crüe, Tommy Lee, un carpintero estafado por el músico buscará venganza contra el famoso matrimonio. ¿El golpe? El hallazgo de un video íntimo que convulsionaría al mundo.

Desde que se anunció el lanzamiento de esta serie, más allá de la favorable repercusión que produjo la increíble elección y caracterización de Pamela Anderson (Lily James) y su ex esposo, Tommy Lee (Sebastian Stan), era inevitable preguntarse sobre el tratamiento que tendría esta nueva producción de Star+. Por un lado, resultaba inquietante pensar en cómo se abordaría un producto que no contaba con la bendición de los dos protagonistas que daban nombre a la serie, amén de que cuando se trata de casos reales y controversiales dicha desaprobación no suele ser muy extraña. Pero, por otra parte, daba que pensar no solo el hecho de tratarse de un tema delicado como la -primera- filtración de un video sexual, sino también de revivir un doloroso recuerdo de la vida de Anderson, tanto por violar su intimidad como por ser un daño irreversible en su vida profesional.

Los primeros tres episodios dirigidos por el correcto Craig Gillespie (Cruella, 2021) alternan entre el pasado que unió a la polémica pareja (todo el episodio 2 está dedicado a ello) y el presente en el que el patético Rand Gauthier (Seth Rogen) se cruza en sus vidas, primero como empleado de la mansión Lee/Anderson y luego como el ladrón del controversial video. Por el momento, no son muchas las conjeturas precisas que puedan hacerse puesto que, en realidad, lo que realmente interesa ver inicia tras el fin del tercer episodio. No obstante, algunos detalles encienden la alarma de lo que vendrá.

En primer lugar, estamos ante una realización que prioriza el estímulo fácil y superficial en todo momento. Todo está construido en torno a una permanente estilización que apela a la caricaturización constante -a veces de manera un tanto grotesca, por ejemplo, en una escena que involucra al pene de Tommy Lee- o a abrumar de manera desquiciada a través de un soundtrack de shazameables hits que solo dan cuenta de que Pam & Tommy es un producto cool, aunque no tienen mucho que aportar en el desarrollo narrativo de la serie.

Por otra parte, poco se ve el supuesto respeto con el que se buscaba trabajar a Pamela Anderson, no por una cuestión interpretativa de Lily James, sino más bien por el enfoque que se le da al personaje. Si bien durante algunos momentos se enfatiza en el contexto de la época, puntualmente en como los realizadores de Baywatch sexualizaban a la actriz, no se percibe mucho interés en que el registro de James exceda lo meramente kitsch (y ni hablar en el caso de Sebastian Stan).

Indudablemente, poco podría importar al día de hoy la mera biografía de dos artistas que ni siquiera gozan del interés del público millennial o centennial. Menos aún la de un lastimoso e inexpresivo ¿antagonista? que busca desquitarse de sus miserias hasta cuando reza. Sí, en cambio, resulta interesante detenerse no solo en el auge de internet, su progresiva explotación, y el inicio de este tipo de divulgación indebida, lamentablemente masiva y casi naturalizada al día de hoy. Quizás allí esté uno de los mayores desafíos de Pam & Tommy, que por el momento solo destinó tres episodios para llevar a cabo un rejunte de situaciones que no hacen mucho al caso principal y, dicho sea de paso, tampoco sorprenden en su básico tratamiento.

Desde ya, esta alargada presentación, más allá de varios vicios que de todas maneras son celebrados por presumirse irreverentes, es entretenida y al menos no sepulta de manera contundente el interés por continuar con lo que debería ser un interesante suceso de la cultura popular.